La crisis migratoria lleva a la UE a pedir el control de las ONG
▶Quiere imponerles un marco de actuación para que no se repitan crisis como la vivida entre Francia e Italia ▶«Las operaciones en el Mediterráneo no pueden realizarse bajo la regla de que cada uno haga lo que le dé la gana»
La Unión Europea pretende imponer un marco de actuación a las ONG que efectúan rescates de inmigrantes en el Mediterráneo para evitar que se repitan situaciones como la que se ha vivido en las últimas semanas y que ha desembocado en una grave crisis entre Francia e Italia. El problema de la inmigración ilegal sigue siendo, a la vez, una de las grandes preocupaciones para la UE y sus países miembros, pero nadie es capaz de encontrar una fórmula para conciliar todos los principios e intereses que se entremezclan. Los ministros del Interior celebraron ayer un consejo extraordinario en Bruselas, convocado la semana pasada ante la crisis causada por la disputa entre Francia e Italia, pero volvieron a aplazar la toma de decisiones para el 8 de diciembre, la última oportunidad para que se pudiera consensuar una nueva legislación bajo la presidencia checa, que se lo había propuesto como uno de los grandes objetivos.
«Europa seguirá siendo tierra de asilo y acogida para los que huyen de la persecución porque es parte de nuestra identidad, pero para ello debemos proteger nuestras fronteras, luchar contra los traficantes y devolver a sus países a aquellas personas que no cumplen con las condiciones para ser acogidas», dijo el comisario Margaritis Schins, para quien «todos estos principios no deberían ser incompatibles».
Este año, solo a través de la ruta del
Mediterráneo central han llegado 90.000 personas a la Unión, un aumento del 50% respecto al año pasado, y que se sepa al menos han muerto otras 1.300 intentándolo, mientras que las llegadas por la ruta de los Balcanes occidentales han aumentado un 170% y han causado un grave problema de saturación en Austria, que es un país sin mar. Su ministro del Interior, Gerhard Karner, reconoció que vive bajo «una situación insoportable». Los centros de acogida están a rebosar en Holanda y en Bélgica, y Francia e Italia viven al borde de una crisis diplomática a causa de la situación creada por el caso del Ocean Viking, un buque civil que recogió a los inmigrantes en alta mar y al que Italia no autorizó a desembarcar.
Schinas reconoció que «los populistas utilizan esta situación» para sus intereses pero que, a falta de un marco regulatorio, «sin coordinación, sin marco alguno entre los que actúan en el mar y los que tienen que gestionarlo» volverán a producirse graves problemas políticos. «No podemos seguir trabajando caso por caso, buque por buque, ruta por ruta» sin alcanzar un gran acuerdo europeo para gestionar este problema, insistió.
Diálogo entre estados
Mientras tanto, la situación en escenarios como el del Mediterráneo central precisa cierto orden. El vicepresidente de la Comisión dijo claramente que «discutir sobre las operaciones de las ONG no es un tema tabú, es algo que se tiene que poder debatir porque estamos hablando de la vida de personas, pero también me parece que las operaciones en el Mediterráneo o en otros lugares no se pueden seguir llevando a cabo bajo la regla de que cada cual hace lo que le dé la gana. No es así. Necesitamos un marco de acción y un diálogo con los estados afectados».
También se necesita un plan de acción para la ruta de los Balcanes occidentales, donde los países no europeos tienen una política de visas muy laxa porque saben que todos los viajeros que llegan a su territorio van a partir hacia la UE, para acabar en este caso en Austria donde todos los centros están saturados. La Comisión presentará un plan de acción sobre la ruta de los Balcanes occidentales antes de la cumbre que la UE y los países de esa región celebrarán el próximo 6 de diciembre en Albania.
Crisis entre Francia e Italia
La disputa entre Francia e Italia planeó sobre la reunión como era de esperar. A su llegada, el ministro francés, Gérald Darmanin, dijo que esperaba un compromiso por parte de Italia para cumplir las reglas actuales. Francia ha dejado en suspenso la acogida de 3.500 personas que teóricamente venían de Italia y no admitirá reubicaciones en su territorio hasta que los países en primera línea no se hagan cargo de sus obligaciones en las fronteras. «Mientras no tengamos la seguridad de que todos respetan el derecho internacional y los acuerdos alcanzados hace solo unos meses –de los que Italia también fue signataria–, obviamente no vamos a hacer esas reubicaciones», señaló.
La Comisión ha intentado suavizar los ángulos de esta crisis ofreciendo «un número significativo de plazas» para reubicar a recién llegados en países que los han ofrecido dentro del «pacto voluntario de solidaridad», pero tampoco ha tenido demasiado éxito en este tiempo de tensiones porque las circunstancias pueden ser muy complejas.
El ministro austriaco explicó, por ejemplo, que «tenemos muchas solicitudes de asilo de personas que no tienen ninguna posibilidad de recibir protección, de la India, Túnez o Marruecos», y que por ello «es importante que nos reunamos para deliberar cómo podemos mejorar el sistema de
Inmigrantes en Paleochora, Creta, tras ser rescatados en el mar asilo en Europa» para buscar soluciones eficaces. A su juicio, «se necesita cambiar el sistema y también sus bases legales» y «una protección robusta de la frontera exterior, tanto desde el punto de vista técnico como legal».
Mientras tanto, tres países que esperan la luz verde final para poder entrar en el área de Schengen, Rumanía, Bulgaria y Croacia, han vuelto a ver aplazadas sus aspiraciones. Schinas reconoció que esta decisión «se ve afectada por el mal ambiente creado por la presión migratoria a pesar de que en realidad, su entrada en Schengen ayudaría precisamente a controlar mejor las fronteras».
Se necesita un plan de acción para la ruta de los Balcanes porque países como Austria tienen saturados sus centros de acogida
«Hay muchas solicitudes de asilo de personas que no tienen posibilidad de recibir protección»
Y, como reconoció también, aún falta lo peor, puesto que todavía falta gestionar «las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania». Aunque por ahora los datos aún no lo indican, sería prudente prepararse para lo que vaya a pasar a corto plazo, a la vista de que «frente al invierno hay que prepararse para la llegada de nuevos refugiados» de aquel país, que tienen prácticamente
garantizada su entrada en territorio europeo.
El representante de Luxemburgo, el incombustible Jean Asselborn, consideró que la UE no puede seguir actuando como lo ha hecho en los últimos siete años, desde la gran crisis de 2015, y advirtió que sin una política común de asilo no se logrará una solución razonable. Por ello se mostró favorable a aprobar el último plan presentado por Bruselas y que los ministros tienen ya sobre la mesa. Ese pacto, que actualmente se está negociando en varias instituciones comunitarias, ha topado con algunos obstáculos, sobre todo debido al problema del mecanismo de reubicación, o «mecanismo de solidaridad voluntaria» que dividió a los estados miembros, particularmente a los del este, que se niegan a recibir a extranjeros en su territorio por razones políticas o históricas.
La UE está enredada en este debate desde hace años y hasta ahora se ha mostrado incapaz de encontrar una solución; no parece que esto se vaya a producir pronto, pero algunos diplomáticos reconocían ayer que, de alguna manera, la crisis del Ocean Viking y sus tensas consecuencias entre varios países miembros han podido contribuir al menos a recordar a los dirigentes europeos la urgencia de llegar cuanto antes a un acuerdo razonable o al menos pragmático.