Una abuela y su nieta fallecen en el incendio de su piso en Las Moreras
▶La investigación baraja la acción de un radidador en un suceso accidental con muertes por la inahalación del humo ▶Los vecinos de ambas muestran su dolor: «Es una pena. Ella era una mujer muy buena y la niña, un angelito»
MORERAS y toda Córdoba se tiñeron ayer de luto por la muerte de una abuela y de su nieta tras un incendio en la tercera planta de un bloque del Patio Poeta Luis Rosales del citado barrio. Fuentes policiales apuntaron a la inhalación de humo como el motivo que habría provocado los fallecimientos.
Por su parte, la subdelegada del Gobierno, Rafaela Valenzuela, señaló que «todo apunta a un accidente, pero es un barrio donde las situaciones son más precarias, por lo que eso también hay que mirarlo». «Aunque no sea un tema de responsabilidad penal, sí es una cuestión social y hay que indagar en qué condiciones vivían estas dos persona», afirmó, en alusión a las difíciles condiciones socioeconómicas de este barrio. La Policía Nacional ha asumido la investigación de los hechos.
Desde el Ayuntamiento, se informó de que el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) fue alertado sobre las 4.30 horas de la madrugada de ayer de un incendio en una vivienda de la tercera planta del número 14 del Patio Poeta Luis Rosales. Los bomberos se desplazaron de inmediato a él. El fuego provocó la muerte de una abuela, de 60 años, y de su nieta, de 18.
La estampa en el lugar de los hechos, pocas horas después del incendio, resultaba escalofriante. Un móvil sonaba en el interior de la vivienda que había ardido. Algo que debía ser cotidiano se tornaba estremecedor, porque nadie podía coger dentro de ese piso, donde estas dos mujeres habían perdido la vida.
Eran Mari Carmen, la abuela, y Cristina, la nieta. Así lo contaba María, vecina de planta de las fallecidas. «Me ha dado mucha pena, mucha pena», aseguraba y sus palabras se entendían aún mejor cuando rememoraba que conocía a Mari Carmen de «toda la vida». Tres décadas compartiendo rellano: «Vivo aquí desde hace 30 años, cuando dieron los pisos. Y ella vino aquí con los niños muy chiquitos; tenía cinco. Imagínese el cariño que le tenía».
Atendía a ABC «sin dormir y con palabras de cariño para la abuela fallecida. «Era una mujer buena; muy buena. Esto ha sido una pena», afirmaba. «Vivía sola, separada. Y estos días la pobre estaba mala, con gripe», contaba, para luego acordarse de Cristina. «La nieta estaba durmiendo con su abuela, porque le gustaba mucho estar con ella», comentaba.
Añadía que «la nietecilla es que se ha criado ahí [aludiendo al piso quemado a unos pasos]. Ayer [por el jueves], al mediodía, estuve yo con ella, que me dejé las llaves atrás cuando venía de la rehabilitación, y hablé con ella. Y me dijo: ‘¿Sabes el móvil de tu marido? Con el mío, te lo llamo’. Más cariñosa. Angelito».
A María le venían a la cabeza las horribles imágenes vividas esta madrugada. Vio cómo sacaban el cuerpo de la joven, pero, al principio, pensó que «estaba dormida. La llevaron al pasillo. Le puse una colcha de lana. Al rato, sacaron a la abuela». «Ha sido un impacto muy grande. Hemos pasado miedo y mal rato», confesaba. «Ayer tarde estuve hablando con la niña y verla esta madrugada ahí muerta... Estamos muy disgustados», resumía.
La causa
En el Patio Poeta Luis Rosales, la vida trataba de abrirse camino y sonaba música. Pero para los vecinos del número 14 no era un día normal. Antonio, uno de sus jóvenes habitantes, aseguraba que regresó de madrugada y se topó con el trágico suceso. «Me encontré todo. Estaban bajando los cuerpos. Dicen que ha sido por un radiador de aceite que ha salido ardiendo», aseguraba.
«Ha sido un impacto grande». Conocía a ambas de hace mucho. No en vano, él tiene ahora 35 años y lleva viviendo en ese portal desde los cuatro. Señalaba que Mari Carmen había regresado «hace poco» a su vivienda de toda la vida. «Llevaba mucho fuera porque trabajaba de interna, en una casa. Se ve que había terminado el trabajo y se había vuelto al piso», finalizaba.
Aixa, una joven que vive en este bloque, por su parte, afirmaba que sí conocía a Cristina. «Menuda tragedia. Estaba estudiando pero no sé qué», indicaba. Añadía que fueron otros vecinos los que «escucharon reventar las ventanas; empezaron a dar gritos y nos despertaron a todos». «He pasado un poquito de miedo», señaló, aun
María Vecina del piso incendiado
En el interior de la vivienda siniestrada, horas después del fuego que se cobró dos vidas, sonaba trágica e inútilmente un móvil
«Ayer por la tarde estuve hablando con la niña y verla esta madrugada ahí muerta... Y la abuela era muy buena. Estamos muy disgustados»
Víctor
Vecino del piso incendiado
«Llegaba a casa y me encontré todo. Estaban bajando los cuerpos. Ha sido un impacto grande»
Sergio y Georgiana Vecinos de la zona
«¡Esto es una pena muy grande! Y han sido dos personas; también una chiquilla de 18 años, con toda la vida por delante»
que de inmediato corrigió: «Bueno, más que miedo, siento pena».
Al salir del portal, por delante de él, pasaban Sergio y Georgiana, una pareja que conocía a la familia, sobre todo a uno de los hijos de Mari Carmen. «Fue conmigo al colegio», decía él. Aseguraban haberse enterado hace «media hora» por los vecinos y ella confesaba que «me quedé que no podía respirar cuando supe lo de la niña de 18 años». «¡Por Dios! ¡Esto es una pena muy grande! ¡Muy mal! Esto no debe pasar en la vida, unas muertes tan duras. Y han sido dos personas; también una chiquilla de 18 años, con toda la vida por delante», comentaban.
La noticia del suceso se iba extendiendo y el periodista interrogador acababa siendo interrogado por una mujer a pie del número 14. Ésta al conocer lo sucedido sintetizaba la tragedia en una frase: «¡Qué pena, madre mía!».