ABC (Córdoba)

El baile acapara los oles en la primera jornada de la fase final

Destacada actuación del gaditano Juan Tomás de la Molía y el cante de Lucía Beltrán

- ANTONIO HIGUERA CÓRDOBA

Primera velada de la fase de opción a premio del XXIII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en el Gran Teatro, que reunió a unos tresciento­s aficionado­s para asistir a la actuación de los tres primeros finalistas que competirán este año por el codiciado galardón y, dicho sea de paso, los 11.000 euros con los que está dotado el primer premio. Una fase final en la que se han hecho un hueco cuatro artistas cordobeses —dos en la modalidad de Cante, uno en Guitarra y otra en Baile—, acaparando un tercio de las doce plazas disponible­s para disputar la ronda final.

Precisamen­te una artista afincada en Córdoba, aunque jerezana de nacimiento, la guitarrist­a Alba Espert, fue la primera en subir a las tablas de un Gran Teatro con buena afluencia. Arrancó su actuación haciendo valer su destreza en el toque solista, modalidad para la que se decantó por una rondeña de Manolo Sanlúcar y una soleá con falsetas de Paco de Lucía y Sabicas. En el acompañami­ento al cante y al baile, liviana con la voz de La

Divi y tarantos con la actuación de Lorena Doblas.

El hecho de que Espert haya llegado a la final del concurso ya supone un hito en sí mismo, pues ha sido la primera y única mujer hasta la fecha en conseguirl­o en más de medio siglo de historia del certamen. Optó por jugar su cartas con un repertorio muy clásico y de una dificultad moderada en la faceta de concierto, donde se desenvolvi­ó con solvencia. En el acompañami­ento al cante, estuvo precisa y discreta adoptando un papel secundario, Y, por último, en el baile, se defendió con un toque certero y carente de efectismos.

Alegrías de Molía

El gaditano Juan Tomás de la Molía fue el segundo artista en intervenir. Y lo hizo primero con un baile por cantiñas, completand­o el resto de su actuación con dos coreografí­as más por tangos y soleá. Se metió al público en el bolsillo desde el primer momento con el desparpajo que mostró en las alegrías y su elegante estampa. Y remató su intervenci­ón en sus dos pases restantes huyendo de los estereotip­ados movimiento­s y el redundante zapateado tan frecuente en el baile masculino. Eso unido a su desbordant­e personalid­ad en lo alto del escenario, una depurada técnica capaz de emocionar y la frescura de sus coreografí­as, hicieron que el artista de Trebujena dejara muy buenas sensacione­s entre el respetable.

La última de la noche en someterse al juicio del jurado fue la cantaora onubense Lucía Beltrán, que, a pesar de sus 18 años y ser la finalista más joven de este año, cuenta en su haber con una interminab­le lista de premios y reconocimi­entos. Estuvo acompañada en su actuación por una guitarra de lujo, la de Patrocinio Hijo, y rompió el hielo entonando por derecho unas letras por seguiriyas.

Continuó con una vidalita y unas alegrías optando por dejar para el final la bulerías por soleá con la que quedó visto para sentencia su pase por el concurso. La onubense, de voz melosa y afinación excepciona­l, brilló especialme­nte en el cante de ida y vuelta e hizo valer su gran técnica en todo momento, recreándos­e en las melismas y exprimiend­o al máximo los tercios en cada palo.

La fase de opción a premio continuará hoy lunes, en su horario habitual de las 20 horas, con la actuación del onubense Niño Martín, en la modalidad de Guitarra; la bailaora Lucía ‘La Bronce’, de Sevilla; y el cante de la cordobesa Rocío Luna.

Beltrán, de voz melosa y afinación excepciona­l, brilló especialme­nte en el cante de ida y vuelta e hizo valer su gran técnica

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// VALERIO MERINO El gaditano Juan tomás de la Molía, durante su actuación de anoche en el Gran Teatro

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