Villeneuve disuelve el polvorón ‘Dune’ con espectáculo y claridad
▶Timothée Chalamet protagoniza la nueva versión de la célebre obra de Frank Herbert, que se estrena mañana
El director canadiense Denis Villeneuve ha conseguido por fin meter ‘Dune’, o al menos parte de la novela de Frank Herbert, en la pantalla, algo que no consiguieron ni Alejandro Jodorowsky –con un proyecto ambiciosísimo que implicaba a Orson Welles, a Dalí, a H. R. Giger y a Moebius–; ni Ridley Scott, que lo rechazó, y ni siquiera David Lynch, que sí lo hizo en 1984 con un resultado catastrófico, pues su película de casi ocho horas quedó finalmente en poco más de dos y era un tostonazo insufrible. Hay que decir que esta obra de Frank Herbert, editada en 1965 y con cinco novelas que la completaban en las dos décadas siguientes, es de por sí tan densa como esa crema de cacahuete que tanto gusta en ciertos pueblos de Estados Unidos.
Lo normal es que quien haya leído toda, o parte, de esta obra de Herbert, y quien viera la película que hizo David Lynch, tenga todas las prevenciones del mundo para acercarse ahora a ver lo que ha hecho Villeneuve, pero se equivocará si no vence su desconfianza y se planta en una gran sala ante ella. Este ‘Dune’ de Villeneuve es magnífico, espectacular y prometedor, pues uno sale de verlo y ya está a la espera de que llegue su segunda parte.
El guion es ágil y cuenta de modo comprensible toda esa confusión interplanetaria entre familias galácticas, tramas, traiciones y presagios ecológicos, políticos y religiosos, y Denis Villeneuve es un cineasta anchísimo, capaz de firmar y filmar películas como ‘Sicario’, ‘La llegada’ o ‘Prisioneros’ y levantar una puesta en escena tan asombrosa e hipnótica como lo hace en ‘Dune’. Hay fidelidad en el argumento a la historia original (también la había en David Lynch, aunque sin eficacia)
Timothée Chalamet y Rebecca Ferguson, en una escena del filme
y se nutren sus personajes con grandeza y claridad: la Casa de los Atreides, el duque Leto (Oscar Isaac),
la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo, Paul Atreides (Timothée Chalamet), que absorbe toda la épica del héroe, de ‘el elegido’; la calidad de los antagonistas de la Casa Imperial y de la Casa Harkonnen; las explicaciones naturales sobre asuntos como el agua, su escasez y la especia valiosísima que solo se da en el planeta Arrakis, y los subtextos y simbologías de ese planeta y sus curiosos habitantes, los fremen (y ahí es donde aparece Javier Bardem y la espectacular Zendaya)…
Denis Villeneuve ha procurado sintonizar su diseño artístico, el espectáculo visual y los sugerentes paisajes y
Hay fidelidad en el argumento a la historia original (la había en Lynch, aunque sin eficacia)
Es imposible no encontrarle un cierto parentesco argumental con ‘La Guerra de las Galaxias’
A punto de ser redondo, el 69 es el número que acompaña a esta edición del Festival de Cine de San Sebastián, aunque también podría decirse de ella, la edición, que es la segunda en celebrarse entre medidas especiales y sanitarias a causa de la pandemia. Y habrá que estar atentos a lo que tiene de segunda y a lo que traiga de sexagésima novena. De antemano, el programa cinematográfico es muy esperanzador, con una numerosa representación de cine español en su Sección Oficial y con varios directores internacionales que dan buena espina, se clave o no, o haya que ir sacándoselas luego con pinzas. Se inaugura con una película de Zhang Yimou, que es el cineasta chino que le abrió las puertas al mundo y le puso color hace más de treinta años (con ‘Sorgo rojo’) a una cinematografía que pujaba por salir. En San Sebastián presenta ‘Un segundo’, que habla de un asunto, la llamada ‘revolución cultural’, que se conoce en toda su trágica dimensión. Junto al título de Zhang Yimou en la sesión inaugural se proyecta una pieza de seis minutos dirigida por Carlos Saura, se titula ‘Rosa Rosae. La guerra civil’ y en ella el director recupera imágenes, dibujos y fotografías con la que ofrece un juego filmado que recrea y refleja el horror bélico.
La selección española elegida para estar en la Sección Oficial es variada en directores y estilos, como el ‘concienciado’ León de Aranoa con ‘El buen patrón’, el ‘siniestro’ Paco Plaza con ‘La abuela’, la ‘sensibilizada’ Icíar
Marion Cotillard recibirá el premio Donostia