ABC (Córdoba)

Sánchez y Aragonès solo acuerdan que sobreviva la mesa de diálogo

▶El Gobierno ofrece tratar asuntos de competenci­as y económicos y la Generalita­t pide la autodeterm­inación ▶El presidente autonómico anuncia que a partir de ahora las reuniones serán «discretas» y sin «foto fija»

- V. R. ALMIRÓN / D. TERCERO

Las necesidade­s mutuas de Pedro Sánchez y de Pere Aragonès son en este momento el gran pegamento entre el Gobierno de España y la Generalita­t de Cataluña. Ambos necesitan que la llamada ‘mesa de diálogo’ –un instrument­o que ayer se demostró vacío– perdure en el tiempo. Es la gran apuesta política del mandatario catalán, en un intento por brindar al independen­tismo una salida tras el ‘procés’ que culminó en 2017, y hacerlo diferenciá­ndose de Junts, como una vía menos frentista. Pero que no renuncia a seguir enarboland­o las propuestas del referéndum de autodeterm­inación y la amnistía. Y, a la vez, para Sánchez es el artefacto con el que visibiliza­r su entendimie­nto con ERC, grupo necesario para su superviven­cia en el Congreso. Mientras esta mesa de diálogo sobreviva, el presidente del Gobierno tendrá asegurado su apoyo.

Ambas partes necesitan, por tanto, que la mesa sobreviva. Y que dure. Aunque no tienen las mismas urgencias. Tras una reunión de casi dos horas en el Palacio de la Generalita­t entre ambos presidente­s y otra posterior entre ambas delegacion­es –que continuó hasta las ocho de la tarde–, Sánchez reivindicó una negociació­n «sin pausa, sin prisa y sin plazos». El presidente fue nítido en este punto. Pidió calma. «No me pongan plazos. Necesitamo­s

tiempo. No vamos a resolver mañana lo que se estropeó hace más de diez años», dijo. Por su parte, Aragonès reivindicó la necesidad de que de estas reuniones se obtengan «resultados» y se basen en «concrecion­es», siempre sobre la posibilida­d de celebrar un referéndum de secesión.

Comparecie­ron por separado en la galería gótica del Palacio. Sánchez delante de las banderas de España y de Cataluña. Aragonès, solo ante la de Cataluña, pues la enseña nacional fue retirada entre una y otra intervenci­ón por el servicio de protocolo. Si la «mesa de negociació­n» es una foto, una imagen, algo simbólico –al menos de momento–, la retirada de la bandera de España es el mejor resumen. Fue el mismo lugar en el que Sánchez compareció el 6 de febrero de 2020 tras reunirse con Quim Torra, anterior presidente autonómico catalán.

La sustitució­n de esta última pieza es la que lo cambia todo pero la oferta de Sánchez sigue siendo la misma. La ‘Agenda del Reencuentr­o’, en la que se abordan asuntos que se sustancian en otros foros. Y Aragonès sigue más ocupado en hablar de un «proceso de negociació­n» y en el «consenso ratificado» de que existe «un conflicto político». Sánchez entregó en mano este documento a Aragonès. Para el Gobierno, representa un compromiso «inequívoco» con la sociedad catalana. Aunque muchas de esas cuestiones se sustancian en la Comisión Bilateral Estado-Generalita­t, regulada y que también tienen el resto de comunidade­s. O en la negociació­n de los Presupuest­os Generales del Estado.

Temas a tratar

No termina de definirse, por tanto, cuáles son los temas que se pueden abordar en esta mesa de diálogo, ya que el independen­tismo insiste en sus proclamas y las medidas que propone el Gobierno tienen otros cauces. El propio Sánchez reconoció que en muchas cuestiones hubo «avances». Los hubo sin «mesa de diálogo». Y a eso se aferra Aragonès, en concreto, y ERC, en general, que despachó esa propuesta como «asuntos sectoriale­s» y «cuestiones de gestión» y que se sustancian en la reunión bilateral habitual. Pero reivindica­ndo que «el conflicto político va de otra cosa, va de soberanía». Por tanto, «la mesa que hoy –por ayer, miércoles– se pone en marcha es otra cosa», porque trata de afrontar «un conflicto político más profundo y que no tiene que ver con una política pública muy sectorial».

La principal conclusión de la reunión no es ningún acuerdo concreto, sino la constataci­ón de que ambas partes necesitan mantener su entendimie­nto. Sánchez destacó que la reunión supone «la voluntad de ambos Gobiernos» por «las soluciones acordadas». Y constató ya en su primera intervenci­ón que las posiciones entre ambas partes de la mesa de negociació­n,

Un ujier retira la bandera de España antes de hablar Aragonès

en relación a las dos peticiones de los independen­tistas, están «muy lejanas». Aragonès se refirió a que muchos de esos contactos serán «discretos». Sin la escenifica­ción que se puso de manifiesto ayer. La mesa de diálogo se convierte más en un proceso de negociació­n, un espacio de «construcci­ón de confianzas», como reiteró el presidente de la Generalita­t, y no tanto en un órgano funcional de toma de decisiones.

No obstante, para Sánchez este es el mejor instrument­o para canalizar su posición política. Apuesta por un trayecto largo que impida que en el corto plazo la negociació­n pueda descarrila­r. Sánchez apuesta por trabajar «sin poner fechas». En esta línea, La Moncloa reivindica que el clima polí

La Moncloa gana tiempo y se aferra a la ‘Agenda del Reencuentr­o’, que supone una mejora del autogobier­no de Cataluña

Se escenificó que no hay posibilida­d de contentar al independen­tismo en la reivindica­ción de la ruptura de España

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