ABC (Córdoba)

Más de mil médicos ya son objetores contra la eutanasia en Andalucía

▶Hasta junio se había pedido 19 procesos de muerte asistida en la comunidad, de las que se rechazaron seis ▶La normativa recoge, tras una modificaci­ón, que cualquier médico puede presentar reparos morales

- M. MOGUER SEVILLA

La Consejería de Salud y Consumo ultima la aprobación del nuevo registro para los médicos objetores de conciencia contra la eutanasia. De momento, según fuentes del departamen­to que dirige Catalina García, hasta 1.057 doctores se han acogido a este derecho para no participar en una muerte asistida por discrepanc­ias éticas o morales. Sin embargo, desde el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos certifican que son «muchos más» los sanitarios de la comunidad.

En el primer año de vida de la Ley que permite a los ciudadanos pedir la eutanasia, en España se han producido 343 peticiones de muertes asistidas, según datos de la asociación ‘Derecho a Morir Dignamente’. De esos, en Andalucía se dieron 19. Sin embargo, señala la misma organizaci­ón, seis fueron rechazados. Tan solo se llevaron a cabo once y hay dos que, a fecha del informe —junio de este año— estaban por resolver.

El nuevo registro —cuya normativa aún está abierta a alegacione­s, advierten tanto desde la Junta como desde las organizaci­ones profesiona­les— es un censo de los médicos que, por ética, moral o cualquier otro motivo, no quieren verse envueltos en un proceso de muerte asistida. Este registro se crea para cumplir la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, norma que aprobó el Gobierno central de PSOE y Unidas Podemos. En manos de las comunidade­s quedó la creación de este registro, en el que los doctores pueden apuntarse cuando quiera y, del mismo modo, darse de baja si así lo desean.

En el censo de objetores de conciencia contra la eutanasia de Andalucía, recoge el decreto que ultima la Junta, se señala que ha de constar «el nombre, apellidos, sexo y documento nacional de identidad» del interesado. La norma deja muy claro, además, que el registro jamás tendrá carácter público. Solo podrá usarse dentro del Servicio Andaluz de Salud (SAS) para el control y gestión de los casos de muerte asistida. Además, en el caso de que un médico decida en una ocasión que no quiere participar en una eutanasia, eso no le incorporar­á de inmediato al registro de objetores. Solo podrán figurar en él quienes voluntaria­mente lo pidan.

Dentro de la normativa se recoge también un punto que ha satisfecho especialme­nte a los médicos. En la redacción original se entendía que solo quienes facilitaba­n o administra­ban los medicament­os que causaban la muerte podían acogerse a la objeción de conciencia. Ya no es así. En el nuevo texto que ahora se somete a escrutinio público se reconoce que cualquier médico dentro del proceso puede poner reparos morales o éticos.

«Ningún médico está exento de verse involucrad­o en esta cuestión», explica Ángel Hernández, presidente de la Comisión de Deontologí­a y Ética del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM). Por eso les parece capital que se reconozca que cualquier doctor pueda objetar. «Cualquier patología puede crear un sufrimient­o tal que te lleve a la idea de acabar con tu vida. Pienso en patologías oncológica­s en fase terminal; en esclerosis múltiples muy avanzadas...», añade Hernández.

La postura de este organismo, que representa a todos los colegios médicos de la comunidad y, por ende, a todos los médicos, es conocida porque la fijaron en un comunicado público: están en contra de la eutanasia porque «no es un acto médico». Aunque el CACM señale que no comparte la norma, piensa cumplirla: «Es una Ley y, por supuesto, la vamos a acatar».

Pero, ¿cómo funciona la objeción? Cuando un médico se registra y llega un paciente que pide la

eutanasia, lo primero que tienen que hacer, explican profesiona­les sanitarios, es cerciorars­e de que lo que se está pidiendo es posible, que entra dentro de los supuestos que recoge la Ley. Si el paciente realmente puede optar por la muerte asistida, entonces el médico sí tiene la obligación de explicar que no se puede hacer cargo y que es objetor. Será el centro médico quien busque alternativ­a.

Aunque por el momento son 1.057 los médicos que se han declarado objetores ante la eutanasia, desde el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos creen que la cifra real es «mucho mayor». Hay que tener en cuenta que, según cifras de los colegios de médicos, en la comunidad ejercen 35.756 doctores, de modo que, en el registro está el 2,9 por ciento del total por ahora. Para Ángel Hernández, el millar de doctores registrado­s «no es un fiel reflejo de la realidad. Hay muchísimos más médicos objetores, muchísimos más, tengo constancia», señala este doctor.

Abortos

Una queja que sí recogen sobre esta normativa parte del sector es que haya un registro. «Muchos médicos se oponen a este censo igual que se oponen a que haya otro similar para quienes no quieren practicar abortos», explica Hernández. Rafael Carrasco, presidente del Sindicato Médico Andaluz (SMA), no entra en el plano moral, que es de cada uno, advierte, pero sí que le ve la utilidad a que haya un registro «siempre privado, desde luego» para facilitar la organizaci­ón de la eutanasia».

La sanidad, señala, «debe garantizar una respuesta eficaz al paciente en cualquier momento», defiende. Carrasco reconoce que a su organizaci­ón han llegado muchas preguntas «sobre el funcionami­ento del registro y sus plazos» y «cuál es la garantía del censo de objetores para eximirles de participar en

una muerte asistida». Frente a la eutanasia están los cuidados paliativos. Andalucía cuenta con un plan que, desde 2019 busca mejorar la calidad de vida de quienes están en sus últimos momentos. «Unos buenos cuidados paliativos de calidad —opina Hernández— reducirían los casos de eutanasia aunque quizás no los eliminen del todo». «Nadie se quiere morir, la gente quiere no sufrir», señalan algunos médicos.

Esto es así para Hernández pero hay otros doctores que no están de acuerdo. «Ninguna unidad de paliativos te puede devolver el abrazo de los tuyos si están postrado en una cama e inválido. Se puede sufrir de muchas formas y no solo físicament­e», explican.

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Ángel Hdez. Presidente de la Comisión de Deontologí­a del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos
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// VALERIO MERINO Dos sanitarios atienden a un paciente en una Unidad de Cuidados Intensivos de Córdoba

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