Irán se ensaña con los kurdos y deja más de 5.000 desaparecidos
▶Grupos de derechos humanos han denunciado que en el Kurdistán iraní se están produciendo secuestros y matanzas de manera sistemática
La represión contra los manifestantes en Irán ha entrado en una nueva fase, más peligrosa y descontrolada. El despliegue en las zonas kurdas de la Guardia Revolucionaria, la rama de las Fuerzas Armadas de Irán creada para proteger al sistema teocrático de la República Islámica, ha aumentado la escalada de violencia en la región y ha dejado un creciente número de muertos.
A pesar de las dificultades en las comunicaciones, con los frecuentes cortes de internet, como el del pasado lunes, los activistas están denunciando la intensificación de la represión por parte del régimen jomeinista en las regiones kurdas de Irán. Estos mismos activistas acusan a las fuerzas policiales de desplegar helicópteros y armas pesadas. Los vídeos que circulan por las redes muestran cómo las autoridades están ampliando los ataques en esta área. Las imágenes muestran decenas de personas corriendo, intentando protegerse de los intensos tiroteos. En otro vídeo se puede apreciar cuerpos tiroteados y abandonados en la calle. Las cifras que esta escalada de violencia está dejando son dramáticas. El grupo de derechos humanos Hengaw, con sede en Noruega, es la organización que se está encargando de monitorear los abusos del régimen en el Kurdistán iraní. En su cuenta de Twitter, publica desde hace semanas imágenes de lo que, aseguran, son fuerzas estatales dirigiéndose a las ciudades de Bukan, Mahabad y Javanroud en la provincia de Azerbaiyán Occidental, donde según los activistas de derechos humanos consultados por ABC, «existen evidencias de que el Gobierno de Irán está cometiendo crímenes de guerra».
Desde el inicio de las protestas el pasado 16 de septiembre, más de 5.000 personas han desaparecido y al menos 111 han muerto a manos de las fuerzas estatales, entre ellos 14 niños, certificó Hengaw.
Torturas y allanamientos
Varios informes de esta organización han puesto de manifiesto las formas de represión que las fuerzas del Gobierno iraní están llevando a cabo: «Allanan las casas, detienen a personas sin ninguna prueba ni orden de arresto y utilizan armamento semipesado y de guerra contra el pueblo de forma sistemática», denuncian desde Hengaw.
Poco se sabe de las personas desaparecidas, por qué se las llevaron o a dónde. No han podido tener contacto con sus familias o con sus abogados, «pero lo que sí sabemos con certeza es que se encuentran en la situación más horrible y que están sufriendo las torturas más brutales», asegura la portavoz de la organización, Awyar Shekhi. Según esta organización, al menos existe conocimiento de seis casos de tortura que han acabado en el fallecimiento de los detenidos. La brutalidad de la Guardia Revolucionaria contra los manifestantes quedó constatada en los detalles aportados por los médicos y los familiares de los fallecidos. «En la mayoría de los casos, estas personas fueron golpeadas con objetos pesados, sobre todo con porras en la cabeza. Han aparecido con todos los huesos rotos», cuentan.
El ensañamiento de las autoridades iraníes en las zonas kurdas no es algo nuevo. Esta región, donde viven cuatro millones de personas, limita con Turquía e Irak y «tiene una larga historia de resistencia contra la República Islámica», apunta Karami, una joven activista iraní que vive refugiada en Noruega. «Desde el primer día de su gobierno y tras la revolución de 1979, el Kurdistán siempre se opuso al régimen y éste declaró la guerra contra los kurdos», recuerda la activista.
Por su parte, fuentes de la Guardia Revolucionaria aseguraron ayer que continuarán sus bombardeos y ataques con drones contra grupos kurdos en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí hasta «eliminar» la amenaza que suponen, en medio de las críticas de Irak por violaciones de su soberanía en estas operaciones, según recogía la agencia iraní de noticias Tasnim. Sumada a esta histórica rivalidad entre las áreas kurdas y el Gobierno de Teherán, el origen de esta ola de protestas está en la ciudad de Saqqez, en el Kurdistán iraní, de donde era la joven Mahsa Amini.
Fue la muerte de Amini –mientras estaba bajo custodia de la Policía de la Moralidad por no llevar bien pues
to el hiyab– lo que provocó que los iraníes dijeran basta y salieran a las calles a protestar bajo lemas como «Mujer, libertad y vida» o «Muerte al dictador».
Cambio político y social
Las autoridades iraníes han luchado para sofocar el movimiento de protesta, que desde el principio desafió el velo obligatorio para las mujeres. Pero ahora han dado un paso más y ya piden un cambio social y político en todos los estamentos del Estado iraní. El liderazgo del ayatolá Alí Jamenei se está enfrentando a su mayor desafío desde la Revolución Islámica de 1979, con dos meses de violentas manifestaciones, que se han extendido por todo el país.
Las fuerzas iraníes han respondido con una represión que, según el grupo Iran Human Rights, con sede en Oslo, ha dejado al menos 342 muertos, media docena de personas ya sentenciadas a muerte y más de 15.000 arrestados. Amnistía Internacional y Human Rights Watch exigieron ayer a los estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU establecer «con urgencia» un mecanismo de investigación y rendición de cuentas en Irán para hacer frente «al alarmante aumento de los homicidios y violaciones de los derechos humanos».