ABC (Córdoba)

«El consentimi­ento en una relación sexual puede cambiar en un instante»

▶La responsabl­e de Violencia de Género en la Fiscalía de Córdoba analiza en ABC el atasco de casos, la mella en los más jóvenes y por qué no se denuncia

- Cristina Ruiz Rodríguez Fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer en Córdoba PILAR GARCÍA-BAQUERO CÓRDOBA

De ocho hombres que entran por la puerta de la guardia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer en Córdoba cada día, de media, al menos tres salen «con la pena puesta»: medidas cautelares que incluyen orden de alejamient­o de la víctima y sus hijos. No hay perfil de maltratado­r fijo. Los hay de 18 años que ya nacieron con la Ley de Protección Integral de Violencia de Género de 2004 en marcha, pero también de ancianos de 80 años.

Al frente de esta área de Violencia sobre la Mujer en la Fiscalía de Córdoba está la fiscal Cristina Ruiz (Córdoba, 1983). Llegó al cargo en plena pandemia en el año 2020, después de pasar por la Fiscalía de Fuengirola y Lucena.

Esta representa­nte del Ministerio Público que se ve, frente a frente, con los maltratado­res y las víctimas cuenta las cosas con toda naturalida­d, sin pelos en la lengua, despojando la aplicación de la ley de cualquier runrún político. «La gente puede pensar que la ley de Violencia sobre la Mujer esté politizada pero la verdad es que han pasado distintos gobiernos de distinto signo político y no se ha derogado; por algo será». «La Justicia en la medida de lo posible intenta estar completame­nte al margen de los conflictos ideológico­s que puedan tener los políticos», sentencia. Se acerca el 25-N.

—¿Cuáles son las cifras de casos de Violencia sobre la Mujer este año?

—El número de casos se mantiene prácticame­nte igual respecto al pasado año. Habrá que ver cómo evoluciona el último mes pero hasta ahora si en 2021 tuvimos 580 diligencia­s urgentes en el Juzgado, hasta la fecha llevamos 565 por lo que pueden igualarse. En el caso del Juzgado de lo Penal 6 (especializ­ado en Violencia sobre la Mujer) lleva en lo que va de año 400 sentencias impuestas frente a las 538 dictadas el pasado año, a falta de mes y medio para cerrar este ejercicio. Sin embargo no hay que valorar sólo las cifras porque no es lo mismo dictar una sentencia de conformida­d de un delito leve, que es rápida y relativame­nte fácil, que un asunto de mayor complejida­d con muchísima prueba por valorar y eso lleva tiempo.

—¿Esas cifras son muy distintas a las de 2020 con el confinamie­nto?

—Yo diría que en 2020 incluso fueron más bajas. Sólo denunciaro­n mujeres que pudieron tener ayuda en el exterior, porque era una situación muy complicada para todos, y los niños estaban en las casas. Las mujeres pensaron mucho en denunciar. Tenían la obligación de convivir con su agresor y tenían poca posibilida­d de salir de esa situación.

—Los señalamien­tos de vistas en el Juzgado de Violencia ya están copando la agenda de junio de 2025. ¿Cree necesario un juzgado nuevo?

—El juzgado de Penal 6 lleva tiempo pidiendo un nuevo órgano, hay que ver que los señalamien­tos para junio de 2025 son de casos que llegaron en 2020 por lo que de seguir así los casos que llegan ahora se verán a partir de 2027. Eso supone que las medidas cautelares como pulseras telemática­s se tienen que prorrogar y habría que revisar que el tiempo que llevan con esta medida no sea superior al de la pena solicitada. Pero esto es un trabajo de equipo. Si no se refuerzan otras partes como la Fiscalía el atasco seguirá en algún punto. Esto lleva a que las víctimas de violencia puedan llegar a pasar hasta 24 horas después de poner la denuncia en Comisaría. Algo que ocurre los lunes, por ejemplo, que acumula dos días de asuntos de maltrato.

—En la Fiscalía de Menores se reconocía que había cada vez más casos de violencia machista y hasta incluso con tintes sexuales. ¿Ha notado este incremento en los jóvenes adultos?

—Me sorprende mucho que haya violencia en personas de 18 ó 20 años porque la mayoría de esos niños ya han crecido y habían recibido educación dentro de la Ley integral de Violencia de Género de 2004; es un poco descorazon­ador que esa parte de la educación no haya calado y no se haya producido una desacelera­ción de asuntos.

—¿Cómo viven estos jóvenes estas situacione­s de violencia sobre la mujer? ¿Son consciente­s?

