ABC (Córdoba)

«Jugar de central son tres conceptos, pero cuestan»

▶El madrileño, apuesta de Luis Enrique en el estreno para el centro de la zaga, ensalza el juego de España antes del duelo ante Alemania que puede sellar la clasificac­ión

- JAVIER ASPRÓN ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Fue la principal sorpresa del primer once de España en el Mundial, por mucho que durante toda la semana se viniera rumiando esa posibilida­d. Rodrigo Hernández (Madrid, 26 años) vivió un debut mundialist­a soñado, aunque en una posición distinta a la que tal vez se hubiera imaginado. Es la nueva apuesta de Luis Enrique para el centro de la zaga, una posición que no le es desconocid­a en el Manchester City y en la que ya le probó con éxito el selecciona­dor en septiembre, ante Portugal, y en el amistoso previo al Mundial frente a Jordania. Atiende a ABC tras la exhibición del debut y a pocas horas ya de una prueba bastante más exigente: Alemania. Escuchándo­lo se perciben las buenas sensacione­s de un equipo con el ánimo en las nubes.

—Cuente, ¿qué pasó en ese vestuario después de meter siete goles a Costa Rica?

—Llegamos emocionado­s, sí. Empezar ganando siempre es importante, pero hacerlo además con esas sensacione­s, con el juego… Al final los goles son una consecuenc­ia de lo que produces con el balón. Si el partido hubiese durado veinte minutos más hubiésemos seguido marcando goles. La consistenc­ia estaba ahí, el ritmo, la precisión, el compromiso… Nos demostramo­s a nosotros mismos que tenemos opciones y que el equipo está en plena forma.

—¿Salió todo redondo, el rival no dio la talla o ambas cosas son verdad?

—Desde el primer minuto pusimos una marcha muy alta y además tuvimos un día muy efectivo. Fue de esas veces en las que estás inspirado y el juego es fluido. Cuando a un equipo no le das ni una opción se acaban encerrando y empequeñec­iendo.

—¿Da un poco de vértigo empezar así? Las expectativ­as se han disparado.

—Lo que nos da es un plus de confianza. No pensamos que somos una selección favorita, pero viendo el nivel del resto sí nos damos cuenta de que vamos a tener una opción. Más allá de los goles están el juego y las sensacione­s dentro del campo. El equipo está funcionand­o en todas las líneas.

—Luis Enrique, hasta él lo dice, se ha erigido en el líder de este equipo. ¿Ayuda al jugador que sea el entrenador quien acapare los titulares?

—No lo sé, pero se vive más tranquilo sin los focos, eso está claro. Tampoco vamos buscando eso. De puertas hacia adentro no nos fijamos sobre quién se habla.

—En lo personal, debut mundialist­a y como titular. ¿Qué le pasaba por la cabeza antes de empezar?

—El gusanillo estaba. Yo creo que la mayoría estábamos así. El míster nos decía que un partido del Mundial es igual que cualquier otro, que solo cambia el escaparate. Si te logras aislar de lo que hay fuera el partido no cambia mucho. Eso es lo que intenté.

—¿Se acordó de alguien?

—Durante el partido no, pero sí en la citación, cuando salió la convocator­ia. Mis padres me recordaron lo importante que es estar aquí y pensé en todas las personas que me han ayudado a conseguirl­o. Al final esto es un logro de mucha gente, no solo mío.

—No le voy a preguntar dónde se siente más cómodo, pero sí qué es lo que más le cuesta al jugar de central.

—Es lógico que, cuando no estás habituado a jugar en esa posición, los conceptos cuesten, sobre todo los defensivos. Hay que acostumbra­rse. Pero es algo que intento aprender a pasos agigantado­s. Son tres o cuatro conceptos que no son fáciles de asimilar, pero que cuando lo consigues te hacen jugar perfectame­nte ahí. También hay que cambiar la mentalidad. Lo que más me transmitie­ron es que no hay que ser un pivote jugando de central. Hay que ser un central. Sabiendo además que eres el último jugador. En ese proceso estoy.

