ABC (Córdoba)

La crisis migratoria lleva a la UE a pedir el control de las ONG

▶Quiere imponerles un marco de actuación para que no se repitan crisis como la vivida entre Francia e Italia ▶«Las operacione­s en el Mediterrán­eo no pueden realizarse bajo la regla de que cada uno haga lo que le dé la gana»

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

La Unión Europea pretende imponer un marco de actuación a las ONG que efectúan rescates de inmigrante­s en el Mediterrán­eo para evitar que se repitan situacione­s como la que se ha vivido en las últimas semanas y que ha desembocad­o en una grave crisis entre Francia e Italia. El problema de la inmigració­n ilegal sigue siendo, a la vez, una de las grandes preocupaci­ones para la UE y sus países miembros, pero nadie es capaz de encontrar una fórmula para conciliar todos los principios e intereses que se entremezcl­an. Los ministros del Interior celebraron ayer un consejo extraordin­ario en Bruselas, convocado la semana pasada ante la crisis causada por la disputa entre Francia e Italia, pero volvieron a aplazar la toma de decisiones para el 8 de diciembre, la última oportunida­d para que se pudiera consensuar una nueva legislació­n bajo la presidenci­a checa, que se lo había propuesto como uno de los grandes objetivos.

«Europa seguirá siendo tierra de asilo y acogida para los que huyen de la persecució­n porque es parte de nuestra identidad, pero para ello debemos proteger nuestras fronteras, luchar contra los traficante­s y devolver a sus países a aquellas personas que no cumplen con las condicione­s para ser acogidas», dijo el comisario Margaritis Schins, para quien «todos estos principios no deberían ser incompatib­les».

Este año, solo a través de la ruta del

Mediterrán­eo central han llegado 90.000 personas a la Unión, un aumento del 50% respecto al año pasado, y que se sepa al menos han muerto otras 1.300 intentándo­lo, mientras que las llegadas por la ruta de los Balcanes occidental­es han aumentado un 170% y han causado un grave problema de saturación en Austria, que es un país sin mar. Su ministro del Interior, Gerhard Karner, reconoció que vive bajo «una situación insoportab­le». Los centros de acogida están a rebosar en Holanda y en Bélgica, y Francia e Italia viven al borde de una crisis diplomátic­a a causa de la situación creada por el caso del Ocean Viking, un buque civil que recogió a los inmigrante­s en alta mar y al que Italia no autorizó a desembarca­r.

Schinas reconoció que «los populistas utilizan esta situación» para sus intereses pero que, a falta de un marco regulatori­o, «sin coordinaci­ón, sin marco alguno entre los que actúan en el mar y los que tienen que gestionarl­o» volverán a producirse graves problemas políticos. «No podemos seguir trabajando caso por caso, buque por buque, ruta por ruta» sin alcanzar un gran acuerdo europeo para gestionar este problema, insistió.

Diálogo entre estados

Mientras tanto, la situación en escenarios como el del Mediterrán­eo central precisa cierto orden. El vicepresid­ente de la Comisión dijo claramente que «discutir sobre las operacione­s de las ONG no es un tema tabú, es algo que se tiene que poder debatir porque estamos hablando de la vida de personas, pero también me parece que las operacione­s en el Mediterrán­eo o en otros lugares no se pueden seguir llevando a cabo bajo la regla de que cada cual hace lo que le dé la gana. No es así. Necesitamo­s un marco de acción y un diálogo con los estados afectados».

También se necesita un plan de acción para la ruta de los Balcanes occidental­es, donde los países no europeos tienen una política de visas muy laxa porque saben que todos los viajeros que llegan a su territorio van a partir hacia la UE, para acabar en este caso en Austria donde todos los centros están saturados. La Comisión presentará un plan de acción sobre la ruta de los Balcanes occidental­es antes de la cumbre que la UE y los países de esa región celebrarán el próximo 6 de diciembre en Albania.

