Diga mesa, diga ventana
PSOE y ERC no pueden llegar a acuerdo alguno, el objetivo es alargar el chicle
tico y social en Cataluña ha mejorado notablemente en comparación con el momento en el que el PSOE accedió al cargo, tras el mandato de Mariano Rajoy y la culminación y fracaso del ‘procés’, en 2017. Además, señalan la importancia de su esfuerzo por diluir el debate sobre el modelo territorial. Para ello se justifica que la pandemia ha reordenado las prioridades y que los gobernantes deben adaptarse a esa nueva realidad.
Sin embargo, en un debate que se circunscriba a las dos reclamaciones tradicionales de los independentistas no hay espacio para el avance. «Para nosotros, ni el referéndum ni la amnistía son posibles», insistió Sánchez. No solo porque la Constitución lo impida, dijo, sino porque «la sociedad catalana no merece «otro desgarro».
Así, la lectura de que el acto de este miércoles era poco más que una imagen la confirmó el propio Sánchez cuando resumió y defendió su reunión con Aragonès: «Ha merecido la pena. Las imágenes son importantes desde el punto de vista político. Lo sustantivo es que se está celebrando la reunión y que los presidentes se han reunido». Y acabó por ratificarse a última hora de la tarde con los comunicados de las dos delegaciones. El Gobierno, centrado en la ‘Agenda del Reencuentro’ y la Generalitat en la independencia.
Presupuestos y El Prat
El líder del Ejecutivo quiso desvincular estos encuentros de la negociación de los Presupuestos (PGE) para 2022: «No hemos hablado de PGE». De este modo, al prolongar en el tiempo los trabajos de esta mesa, el Gobierno pretende evitar un fracaso prematuro que pueda poner en riesgo el apoyo de ERC al Gobierno es, que como el de Barcelona,
de coalición. El presidente se comprometió a presentar el proyecto de Presupuestos a finales de septiembre. Aragonès dijo que «todo ayuda», y que si los Presupuestos «son buenos» se puede avanzar. Pero también coincidió en desvincular esas cuestiones de la mesa de diálogo.
Sobre el aeropuerto de BarcelonaEl Prat, ambos constataron que no ha posibilidad de acuerdo a corto plazo. Trataron la cuestión en la reunión entre presidentes y no hay novedades: «No existe una posición madura por parte de la Generalitat para abordar esta inversión. No existe consenso institucional», dijo Sánchez. Para Aragonès, «falta consenso» para avanzar en este tema y solo trataron el asunto de la inversión de 1.700 millones de euros por parte del Ejecutivo «brevemente». «Estamos centrados en cosas más relevantes», apuntó el president.
TÓMENSELO con calma, porque esto lo van a hacer durar. Es muy probable que ya les parezca demasiado, pero Pere Aragonès apenas lleva cien días como presidente de la Generalitat. En ese tiempo ha evitado en lo posible exponerse y hacer el ridículo, él y la institución –nada que ver con la presidencia del muy folklórico Quim Torra–, aunque también se ha bastado solito para echar por la borda, habrá que ver si de manera definitiva, 1.700 millones de inversión en El Prat por unas marismas que, lo dijo el otro día Alejandro Fernández (PPC), ciertamente no son Doñana. Triste balance. Si a los lectores de ABC estos cien días les parecen ya muchos, para Aragonès, y para una Esquerra que no tenía un presidente de la Generalitat desde la República, con tres meses no les alcanza, claro.
Es desde esta perspectiva que debe leerse el gran ejercicio de ilusionismo que es esta mesa de diálogo, no otra cosa que un pacto de supervivencia entre el Gobierno de España y la mitad de la mitad de Cataluña, que es a quien viene a representar ERC siendo muy generosos. Una mesa que es en realidad un artefacto condenado al fracaso, porque su objetivo no es otro que el de su propia existencia, una manera de alargar el chicle de la legislatura, en Madrid y en Barcelona, porque cuando no hay punto de encuentro posible, porque cuando lo que propone una parte no tiene encaje ni a machamartillo en el marco constitucional, podríamos tanto hablar de mesa como de ventana.
No hay plazos, no hay calendario, la previsión es que esto dure... patada hacia adelante. Sabiendo que no hay acuerdo en el horizonte, a no ser que ERC se conforme con un Estatut 2006 ‘reloaded’ –no parece probable–, o que el PSOE arruine aún más su horizonte electoral con una propuesta invendible fuera de Cataluña, la estrategia de socialistas y republicanos es tan descarada como el ujier de Palau retirando ayer la bandera española antes de hablar Aragonès: aguantar, tras las municipales de 2023 ya veremos, nuevo capítulo del ‘manual de resistencia». ERC y el PSOE se tejen una red se socorro mutuo. Aragonès solo lleva cien días.