La climatología no da tregua al campo
«Si esta extraordinaria situación de sequía no termina de revertirse, podría limitarse una vez más la rentabilidad del sector»
Señalaremos la relación entre el sector agrario y la climatología como una relación de amor-odio en la que los agricultores esperan cada año como este factor afectará a sus cultivos. Cada campaña trae penas y alegrías, sin embargo, en los últimos años las penas han sido más palpables con miles de millones de euros en pérdidas y daños; siendo la sequía uno de los riesgos más acuciantes.
Llevamos bastante tiempo reclamando recursos hídricos que palien sus consecuencias debido a la forma tan severa y crucial en la que inciden en las explotaciones agrarias. Durante la campaña precedente e inicio de la actual, sus efectos son cada vez más visible.
De hecho, los agricultores se han enfrentado a numerosas incidencias frecuentes para ellos, y otras que no lo han sido tanto. El invierno se está resistiendo, y rozando los últimos días de noviembre las temperaturas son inusualmente cálidas, por lo que estaríamos ante un retraso inquietante para el campo.e doblando a la media de los últimos diez años. También es verdad que se han incrementado bastante todos los gastos para llevar los cultivos a éxito. Pero lo importante siempre es el margen que dejan las cosechas más allá de los costes.
En los últimos años, lo que más ha importado a los agricultores es la PAC, porque mucho se decía que era lo que quedaba de ganancias de cada hectárea que se sembraba de secano. Pero en esta «nueva era» de precios parece que la PAC debe pasar a un segundo plano porque tiene mala solución, ya que cada vez es más verde, compleja, exigente y con menor presupuesto.
Ahora cobran mucha mayor importancia las decisiones de los cultivos, rotaciones, control de gastos, etc., pero lo más importante pasa a ser la comercialización.
Los incrementos de costes a la hora de la siembra y lograr llevar a los cultivos a éxito estarán alrededor del 50%, sin embargo también se han incrementado bastante los precios de ventas de los productos finales. Por ejemplo, la media de precios de nuestros cultivos históricos está por encima de 100% de la media de la última década. El trigo duro ha pasado de 240 €/tm y ahora está cercano a los 500€/tm.
El girasol supera al trigo duro, la media de los últimos años estaba sobre 350€/tm y lleva tiempo por encima de los 625€/tm en el convencional y de 750€/tm en el alto oleico. Si atendemos a los productos forrajeros (triticales, cebadas, trigos pienso, etc.) pasamos de una media de 170€/tm a estar por encima de 340€/tm.
De hecho, este año, a buen seguro que muchas tierras de regadío volverán a sembrar trigos y girasol, porque los números salen. Lo que tengo claro, es que el agricultor no debe caer en el desánimo por los altos costes y la falta de precipitaciones, este sector ha sido siempre complicado pero con una media segura.