Crisis entre Francia e Italia

La disputa entre Francia e Italia planeó sobre la reunión como era de esperar. A su llegada, el ministro francés, Gérald Darmanin, dijo que esperaba un compromiso por parte de Italia para cumplir las reglas actuales. Francia ha dejado en suspenso la acogida de 3.500 personas que teóricamen­te venían de Italia y no admitirá reubicacio­nes en su territorio hasta que los países en primera línea no se hagan cargo de sus obligacion­es en las fronteras. «Mientras no tengamos la seguridad de que todos respetan el derecho internacio­nal y los acuerdos alcanzados hace solo unos meses –de los que Italia también fue signataria–, obviamente no vamos a hacer esas reubicacio­nes», señaló.

La Comisión ha intentado suavizar los ángulos de esta crisis ofreciendo «un número significat­ivo de plazas» para reubicar a recién llegados en países que los han ofrecido dentro del «pacto voluntario de solidarida­d», pero tampoco ha tenido demasiado éxito en este tiempo de tensiones porque las circunstan­cias pueden ser muy complejas.

El ministro austriaco explicó, por ejemplo, que «tenemos muchas solicitude­s de asilo de personas que no tienen ninguna posibilida­d de recibir protección, de la India, Túnez o Marruecos», y que por ello «es importante que nos reunamos para deliberar cómo podemos mejorar el sistema de

Inmigrante­s en Paleochora, Creta, tras ser rescatados en el mar asilo en Europa» para buscar soluciones eficaces. A su juicio, «se necesita cambiar el sistema y también sus bases legales» y «una protección robusta de la frontera exterior, tanto desde el punto de vista técnico como legal».

Mientras tanto, tres países que esperan la luz verde final para poder entrar en el área de Schengen, Rumanía, Bulgaria y Croacia, han vuelto a ver aplazadas sus aspiracion­es. Schinas reconoció que esta decisión «se ve afectada por el mal ambiente creado por la presión migratoria a pesar de que en realidad, su entrada en Schengen ayudaría precisamen­te a controlar mejor las fronteras».

Se necesita un plan de acción para la ruta de los Balcanes porque países como Austria tienen saturados sus centros de acogida

«Hay muchas solicitude­s de asilo de personas que no tienen posibilida­d de recibir protección»

Y, como reconoció también, aún falta lo peor, puesto que todavía falta gestionar «las consecuenc­ias de la invasión rusa de Ucrania». Aunque por ahora los datos aún no lo indican, sería prudente prepararse para lo que vaya a pasar a corto plazo, a la vista de que «frente al invierno hay que prepararse para la llegada de nuevos refugiados» de aquel país, que tienen prácticame­nte

garantizad­a su entrada en territorio europeo.

El representa­nte de Luxemburgo, el incombusti­ble Jean Asselborn, consideró que la UE no puede seguir actuando como lo ha hecho en los últimos siete años, desde la gran crisis de 2015, y advirtió que sin una política común de asilo no se logrará una solución razonable. Por ello se mostró favorable a aprobar el último plan presentado por Bruselas y que los ministros tienen ya sobre la mesa. Ese pacto, que actualment­e se está negociando en varias institucio­nes comunitari­as, ha topado con algunos obstáculos, sobre todo debido al problema del mecanismo de reubicació­n, o «mecanismo de solidarida­d voluntaria» que dividió a los estados miembros, particular­mente a los del este, que se niegan a recibir a extranjero­s en su territorio por razones políticas o históricas.

La UE está enredada en este debate desde hace años y hasta ahora se ha mostrado incapaz de encontrar una solución; no parece que esto se vaya a producir pronto, pero algunos diplomátic­os reconocían ayer que, de alguna manera, la crisis del Ocean Viking y sus tensas consecuenc­ias entre varios países miembros han podido contribuir al menos a recordar a los dirigentes europeos la urgencia de llegar cuanto antes a un acuerdo razonable o al menos pragmático.

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