Messi arrastra un ejército de fans
El argentino emerge en el Mundial en una rueda de prensa multitudinaria
Un auditorio de generosas proporciones atestado de periodistas de todas las nacionalidades. Una inmensa cola en la puerta y un repentino límite de acceso para las cámaras por falta de espacio. Acabaron pasando solo las televisiones con derechos. La rueda de prensa de Leo Messi en la previa del debut de Argentina ante Arabia Saudí se convirtió, este sí, en un evento planetario.
Una de las ventajas de tener a 32 selecciones comprimidas en Doha es que todas ellas están obligadas a pasar por el Centro Convenciones para las ruedas de prensa oficiales. Y Argentina, la FIFA o quién sabe si el propio emir de Qatar, eligió que fuera Messi quien acompañara al seleccionador Lionel Scaloni antes del debut. En orden cronológico era la segunda estrella en aparecer por la sala de conferencias número 1 después de que ayer lo hiciera Gareth Bale. Pero el revuelo que formó el extremo galés el pasado domingo quedó en nada comparado con todo lo que puede llegar a arrastrar Messi.
En total, fueron diez preguntas las que respondió el astro argentino. Veinte minutos de exposición en los que se mostró pausado y relajado. Sin inmutarse ante la que había formada delante de él. «Es un momento especial, quizás mi último Mundial y la última oportunidad de lograr este sueño», dijo en el extracto más representativo de su comparecencia.
Casi todas las preguntas se centraron en saber cómo se encuentra el denominado mejor futbolista de la historia. Si está lesionado o no (dijo que no), si es más feliz que nunca, si llega mejor preparado que otras ocasiones... Él se extendía en las respuestas sin decir demasiado, aunque insistió en la madurez y en el final de un camino: «La edad te hace ver las cosas de otra manera y darle importancia a los pequeños detalles que antes no me daba cuenta. Hoy está por encima el disfrutar a cualquier cosa».
Al acabar, un leve murmullo, un «ohh» de tristeza porque, al parecer, a la prensa le pareció poco de Messi. Y al levantarse el ídolo, un aplauso iniciado por la prensa argentina y secundado por buena parte del auditorio. A partir de ahí, carreras para una última fotografía y gritos para llamar la atención del argentino.
Para cuando se retiró la estrella y salió al escenario Scaloni el aforo se había reducido a la mitad. Como si a Qatar le hubieran metido dos goles antes del descanso.
Luis Enrique, en el ambiente
También apareció en la rueda de prensa el nombre de Luis Enrique. En su faceta de ‘streamer’, el seleccionador español afirmó que le gustaría ver como campeona a Argentina en el caso de que España cayera eliminada. «Un jugador como Messi no puede retirarse sin un Mundial», explicó.
Tanto la estrella de la albiceleste como su entrenador reaccionaron al elogio. «Me pone feliz que haya mucha gente que quiera que Argentina gane el Mundial», dijo el diez. «Habla porque lo entrenó y sabe lo que significa. Yo puedo disfrutar de él cuando puedo tenerlo. Que los argentinos lo disfruten, es una maravilla que pueda jugar con nosotros un Mundial. Todos los elogios se quedan cortos», corroboró Scaloni.