La falta de agua reduce de manera importante la superficie hortícola
En la actualidad sólo hay sembrada una pequeña cantidad de suelo de ajos y cebollas
Una amplia extensión de la superficie de Córdoba ha contado históricamente con un elevado número de explotaciones ligadas a la horticultura. En el presente año la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural tiene contabilizados en la provincia un total de 3.277 hectáreas ligadas a estos cultivos, destacando especialmente el ajo, la cebolla, la sandía y los espárragos o la lechuga. Estos productos, muy ligados a las plantaciones de riego, están sufriendo especialmente los efectos de la sequía y las bajas dotaciones de agua aprobadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ante el bajo nivel de reservas. La consecuencia es la merma de la siembra para esta campaña.
La propia Administración autonómica es consciente de esta situación al señalar en sus últimos informes de coyuntura agraria que «en la Campiña
Baja y todo el Valle del Guadalquivir se va a reducir considerablemente la superficie cultivada de hortícolas al aire libre». En ese documento se indica que «en la actualidad solo hay sembrada una pequeña cantidad de terrenos de ajos y de cebollas, con el cultivo entre nascencia y desarrollo de hojas».
Igualmente, la Delegación Provincial del ramo hace referencia a los problemas existentes con el encarecimiento de costes al apuntar que «al igual que ocurre con los cereales, el precio de los fertilizantes restringe su empleo» —en los productos hortícolas— «hasta que las condiciones meteorológicas mejoren y posibiliten un buen desarrollo del cultivo».
El ajo representa casi la mitad de la superficie de este alimento en Córdoba con cerca de 1.600 hectáreas repartidas principalmente entre los términos de Santaella, Córdoba y Hornachuelos. El presidente provincial de la sectorial de este cultivo de Asaja, Miguel del Pino, coincidió con el análisis de la Junta y resaltó que «entre los productores hay mucha inseguridad a la hora de saber si contarán con suficientes recursos hídricos para sembrar». Este dirigente agrario informó de que la superficie de ajo temprano o ‘spring’,
que es el que siembra en septiembre y octubre para su recolección en primavera, ha bajado entre un 35 y un 40 por ciento por la incertidumbre de los agricultores, puesto que «hay que tener en cuenta la elevada inversión que requiere este cultivo y que se sitúa en torno a los 12.000 euros por hectárea». Las semillas del ajo rojo se ponen en noviembre y en diciembre.
Del Pino resaltó que las necesidades del líquido elemento para el buen desarrollo del ajo no son altas, pero «sí es verdad que necesita agua en momentos muy puntuales, como es son en el periodo de la siembra y poco antes de comenzar la recogida del fruto». Todo esto, según el representante de la patronal agraria, origina que muchos productores estén buscando explotaciones con pozos «con el fin de garantizarse el agua». El propio informe del Gobierno andaluz señala que «se cotizan al alza los arrendamientos de tierras de riego con pozos propios y suficiente cantidad y dotación de agua, pues en las tierras que dependen de cauces públicos hay mucha incertidumbre y el desembolso económico de estos cultivos es muy elevado».
La secretaria provincial de COAG, Carmen Quintero, incidió en esta situación al aseverar que esta menor superficie de hortalizas se debe a que las «fincas de regadío no disponen de recursos hídricos suficientes, por lo que hay productores que han desistido y han preferido no sembrar». En el caso del ajo sus estimaciones son que la reducción de área cultivada de ajo ha podido menguar en torno a un 60 por ciento respecto al año pasado, por encima de las pérdidas previstas en el conjunto de España. «Nos encontramos ante una situación crítica en la que van a desaparecer muchos puestos de trabajo en el campo al haber menos jornales», alertó esta dirigente agraria.
Herbicidas
Por otro lado, el también vicepresidente de la Mesa Nacional del Ajo resaltó los compromisos adquiridos por la UE en las reuniones que mantuvieron recientemente con distintas instancias europeas para mejorar la protección de esta hortaliza en España. Una de las peticiones del sector es que se apruebe una moratoria de la prohibición del uso de determinados herbicidas a partir del próximo año al carecer de alternativas. Del Pino detalló que también solicitaron más controles sobre las mercancías que llegan congeladas de una manera fraudulenta al continente desde China, ya que esas quedan fuera del cupo establecido por Bruselas y se libran del arancel de 1,2 euros por kilo fijado para el ajo fresco. Asimismo, reclamaron que se revise el convenio con Egipto ante la masiva entrada de este producto desde este país norteafricano en los últimos años.
La superficie de ajo temprano, que se siembra en otoño y se recolecta en primavera, ha bajado entre un 35 y un 40 por ciento