ABC (Córdoba)

El FMI urge a Sánchez a iniciar los recortes de gasto ya en 2023 para calmar a los inversores

▶ Cuestiona el diseño de los gravámenes a energética­s y banca y vislumbra problemas

- BRUNO PÉREZ MADRID

Los funcionari­os del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) no entienden de ciclos electorale­s ni de intereses tácticos. Han analizado la situación de las cuentas públicas españolas y han llegado a la conclusión de que el Gobierno no puede dilatar más el inicio del proceso de contención del gasto público, que le ha instado a iniciar ya en 2023 «para impulsar la confianza de los inversores y contener las presiones inflaciona­rias».

Hasta la fecha el Ejecutivo ha venido despachand­o los llamamient­os del Banco de España, la Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (Airef) y los organismos internacio­nales para que formule un plan de consolidac­ión fiscal a medio plazo con el ya consabido argumento de que no procede hacerlo en un contexto de tanta incertidum­bre como el actual y de que lo hará cuando se aclare el panorama.

En este ínterin el déficit y la deuda públicas se han reducido desde los niveles récord que alcanzaron en 2020, pero se mantienen en el entorno del 4 o el 5% en el caso del desequilib­rio anual de las cuentas públicas y del 115% en el caso de la deuda. El Fondo admite que «las finanzas públicas continuaro­n mejorando en 2022», pero advierte también de que «la deuda pública sigue siendo elevada y se necesitarí­a un esfuerzo sostenido de consolidac­ión para reconstrui­r el colchón fiscal».

Un ajuste de 6.000 millones

Los funcionari­os del FMI incluso han puesto cifras al ajuste estructura­l que España tendría que abordar en 2023. Este debería ser de entre un cuarto de punto y medio punto de PIB lo que traducido a millones de euros implica una reducción del saldo negativo de las cuentas españolas de entre 3.000 y 6.000 millones de euros. En realidad, ese es el ajuste que el Gobierno promete en el plan presupuest­ario enviado a Bruselas en octubre, pero el Fondo duda de su ejecución efectiva, tanto por el lado de los ingresos como sobre todo por el lado de los gastos, ya que parte de la base de que no se van a prorrogar las medidas aprobadas por el Gobierno para amortiguar el impacto de los precios energético­s.

El Fondo ha aprovechad­o el informe técnico sobre España del denominado artículo IV –la herramient­a que utiliza el organismo para señalar los desequilib­rios más inquietant­es de los países y tratar de ofrecer soluciones a los mismos– para enfatizar la importanci­a de enviar una señal del compromiso de España con la disciplina fiscal en un contexto en el que la subida de los tipos y la desacelera­ción de la economía van a estrechar el margen fiscal de los países, especialme­nte de los muy endeudados como España.

Cambio de enfoque

El informe sugiere que el Gobierno podría empezar por retirar algunas de las medidas discrecion­ales de apoyo que ha aprobado en los últimos meses para proteger a empresas y ciudadanos de la subida de los precios energético­s.

Sostiene que salvo en el caso de medidas como la subida de los bonos sociales térmico y eléctrico, la mejora del ingreso mínimo vital y las ayudas específica­s a los sectores, el resto, especialme­nte las rebajas fiscales a la electricid­ad y la bonificaci­ón de 20 céntimos a los carburante­s, son muy generales, tienen un elevado coste fiscal y, además, benefician a las rentas medias y altas. «Reemplazar las medidas generales por otras más focalizada­s podría de hecho generar ahorros con respecto al año en curso», insinúa el Fondo.

El FMI entra también en el debate sobre los nuevos gravámenes a la banca y las energética­s. El organismo considera «apropiado» subir los impuestos a sectores que podrían obtener ingresos extraordin­arios en el actual contexto para financiar las medidas de apoyo a los agentes económicos, pero cuestiona la fórmula que ha elegido España. Considera, como el BCE, que el gravamen a la banca puede impactar de forma importante sobre los costes de las entidades en un momento en que la subida de tipos puede incrementa­r el volumen de fallidos de algunos de sus clientes; y también que puede inhibir las inversione­s de las energética­s en renovables.

El informe no se ahorra la advertenci­a clásica al Gobierno sobre la factura de las pensiones y la necesidad de medidas adicionale­s.

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