Porque era mía
El afán de venganza de Vladímir Putin se une a un mal disimulado complejo de inferioridad
Vladímir Putin está aplicando en Ucrania la fórmula criminal de los uxoricidas: ya que no puede poseerla, aniquilarla, junto con sus habitantes, hombres y mujeres, niños y adultos, aldeas y ciudades. Invoca incluso la misma razón de esos desalmados para cometer su fechoría: «La maté porque era mía».
Supongo que hay estudios clínicos sobre tan aberrante proceder, que podríamos llamar la cumbre, o más bien la sima, del machismo, donde el afán de venganza se une a un mal disimulado complejo de inferioridad. Algunos de ellos se suicidan a continuación o lo intentan, mientras otros llegan al máximo de su vesania matando a los hijos de la mujer, incluso si son también los suyos, para aumentar su dolor.
En cualquier caso, estamos ante una de las mayores lacras del proceder humano, si humano puede llamarse. Pero eso es lo que está haciendo el nuevo zar de las Rusias. Vista su incapacidad de retener Ucrania, pese a disponer de un potencial mucho mayor, se ha retirado, como todos los cobardes, a su territorio para erradicarla, con sus escuelas y museos, hospitales y teatros, bloques de viviendas y explotaciones agrícolas, centros de energía y plantas industriales.
Aseguran los servicios de inteligencia del Reino Unido, los más seguros sobre el conflicto, que Vladímir Putin se está quedando sin misiles al gastarlos en esa guerra que nunca podrá ganar por tenerla ya perdida. Posiblemente espera que el frío, el hambre y las necesidades más elementales, les falta incluso agua para beber, acabarán con la resistencia de los ucranianos.
Con lo que ha acabado ya es con su prestigio y con el de su país. Sólo un par de matarifes de las antiguas repúblicas soviéticas le apoyan, junto a algunos dictadorzuelos hispanos, mientras China, India, Turquía, nada favorables a Occidente, se distancian de él.¿Qué hará Europa ante ello?
Está en juego no solo su prestigio sino también su seguridad. Pedro Sánchez pide el cese de la agresión. Pero quienes le mantienen en el poder callan.