ABC (Córdoba)

El plan maestro de Luis Enrique

▶ El selecciona­dor volvió a sorprender con su once, pero la apuesta le sale redonda

- IVÁN ORIO

Si había alguna duda, ha quedado claro que Luis Enrique es un selecciona­dor de apuestas. Tiene en su cartera varios hombres fijos: Unai Simón, Laporte, el centro del campo conformado por Busquets, Pedri y Gavi, y Ferran Torres en la banda derecha. A partir de ahí las combinacio­nes son múltiples, aunque Álvaro Morata había entrado en ese estatus últimament­e. Ayer volvió a sorprender al dar la titularida­d en el costado izquierdo a Olmo y al renacido Asensio, por el que tiene especial predicamen­to.

No fueron las únicas líneas retocadas por el gijonés, que dejó otras pinceladas en el estreno mundialist­a que merecen un análisis. Por ejemplo, situar a Rodri como compañero del intocable Laporte en la zona central de la retaguardi­a. Hasta la fecha le había empleado en esa demarcació­n cuando el guion de un partido le había obligado a replantear­se su esquema inicial. Pero el futbolista madrileño, que no ha dejado de crecer desde su fichaje por el Manchester City, ocupó esa posición como titular en el Al Thumama y con resultado óptimo. El mensaje en cualquier caso es evidente para los centrales ‘naturales’. A Eric García, su ojito derecho y al que ha defendido

a capa y espada de las críticas cuando estas han arreciado, a Pau Torres, limpio en la salida de balón pero quizás un tanto blando en las disputas, y en menor medida a Guillamón, quien quizás no esté aún al cien por cien después de algunos días entre algodones. «Entendemos que Rodri reúne las condicione­s de un central, también es un pivote de altísimo nivel», dijo el técnico en su comparecen­cia tras el partido. «Es un jugador muy completo y si podemos incorporar­le en el once con esas caracterís­ticas nos viene muy bien. Soy afortunado de tener tantos jugadores que pueden participar».

No le pudo salir mejor la jugada a Luis Enrique, que se estrenó en el banquillo en una Copa del Mundo con una goleada sin paliativos que rompió además la maldición que perseguía a España en los primeros partidos. «Os lo iba anunciando a lo largo de estos diez días, y cuando las cosas salen así el fútbol se convierte en un deporte maravillos­o. Hemos estado excepciona­les con el balón y sin él», concedió sin permitirse ni un pellizco de euforia. Mismo discurso que el de sus jugadores: «Todo lo que sea derrochar energía positiva está muy bien, pero somos los primeros que estamos pensando ya en los entrenamie­ntos para jugar contra Alemania, el elogio debilita».

Hacía tiempo que no se veía a España divertirse tanto en el campo, convertir el balón en su mejor amigo y recuperarl­o a velocidad de vértigo las pocas veces que se lo quitaron. El aliciente ahora es vencer a Alemania, lo que obligaría a los germanos a ir preparando las maletas. Palabras mayores. «Alemania nos puede ganar porque es una potencia, pero vamos a salir a jugar de la misma manera. Va a haber cambios en la alineación también», confirmó sobre el siguiente partido, ya el próximo domingo.

El fútbol también recompensó de alguna manera a Olmo, que en la pasada Eurocopa se salió y que sin embargo no logró ver puerta en todo el torneo. En el Mundial sólo ha necesitado dos llegadas y doce minutos para marcar. De todo el once de Luis Enrique, el jugador del Leipzig era con el que menos se contaba. Si estuvo ahí es porque su entrenador le ha visto volar en los entrenamie­ntos. Ese es el único secreto.

Luis Enrique «Soy afortunado; Rodri reúne las caracterís­ticas de un central y nos viene muy bien incorporar­le ahí»

«Todo lo que sea derrochar energía positiva está muy bien, pero estamos pensando ya en Alemania, el elogio debilita»

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// REUTERS Luis Enrique, eufórico después de que Ferran marcara el cuarto gol

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