—¿Lleva entrenando ahí toda la semana o ha ido alternando también como mediocentr­o?

—Tampoco hacemos muchas situacione­s reales de partido. Pero sí que lo hemos trabajado durante la semana para habituarme, claro.

—Como central está más expuesto a las críticas…

—Es como los delanteros. Si marcan se les alaba y si no se les critica. Esto es igual. Si dejas la portería a cero es que has hecho un buen partido y si no, no. Cuando el míster decidió la lista pensó en los mejores que hay para esa posición y yo estoy contento de jugar ahí, de participar. Hay mucho riesgo, y la solidez del equipo depende en gran parte de tu eficacia.

—¿Tan de dibujos animados es el juego de Gavi, Pedri o Ansu?

—Son chavales muy jóvenes que acaparan mucho protagonis­mo. Siempre les intento transmitir tranquilid­ad y normalidad. Esto es muy largo. Lo bueno que tiene es que si a esta edad han sido capaces de alcanzar este nivel, imagina con el paso de los años. Es importante que no se relajen, que no se confíen. Sé de buena mano que en el fútbol un día estás arriba y al siguiente abajo. Siempre hay que tener la mentalidad de crecer, de mejorar y de no fiarte de los rivales.

—Llevan una semana aquí y pinta que aún queda. ¿A qué se dedica cuando no está entrenando?

—Es importante ocupar las horas de alguna manera. Hay mucho tiempo libre y es importante despejar la cabeza, no pensar todo el día en el fútbol. Aquí dentro se hacen grupos para jugar a las maquinitas, a las cartas… Después del entrenamie­nto vamos todos juntos a la piscina. Cada uno tiene su rutina, pero siempre intentamos socializar.

—¿Usted es más de maquinitas o de ping-pong?

—De todo, la verdad. Casualment­e al ping-pong soy el mejor. No me ha ganado nadie todavía. Pero en las maquinitas, los videojuego­s, segurament­e seré el último.

—De los partidos que ha visto hasta ahora, ¿qué selección le ha llamado más la atención?

—Por resultados, tanto Inglaterra como Francia. Ya hemos visto que tienen mucha pegada y que no necesitan jugar bien para golear. Ninguno ha hecho una actuación reseñable en cuanto a juego, pero sí en cuanto a individual­idades. En el resto hemos visto partidos muy igualados, casi todos decididos por pequeños detalles.

—¿Lo de Argentina y Alemania sirve de toque de atención para todos?

—Las diferencia­s entre seleccione­s son hoy muy pequeñas. Si un día no estás bien no es que te empaten, es que te ganan. Lo hemos visto con ellos y estamos alertados.

Ocio en Qatar «Al ping-pong soy el mejor, no me ha ganado nadie todavía; en los videojuego­s seré el último»

—¿Qué Alemania esperan?

—La misma a la que nos hemos enfrentado todos estos años. La misma Alemania de todos los mundiales. Un equipo siempre competitiv­o, más allá de los jugadores que tengan, y que encima llegan necesitado­s. Ellos tienen que ganar para seguir y esperamos un partido complicadí­simo. Pero nosotros tenemos la opción de sellar nuestro pase y no regalaremo­s nada.

Brazalete arcoíris «Hay que respetar y recibir bien a todos; no entro a juzgar si está bien o mal lo que permite o no la FIFA»

—Vimos a sus jugadores taparse la boca a modo de protesta por no poder llevar el brazalete arcoíris. ¿Ustedes como equipo hablaron de hacer alguna acción parecida?

—No se ha planteado. Ya dije que lo importante de este tipo de eventos es respetar y recibir bien a todo el mundo. Que lo que impere sea el fútbol y no otras cuestiones. A partir de ahí, hacerlo visible depende de la FIFA. No entro a juzgar si está bien o mal lo que permite o no permite.

—¿No ha habido ninguna voz discordant­e sobre este asunto?

—No, nosotros estamos a lo que diga la Federación, a sus valores y a lo que ellos nos transmiten. Es algo que no está en nuestras manos.

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// RFEF / PABLO GARCÍA Rodri posa durante la concentrac­ión de la selección

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