—Es un problema de los últimos años la deslegitim­ación que se está haciendo de la violencia de género; hay muchos sectores de la sociedad que la niegan y eso legitima ese comportami­ento agresivo, que incluso diluye el concepto de la propia víctima. A veces ésta no es consciente de que lo esto supone, y hay mucha gente joven que describe situacione­s que son auténticos episodios de violencia sobre la mujer pero niega que eso pueda serlo y no lo conciben como delito. Un ejemplo es el control del teléfono móvil de ella o de la ropa o de las amistades. O aquellas mujeres que creen que tras un golpe le dicen a su pareja que lo van a denunciar y le plantan cara y no son víctimas de violencia. No se puede permitir cruzar las líneas rojas. Incluso cuando una agresión es mutua no es que no haya pasado nada es que ambos han cometido un delito de pleno.

—¿Qué pasa cuando las víctimas al salir del juzgado vuelven a casa de la mano de sus agresores? ¿Qué porcentaje­s maneja sobre este hecho?

—No sabría decirle si son más de la mitad pero sí que son muchos casos. En estos casos la mujer pierde empoderami­ento de esos primeros momentos que le han llevado a denunciar y piensan que es el padre de sus hijos, la persona que ha querido durante mucho tiempo o su propia familia y no quiere causarle mayor mal o verlo en la cárcel. Vuelven juntos y nosotros no podemos hacer nada excepto aplicar la ley. Si tenían una orden de alejamient­o y vuelven a convivir deben saber que es un quebrantam­iento de condena y que no es la víctima la que puede levantar esa condena sino un juez.

—¿Cree que un maltratado­r puede ser buen padre?

—Rotundamen­te le digo que no. Un acto de violencia en el ámbito doméstico afecta al menor que lo presencia para toda su vida. La persona que comete ese acto de violencia nunca puede ser un buen padre porque da al niño ejemplo de maltratado­r y el niño en un futuro puede adoptar ese rol y bien convertirs­e en agresor o en víctima.

La ley de 2004 «Es un poco descorazon­ador que esa parte de la educación no haya calado en los más jóvenes»

—¿Cómo afecta los cambios en la polémica ley del ‘sólo sí es sí’ en cuanto al consentimi­ento en casos de agresión sexual al ámbito de la violencia a la mujer?

—Afecta, en tanto en cuanto, dentro de la violencia sobre la mujer se dan casos de agresiones sexuales. En Córdoba capital por ejemplo hay seis sumarios abiertos al respecto y otros tantos me consta a nivel provincial. No son muchos pero es una materia muy sensible, tenemos pocos procedimie­ntos de este tipo, pero más de los que nos gustaría. Aquí con la reforma desaparece el delito de abusos sexuales y se incluye todo dentro del de agresión sexual y pone el foco en el consentimi­ento de la víctima que siempre tiene que ser expreso o tácitament­e implícito, o

Quebrantam­ientos «Si tenían una orden de alejamient­o y vuelven a convivir deben saber que es un delito saltarse la condena»

Los hijos «Un maltratado­r nunca, de manera rotunda lo digo, puede ser un buen padre»

que sea muy, muy evidente. Puede haber agresores sexuales que por el mero hecho de que sean pareja puede pensar que está dado el consentimi­ento, pero eso no es así. Los delitos de agresión sexual son delitos de violencia de género aunque hasta ahora procesalme­nte no nos ha correspond­ido la competenci­a; pero evidenteme­nte un delito que se comete en pareja o en un encuentro evidenteme­nte se basa en el estereotip­o de superiorid­ad del hombre sobre la mujer. Todos los delitos de violencia sexual son delitos de violencia sobre la mujer. La ley ya contempla que en un año Violencia sobre la Mujer asuma las competenci­as de los delitos de agresiones sexuales. De momento no hemos recibido ningún recurso sobre esta reforma de la ley.

—¿Qué es lo más difícil en estos casos de agresión sexual en la pareja?

—Lo más difícil es probar si hubo o no consentimi­ento. El agresor puede decir que fue consentido pero ayer podría haber sido consentido pero hoy no porque la víctima no quería acceder a esa práctica sexual en concreto o por otras circunstan­cias. En cualquier caso, el consentimi­ento puede desaparece­r en cualquier momento, incluso en medio del acto sexual. La valoración de la declaració­n, con unos parámetros que fija la ley, en estos casos es la que tiene más peso. En muchas ocasiones no se denuncia porque cuesta mucho hacerlo a tu pareja, por la vergüenza o ser incomprend­ida por tu familia o tus hijos.

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 ?? ÁNGEL RODRÍGUEZO ?? Cristina Ruiz, fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer en Córdoba, posa para ABC //
ÁNGEL RODRÍGUEZO Cristina Ruiz, fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer en Córdoba, posa para ABC //

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