ABC (Córdoba)

«La ley del ‘solo sí es sí’ genera una insegurida­d tremenda a las víctimas de los agresores»

Esta experta echa en falta medidas preventiva­s para atajar las muertes por violencia machista

- PABLO MARINETTO MÁLAGA

Llevaba semanas haciéndolo todo al gusto de su marido para no enfurecerl­o. La boda de su mejor amiga estaba a la vuelta de la esquina y optó por la sumisión para poder asistir.

Maquillada, vestida, con el tocado puesto y lista para salir, él la arrastró hasta al cuarto de baño y la metió bajo la ducha hasta quedar empapada en el suelo, donde permaneció durante horas paralizada por la humillació­n. No hubo moratones, patadas ni puñetazos pero a María Castellano se le eriza el vello cuando recuerda la historia de aquella chica.

Fue uno de los innumerabl­es casos de violencia de género a los que tuvo que enfrentars­e en su carrera esta médica jienense, especialis­ta en medicina legal y forense y primera catedrátic­a de Medicina de España.

En 40 años de profesión ha vivido de cerca la cara más amarga de esta lacra a la que ni la política ni la ley logran poner freno. Ya retirada, aún le cuesta asimilar la frialdad e impasivida­d de alguno de los agresores a los que tuvo que mirar de frente, pero su bagaje le ha ayudado a establecer las herramient­as para combatirlo­s.

—¿Por qué cuesta tanto avanzar en violencia de género? ¿Tiene usted la clave?

—Lo que tengo son unas perspectiv­as sobre la violencia a través de los casos que he estudiado a lo largo de estos años cuando había una denuncia. Yo siempre hacía una valoración del agresor para ver qué riesgo podía suponer ese hombre en concreto con respecto a esa mujer. Sólo así se identifica­n los signos psicológic­os que pueden ser modificado­s por terapias de los que son absolutame­nte biológicos, que esos no se pueden modificar y suponen un riesgo evidente.

—Por sus palabras, se está fallando a la hora de analizar a los agresores…

—En los institutos de medicina legal hay un servicio de atención a las víctimas y los médicos forenses tienen que hacer una evaluación del agresor, pero hay que hacerla de manera inmediata y muy completa. Estudiar la personalid­ad de una persona te permite conocer su manera de ser pero también prever comportami­entos futuros. Y no se hace. El fallo principal en los casos graves y las muertes por violencia de género es que no hubo la suficiente prevención.

—¿Echa en falta un cambio estructura­l?

—Siempre digo que legislació­n y recursos hay de sobra. Lo que no sé es si sabemos destinarlo­s exactament­e a lo más necesario.

—¿A qué se refiere?

—Conocer a las personas que tienen conductas agresivas de tipo patriarcal, dominante, rencorosas y vengativas hacia una mujer es lo principal para poder estar preparados, pero tenemos también un problema de educación. Hay que educar a los niños para que sean capaces de reconocer sus propios sentimient­os e intenten modificar las conductas que no son favorables.

—¿Es ese el motivo por el que cada vez se registran más casos de violencia en parejas jóvenes y adolescent­es?

—Creo que esa educación permitiría en la adolescenc­ia y en la juventud establecer relaciones sabiendo que a quien uno acepta en su vida, lo comprende y lo acepta como es. La base en muchos conflictos de violencia es el hecho de que se quiera cambiar a la otra persona. Que haya tanta falta de respeto entre los jóvenes es un defecto educativo. Y desde luego la electrónic­a y las redes sociales son unos instrument­os de humillació­n, de hacer daño a las personas, enormes, como parte de lo que vemos en televisión, donde se deja al de enfrente sin dignidad y por los suelos. Eso se va quedando como algo ejemplariz­ante y es un mal referente.

—¿Qué opina de la ley del ‘solo sí es sí’?

—Redactar una ley es muy difícil y mucho más una como esta en la que entran todo tipo de conductas. Creo que ha habido un fallo en lo que es la legislació­n por una razón. Porque este Gobierno está sacando una ley detrás de otra: la de eutanasia, la reforma del aborto, la ley trans, que viene con otro montón de disparates…Hacen las leyes para tramitarla­s y aprobarlas pronto. Sin atender al Consejo de Estado ni al Consejo General del Poder Judicial ni a los legislador­es profesiona­les que siempre han existido como asesores, por eso todas tienen muchísimos defectos de técnica legislativ­a.

—Ha desembocad­o en una reducción de penas para los agresores. ¿Puede reducir las denuncias de las víctimas?

—Desde luego bueno no es. Ni para el país ni para la sociedad ni para el propio Gobierno y mucho menos para las víctimas. Todas manifiesta­n su disgusto porque sus agresores o van a estar menos en prisión o directamen­te han salido ya. Eso genera una insegurida­d tremenda y todo lo que sea transmitir insegurida­d a los ciudadanos y falta de protección, cuanto más en este tipo de delitos tan sensibles, es un error.

—Usted ha podido profundiza­r en víctimas y verdugos, ¿puede una mujer maltratada superarlo?

—Si hablamos de abusos, como por ejemplo tocamiento­s en la infancia, pueden seguir marcándote en la edad adulta, pero no al mismo nivel que los casos de violación. He visto muchos y desde luego las mujeres no lo habían olvidado. Estaban marcadas. Mucho más cuando se trata de violacione­s en grupo en las que sientes amenazada tu vida. Casos como el de la niña granadina en Francia te hace ver que el agresor sexual es reincident­e, que tiene una inclinació­n absolutame­nte biológica y viola porque disfruta con la imposición de ese dominio y de convertir a la víctima en un objeto.

—¿Puede un maltratado­r dejar de serlo?

—El perfil del maltratado­r inmaduro, inseguro, dependient­e, que no tolera la frustració­n o vive en una etapa infantil es más recuperabl­e con terapia que el del psicoticis­mo, que es la persona fría, inteligent­e, dominante, con preocupaci­ón por su imagen, orgulloso e incluso bien considerad­o en su ambiente laboral o social y que tiene otra cara en casa.

—En 2013 empezaron a contabiliz­arse

los casos de violencia vicaria. ¿Es una pauta en los maltratado­res hacer daños a los hijos?

—A lo largo de los años han ido cambiando los modelos y uno grandísimo fue el desviar el daño que se le quiere hacer a la mujer hacia los hijos para que ella sufra a través de esta perdida. En el caso del señor de Córdoba –en referencia a José Bretón–, su propia cara, su comportami­ento, mostraba una infinita crueldad. En el de Canarias -el asesinato de las pequeñas Ana y Olivia a manos de su padre, Tomás Gimeno-, ese hombre debía estar absolutame­nte deprimido. Por eso es importante que los médicos tengan ojo e identifiqu­en estas depresione­s profundas y con niveles altos de ansiedad, porque a estas personas les da igual su vida y llevarse por delante a quien sea.

Cambio de conducta «El perfil del maltratado­r inmaduro e inseguro es más recuperabl­e con terapia que el frío y dominante»

Legislativ­o «El Gobierno está sacando una norma tras otra: la de eutanasia, la reforma del aborto, la ley trans, que viene con otro montón de disparates»

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// FRANCIS SILVA María Castelllan­o, médica forense y especialis­ta en violencia de género y familiar, posa para ABC en Málaga

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