Herrero: «Seguiré potenciando la restauración y la evangelización»
Resulta reelegido hermano mayor de los Dolores para los próximos cuatro años
UNA biblioteca es la puerta del mundo, una de ellas, por eso está bien que Córdoba aprenda un poco de las grandes ciudades de Europa y la de los Patos la hayan hecho cerca de la estación del tren, porque los raíles también funcionan como un pasaporte hacia sitios diferentes, quizás mejores y en los que hay otras vidas posibles, como dice Sabina, el gran Sabina de los expresos interminables a los que quería subirse en Linares-Baeza y que añora en el documental que acaba de estrenarse en los cines de El Tablero y en los que por primera vez en mucho tiempo el visitante asiduo no se siente un bicho raro con una afición extraña por las películas, sino que está acompañado en una sala llena, casi llena de puretas y de viejas glorias, de gente de su misma generación que se ha hecho mayor y que ha aprendido a tolerar las canas, la calvicie, los huecos de la dentadura, las cosas de la vida al son que marcaban y que marcan esas canciones engendradas en noches interminables y frenéticas de coca y de güisqui sin medida en un piso de la calle Tirso de Molina de Madrid con un billar americano y muchos libros o en una casa de Rota a la que aún iba Pancho Varona y el cantante se fumaba canutos a dos manos y aún así era capaz de sostener la guitarra, de decirle a García de Diego que se pusiera al piano, como Agustín, y a Benjamín Prado que imprimiera un romance para ponerle música antes de que cante el gallo y conseguir, a fuerza de vocación, de talento y de esfuerzo colar en la memoria colectiva de la gente un par de estribillos y de melodías, porque eso es de lo que está más orgulloso el protagonista de la cinta de León de Aranoa tal y como él mismo declaró en 2006 cuando los hoy Reyes eméritos le entregaron en la Mezquita la Medalla de las Bellas Artes y él, Sabina, todavía se parecía más al de los excesos y la genialidad que al cuerpo cansado de un anciano que reconoce en el salón de su pisazo que ya casi ha desistido de componer una canción que se le asemeje ni remotamente a ’Contigo’ o a ‘Sin embargo’, porque es un empeño tan inútil como el de las revoluciones del siglo XX que ha visto encallarse en el océano de los fracasos y que él, tan de Anguita cuando Anguita era Anguita, ha dejado de ser tan de izquierdas porque tiene ojos, oídos y corazón.
José María Herrero Fernández de Córdova (Córdoba, 1964) fue reelegido ayer hermano mayor de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores para los próximos cuatro años. Obtuvo el cien por cien de votos favorables entre los hermanos que asistieron al cabildo general extraordinario de elecciones, al que llegaba como único candidato. Sólo queda a la espera de la pertinente confirmación de la autoridad eclesiástica.
«Indudablemente, nosotros queremos seguir potenciando la restauración de enseres de la Virgen y el patrimonio. Pero es fundamental apoyar los cultos y la evangelización. Hoy la enseñanza religiosa ha desaparecido prácticamente de la mayoría de los colegios. Hay chicos que llegan a las cofradías, que son parte de la Iglesia, sin ningún tipo de formación. Los Adoras que hacemos los primeros de mes son una escuela de formación. Los jóvenes buscan formación religiosa», indica sobre sus próximos objetivos.
Acerca de la composición de su nueva junta de gobierno explica que cambiarán el vicehermano mayor (entra
Ricardo López Fernández de Córdoba, que era tesorero) y el diputado de gobierno, que llevaban ejerciendo muchos años.
En su intervención de ayer, el hermano mayor electo dio las gracias a todas las diputaciones «por su esfuerzo», y remarcó especialmente las de mayordomía (durante la restauración de la peana) y evangelización por lograr mantener a los devotos conectados virtualmente durante la pandemia. De ese modo, cuando no eran posibles las fórmulas tradicionales, hizo llegar a los hermanos el septenario, el Viernes de Dolores, el Vía Matris y el Vía Lucis.
La peana
La pandemia de Covid-19 atravesó su anterior mandato, pero no fue impedimento para acometer la restauración de la peana de la Virgen de los Dolores, realizada in situ en el propio templo por el taller Regespa, de Rosa Cabello y Enrique Ortega, y que ya se admiró la Cuaresma de 2021.
El estudio de restauración del manto de las Palomas lo llevó a cabo el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Ahora se encuentran en una fase de valoración de qué hacer y cómo: «Cuando se pasó el terciopelo en los años 60 se hizo un pasado que no fue bueno. Quedaron muy cortos los hilos tanto de oro como de plata. La restauración es bastante complicada. Es muy costosa por el terciopelo mismo y hay que saber antes qué tipo de ayuda vamos a tener».
En cuanto a obra social, participó en la misión diocesana en Picota, y tiene sobre la mesa varios proyectos para ir perfilando las líneas de acción en caridad. No olvidará tampoco su ayuda a la residencia de mayores.
Santuario
La declaración de la iglesia de San Jacinto como santuario el pasado mes de mayo, por ser lugar de peregrinación y devoción a lo largo de tres siglos, ha sido otro elemento destacado de su labor al frente de esta cofradía. Precisamente, prepara ya con esmero la eucaristía de acción de gracias por esta consideración. Será el viernes 16 de diciembre a las ocho de la tarde en San Jacinto.
La misa estará presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y contará con el acompañamiento de un coro de voces blancas de Los Palacios. Ese día tan especial, de celebración y a las puertas de la Navidad, la Señora de Córdoba lucirá la saya del Espíritu Santo y el manto de las Palomas, como el día en que fue coronada. «Será un día grande», avanza José María Herrero.
La rehabilitación del manto de las Palomas está a expensas de decidir qué y cómo se hace, y con qué tipo de ayudas