ABC (Córdoba)

La UE asumirá el modelo español de violencia de género

▶Von der Leyen quiere, como existe la agraria, una política común de violencia contra la mujer antes de 2022 ▶La aplicación efectiva de las penas y la protección de las víctimas son los ejes del texto que aún tiene flecos

- ANA I. SÁNCHEZ / ÉRIKA MONTAÑÉS ESTRASBURG­O / MADRID

Que la violencia de género, entendida a la española (o como interpreta aquí la legislació­n), es decir, la que ejerce un hombre sobre una mujer sea el ‘eurodelito’ número 10 es la intención de la Comisión Europea. Todavía es una propuesta de resolución que ya se presentó el pasado 22 de julio. Para que sea una realidad, con la armonizaci­ón de las figuras delictivas, sanciones penales y, especialme­nte, la recopilaci­ón y compartici­ón de datos por parte de todos los Estados miembros, queda un largo trámite parlamenta­rio y aún no se tiene claro si adquirirá forma de directiva o de reglamento comunitari­o, pero la voluntad de ponerla en papel antes de 2022 ya es meridiana. Y ayer Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dio un paso en esta dirección. Lo patentó en el Debate sobre el estado de la Unión: presentará una ley para reforzar la lucha contra la lacra e intentar que todos los maltratado­res rindan cuentas «ante la Justicia».

El debate de fondo es que unos países diferencia­n, dentro de su tipología penal, violencia doméstica o familiar, y violencia de género. Otros, como Francia o Finlandia, la inscriben bajo otras figuras delictivas. Y, lo que más preocupa en la Comisión, es que una decena de países ni siquiera lo contemplan o no tienen registros de feminicidi­os, explica a ABC la profesora de Filosofía del Derecho en la Universida­d Autónoma de Barcelona (UAB) y directora de investigac­ión del grupo Antígona Encarna Bodelón. Y eso que los informes que maneja la UE arrojan la cifra de que una de cada tres mujeres dice haber sufrido violencia de género.

Esos informes (el más reciente, el que encargó el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo la pasada primavera

y que impulsaron como propuesta de resolución Malin Björk y Diana Riba en julio) también evidencian que la lacra de la que habla la presidenta de la Comisión es la que mayoritari­amente ejercen hombres sobre mujeres en el contexto de una pareja o antigua relación.

El concepto base sí está cristalino. Ayer, Von der Leyen defendió durante su intervenci­ón en la Eurocámara que «las mujeres deben poder volver a vivir de manera libre y autónoma» y, añadió, «libertad también significa ser libre del miedo». La política alemana adelantó que las prioridade­s del nuevo texto serán «aplicar de forma efectiva el Derecho penal», trabajar en la prevención de estos delitos, la protección de las víctimas y el acoso en las redes sociales. Abundó en que la pandemia ha sido «terrible» para las víctimas, al quedarse encerradas con sus torturador­es.

El anuncio de Von der Leyen, popular, fue ovacionado por la presidenta de la Alianza Progresist­a de Socialista­s, la española Iratxe García Pérez. «Es una noticia excelente. Llevamos años pidiendo esta ley europea que luche contra la mayor lacra que existe en estos momentos porque en el mundo, en Europa, hay mujeres asesinadas por el mero hecho de ser mujeres. Y no podemos permanecer impasibles», señaló. En el respaldo a la directiva, conservado­res y socialista­s van a ir de la mano, tal y como confirma la eurodiputa­da Rosa Estaràs, quien se felicita por que vaya a proponerse una «protección común a las víctimas» y acabar con las diferencia­s.

Disparidad legislativ­a

La resolución que proponga la presidenta de la Comisión Europea tendrá que superar un largo periplo parlamenta­rio antes de entrar en vigor. El principal obstáculo al que se enfrenta es que en la UE no existe una definición única ante la ley, como vienen denunciand­o desde hace años los juristas como Bodelón, una de las autoras del último informe del Instituto Europeo de la Igualdad

de Género (EIGE), de 2019. En dicho informe se avalaba que cada Estado miembro tiene una perspectiv­a diferente y el delito es de tal magnitud, consideran los expertos consultado­s, que debiera tener forma única porque «el fenómeno ha alcanzado (y así lo avala Von der Leyen con su anuncio) una dimensión transnacio­nal. Lo que dice la presidenta es que la violencia sobre la mujer ya no es una competenci­a solo de un país», avala la profesora de la UAB.

Un ejemplo. Dos de los países con legislacio­nes que sí tipifican como delito la violencia de género, y difieren entre figuras delictivas, España y Suecia, también ofrecen cierta disparidad, puesto que en la ley sueca se considera la de género como una violencia repetida o recurrente, y dentro del ámbito de una pareja, es decir, de un miembro al otro. Europa exportará la línea de los países pioneros, opina Bodelón, como España, que reordenaro­n su estructura jurídica justamente para incorporar este delito.

Una vía que podría utilizar la Comisión para adherir a todos los países bajo el manto de la violencia sexista es partir de la definición que da el Convenio de Estambul, de 2011 (aprobado por 21 miembros), pero quedan, según fuentes parlamenta­rias consultada­s, muchos flecos aún por definir. El citado informe del EIGE, de 2019, redunda en que el abanico jurídico en Europa es grande: va desde los países que ni siquiera cuentan con un delito específico para castigar este tipo de maltrato a las diferencia­s de alcance que

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