Los obispos contra la ‘ley trans’: «No tiene fundamento científico»
▶Omella critica en la Asamblea Plenaria las normas «de profundo calado ideológico» del Gobierno ▶Reclama, ante la actual crisis, «acuerdos efectivos entre los grandes partidos» como un «gran pacto de rentas»
Ambiente relajado en la sede la Conferencia Episcopal al comienzo de su 120 Asamblea Plenaria, la primera sin mascarillas tras la era Covid, que en la ‘casa de la Iglesia’ se prolongó unos meses más dada la cualidad de personas de alto riesgo (mayores de 60 años) de buena parte de los que llenan la sala. Palabras amables y de agradecimiento para el secretario saliente, Luis Argüello, que seguirá ejerciendo hasta mañana. Y contundencia en el discurso inaugural de su presidente, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, contra los proyectos legislativos que el Gobierno tiene pendientes, como la reforma de la ley del aborto y la ‘ley trans’. Con respecto a esta última, Omella disparó contra la que considera como la «auténtica piedra angular de esta norma», la «autodeterminación de género» que, según afirmó, «no tiene fundamento médico ni científico». Para el presidente de los obispos, esta norma planteada por el Gobierno e impulsada por la ministra Irene Montero, «supone transformar en ley el mero deseo de las personas, en muchos casos jóvenes en proceso de madurez, que pueden ver comprometido seriamente su futuro con actuaciones para las que ya no existe vuelta atrás».
Más allá de esta ley concreta, el cardenal Omella criticó que «en este difícil contexto, en medio de la crisis económica y social que estamos viviendo, se intenten sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico, sin ser debatidas con sosiego, sin escuchar el parecer de las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad». En ese sentido, insistió en que «tanto la nueva ley del aborto como la denominada ‘ley trans’ inciden y afectan a los niños, adolescentes y jóvenes, que están en un proceso vital de madurez». Así, también tuvo palabras contra la ley del aborto, que enmarcó entre las «varias iniciativas legislativas que no ayudan a educar a los adolescentes y jóvenes en la belleza y en el sentido de la sexualidad y que no potencian la responsabilidad de sus actos ni la valoración madura y sosegada sobre las consecuencias». «¿Por qué estas prisas? ¿Por qué este intervencionismo estatal?», se preguntó.
Para Omella el proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo «refuerza el derecho del fuerte sobre el débil, cerrando los ojos a todos los avances de la ciencia que documentan que, en el seno de una mujer embarazada, existe una nueva vida distinta de la suya, que es preciso cuidar, acoger y defender». En ese sentido, reclamó a las administraciones públicas «un trato positivo a favor del no nacido y de su madre», que se concrete en «informar ampliamente a la mujer que acude a un centro sanitario ante un embarazo no deseado sobre las consecuencias de su decisión, sobre las ayudas que recibiría si siguiera adelante con el embarazo».
Omella criticó la actual «crispación política» que «no ayuda a resolver los problemas ni a ofrecer serenidad a la
«¿Por qué estas prisas? ¿Por qué este intervencionismo estatal?», se pregunta el presidente de la Conferencia Episcopal ciudadanía». «No hay voluntad de trabajo en común, a pesar de la insistencia en que el primer paso es la cooperación», lo que provoca que «las respuestas políticas se atasquen y no fluyan para encontrar soluciones a los graves problemas sociales». En un evidente tirón de orejas a los políticos, reivindicó que esta «es la hora de los hombres y mujeres de Estado que miran a largo plazo, de los que se atreven a tomar decisiones importantes para asegurar el bien y la prosperidad para las próximas generaciones y no el rédito partidista inmediato».
Crisis económica
El presidente del Episcopado dedicó buena parte de su discurso a criticar la situación económica española y las escasas iniciativas públicas para paliar los efectos de la crisis. «Queremos mirar el mundo desde los ojos del que sufre, del que se queda al margen, del que experimenta la soledad, del que no llega a final de mes, del que no puede recibir la asistencia que necesita, del que padece alguna enfermedad… Queremos, en definitiva, mirar con los ojos de Jesús», expresó Omella, en nombre de la Iglesia española.
«La precariedad y la incertidumbre están provocando que más de 13,1 millones de personas estén en riesgo de pobreza o exclusión en España», criticó. «Y si, a pesar de esta situación, se mantiene una cierta paz social es gracias a la familia que ya hizo de contra
peso en la crisis financiera del 2008», explicó el cardenal, que obvió cualquier referencia a las medidas del Gobierno en esta línea. Entre los problemas, Omella puso el foco en «los precios del alquiler» que registran máximos históricos. «¿No es el tema de la vivienda uno de los verdaderos problemas sociales que debe ser abordado?», se preguntó, en una velada alusión a los políticos de los que había criticado su escasa capacidad de colaboración.
Abundando en esa idea, tras alabar el trabajo de Cáritas y de «miles de instituciones católicas al servicio de los que más sufren», denunció que «no podemos dejar el drama del paro, la precariedad y la creciente pobreza exclusivamente bajo el amparo de las familias y de las iniciativas civiles y eclesiales». Así, reclamó al Estado que agilice los trámites para las ayudas a «personas dependientes o en situaciones de necesidad». «Una sociedad que no cuida a los más frágiles es una sociedad que está en vías de extinción», denunció con firmeza. Por esa razón, Omella considera que «ha llegado el momento de acordar un gran pacto de rentas que permita a las familias superar con cierta dignidad este tiempo de travesía por el desierto».
Y en un nuevo llamamiento a la acción de los políticos reivindicó que «la crisis reclama acuerdos efectivos de los grandes partidos y de los agentes sociales para combatir la pobreza, para preservar y generar nuevos empleos y para garantizar la viabilidad de nuestro sistema de bienestar». «Tenemos referentes a los que mirar», concluyó en una referencia directa a los Pactos de la Moncloa.