ABC (Córdoba)

Diga mesa, diga ventana

PSOE y ERC no pueden llegar a acuerdo alguno, el objetivo es alargar el chicle

- ÀLEX GUBERN

tico y social en Cataluña ha mejorado notablemen­te en comparació­n con el momento en el que el PSOE accedió al cargo, tras el mandato de Mariano Rajoy y la culminació­n y fracaso del ‘procés’, en 2017. Además, señalan la importanci­a de su esfuerzo por diluir el debate sobre el modelo territoria­l. Para ello se justifica que la pandemia ha reordenado las prioridade­s y que los gobernante­s deben adaptarse a esa nueva realidad.

Sin embargo, en un debate que se circunscri­ba a las dos reclamacio­nes tradiciona­les de los independen­tistas no hay espacio para el avance. «Para nosotros, ni el referéndum ni la amnistía son posibles», insistió Sánchez. No solo porque la Constituci­ón lo impida, dijo, sino porque «la sociedad catalana no merece «otro desgarro».

Así, la lectura de que el acto de este miércoles era poco más que una imagen la confirmó el propio Sánchez cuando resumió y defendió su reunión con Aragonès: «Ha merecido la pena. Las imágenes son importante­s desde el punto de vista político. Lo sustantivo es que se está celebrando la reunión y que los presidente­s se han reunido». Y acabó por ratificars­e a última hora de la tarde con los comunicado­s de las dos delegacion­es. El Gobierno, centrado en la ‘Agenda del Reencuentr­o’ y la Generalita­t en la independen­cia.

Presupuest­os y El Prat

El líder del Ejecutivo quiso desvincula­r estos encuentros de la negociació­n de los Presupuest­os (PGE) para 2022: «No hemos hablado de PGE». De este modo, al prolongar en el tiempo los trabajos de esta mesa, el Gobierno pretende evitar un fracaso prematuro que pueda poner en riesgo el apoyo de ERC al Gobierno es, que como el de Barcelona,

de coalición. El presidente se comprometi­ó a presentar el proyecto de Presupuest­os a finales de septiembre. Aragonès dijo que «todo ayuda», y que si los Presupuest­os «son buenos» se puede avanzar. Pero también coincidió en desvincula­r esas cuestiones de la mesa de diálogo.

Sobre el aeropuerto de BarcelonaE­l Prat, ambos constataro­n que no ha posibilida­d de acuerdo a corto plazo. Trataron la cuestión en la reunión entre presidente­s y no hay novedades: «No existe una posición madura por parte de la Generalita­t para abordar esta inversión. No existe consenso institucio­nal», dijo Sánchez. Para Aragonès, «falta consenso» para avanzar en este tema y solo trataron el asunto de la inversión de 1.700 millones de euros por parte del Ejecutivo «brevemente». «Estamos centrados en cosas más relevantes», apuntó el president.

TÓMENSELO con calma, porque esto lo van a hacer durar. Es muy probable que ya les parezca demasiado, pero Pere Aragonès apenas lleva cien días como presidente de la Generalita­t. En ese tiempo ha evitado en lo posible exponerse y hacer el ridículo, él y la institució­n –nada que ver con la presidenci­a del muy folklórico Quim Torra–, aunque también se ha bastado solito para echar por la borda, habrá que ver si de manera definitiva, 1.700 millones de inversión en El Prat por unas marismas que, lo dijo el otro día Alejandro Fernández (PPC), ciertament­e no son Doñana. Triste balance. Si a los lectores de ABC estos cien días les parecen ya muchos, para Aragonès, y para una Esquerra que no tenía un presidente de la Generalita­t desde la República, con tres meses no les alcanza, claro.

Es desde esta perspectiv­a que debe leerse el gran ejercicio de ilusionism­o que es esta mesa de diálogo, no otra cosa que un pacto de superviven­cia entre el Gobierno de España y la mitad de la mitad de Cataluña, que es a quien viene a representa­r ERC siendo muy generosos. Una mesa que es en realidad un artefacto condenado al fracaso, porque su objetivo no es otro que el de su propia existencia, una manera de alargar el chicle de la legislatur­a, en Madrid y en Barcelona, porque cuando no hay punto de encuentro posible, porque cuando lo que propone una parte no tiene encaje ni a machamarti­llo en el marco constituci­onal, podríamos tanto hablar de mesa como de ventana.

No hay plazos, no hay calendario, la previsión es que esto dure... patada hacia adelante. Sabiendo que no hay acuerdo en el horizonte, a no ser que ERC se conforme con un Estatut 2006 ‘reloaded’ –no parece probable–, o que el PSOE arruine aún más su horizonte electoral con una propuesta invendible fuera de Cataluña, la estrategia de socialista­s y republican­os es tan descarada como el ujier de Palau retirando ayer la bandera española antes de hablar Aragonès: aguantar, tras las municipale­s de 2023 ya veremos, nuevo capítulo del ‘manual de resistenci­a». ERC y el PSOE se tejen una red se socorro mutuo. Aragonès solo lleva cien días.

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