Miércoles Addams, una adolescente demasiado común
El cineasta Tim Burton dirige algunos capítulos de la serie sobre el icónico personaje, ya disponible en Netflix
‘Miércoles’ lo tenía todo para triunfar: libertad creativa, a Christina Ricci y hasta a Tim Burton, pero en la serie de Netflix faltan los chasquidos, la mansión, la abuela y el alma de aquella niña que disfrutaba torturando a sus hermanos. Son los Addams, pero rebajados con litros de drama adolescente.
Lo gótico es solo un revestimiento en ‘Miércoles’, cuyos ocho episodios se estrenaron ayer en la plataforma; un efímero disfraz con el que camuflar lo que es una transición antinatural del personaje a la adolescencia más vulgar. En vez de contar una historia que permita comprender al más ingobernable de los Addams, la ficción se dedica a adoctrinar a aquella niña cínica y tétrica para que encaje en un instituto lleno de raritos demasiado normales. Miércoles tiene cada episodio la piel más bronceada y los labios más sonrosados, termina claudicando ante las nuevas tecnologías y lo políticamente correcto e incluso sonríe con algo más de una mueca. Lo único realmente terrorífico de la serie es su moraleja: hay que aceptar al diferente, pero solo si cambia y se adapta al resto.
Jenna Ortega lo intenta. La actriz cumple como revisión adolescente del icónico personaje que interpretó en los noventa Christina Ricci, el problema es el resto: la estética impersonal y colorida, el frágil y predecible misterio y un rastro que recuerda más a Harry Potter o Sabrina que a los propios Addams. Es complaciente y está llena de trampas, pero nada es lo suficientemente raro para que encaje, ni siquiera el monstruo, el único en cuyos ojos se puede ver algo del espíritu de Tim Burton. No es que el cineasta, director de varios capítulos y productor ejecutivo, haya filmado una mala serie, simplemente se nota muy poco su mano.
Como producto para adolescentes pasa el corte, gustará a buen seguro a su público objetivo; como obra escogida del maestro de lo gótico carece de garra. Es difícil entender que un director con tanta personalidad haya firmado una serie tan convencional sobre un personaje desbordante. Sale Cosa, pero falta magia.