Francisco impone un gobierno de la Iglesia a golpe de auditoría
Pide ayuda a expertos externos ante problemas económicos y organizativos de instituciones de la Santa Sede
El 22 de noviembre, el Papa apartó de un plumazo a todos los altos cargos de ‘Caritas Internationalis’ y los sustituyó por un «comisario extraordinario» que llevará las riendas de esta organización hasta mayo. Francisco tomó la contundente decisión tras leer «una evaluación (externa)» que constató un ambiente tóxico de trabajo. Además, el Papa Francisco acaba de encargar a dos obispos uruguayos que examinen entre enero y febrero los 70 seminarios de España, con la idea de verificar si su estructura y organización es la adecuada para preparar futuros sacerdotes.
La clave es obligar a los directos implicados a afrontar los problemas, nombrando un comisario externo que trabaje con las personas afectadas. Ya lo hizo cuando se convirtió en arzobispo de Buenos Aires, en febrero de 1998.
En aquel entonces, la sede primada argentina estaba en el ojo del huracán. Un fondo de pensiones del ejército les había denunciado por negarse a devolver un supuesto préstamo de 10 millones de dólares. Entonces, Bergoglio ordenó una auditoría que demostró que la diócesis era caldo de cultivo para estafas. «Se había ignorado regularmente tanto la ley canónica como las directivas de los obispos sobre control y autorización de pagos», recuerda Austen Ivereigh en la biografía del Papa ‘El Gran Reformador’. El fondo de pensiones retiró la denuncia y Bergoglio tomó duras medidas como vender acciones y propiedades de la curia para evitar conflictos de intereses, y establecer un mecanismo que diera transparencia a las decisiones en materia financiera.
Cuando quince años más tarde se convirtió en obispo de Roma, se vio obligado a aplicar esta receta en el Vaticano. Nada más llegar, creó una comisión interna para aclararse con el Banco del Vaticano (IOR) y encomendó a la consultora Promontory Financial Group la revisión de sus clientes y procedimientos, para expulsar a quienes usaban el banco para lavado de dinero. Se eliminaron cinco mil cuentas, algunas de clientes durmientes, y se denunció al expresidente del banco, Angelo Caloia por haber provocado un daño de 59 millones de euros a la entidad.
En paralelo, el primer Papa de una orden religiosa en más de 150 años impulsó la revisión de órdenes y congregaciones religiosas a través de «visitas apostólicas», o sea, nombrando un emisario papal que revisara situaciones preocupantes. Un año después de su elección, el secretario de la Congregación para la Vida Consagrada,
José Rodríguez Carballo, aseguró que había «muchas decenas» de visitas apostólicas en marcha, y unas 39 instituciones intervenidas.
Una de las intervenciones más ruidosas fue la de los ‘Franciscanos de la Inmaculada’, que se habían desviado de su espiritualidad inicial, hacia una marcadamente tradicionalista. También, por ejemplo, actualmente el cardenal Santos Abril es el comisario pontificio del ‘Instituto del Verbo Encarnado’, para intentar aclarar una posible doble vida de su fundador.
El Papa ha empezado a ocuparse también de los puntos débiles de las instituciones formadas por laicos. Ocurrió por ejemplo con los ‘Heraldos del Evangelio’, famosos por vestir con túnicas como caballeros medievales. Desde 2019, después de dos años de investigaciones que llevaron a la renuncia del fundador, la gobierna como interventor el cardenal Raymundo Damasceno Assis. El Vaticano alegó «carencias en el estilo de gobierno, la vida de los miembros del Consejo, la pastoral vocacional, la formación de las nuevas vocaciones, la administración y gestión de las entidades y la recaudación de recursos».
El Papa Francisco también tuvo que intervenir en 2018 el ‘Sodalicio de Vida Cristiana’, después de que ellos mismos expulsaran a su fundador, Luis Fernando Figari, denunciado por abusos.
Este año el Papa ha podido concluir la reforma de la Orden de Malta, tras el culebrón desatado en diciembre de 2016 cuando el entonces Gran Maestro Matthew Festing, azuzado por el cardenal norteamericano Raymond Burke, expulsó de modo
ilegal a Albrecht Boeselager, entonces ‘Gran Canciller’ o primer ministro. Festing intentó sabotear una comisión papal que investigaba la decisión y desató una crisis interna que culminó con su dimisión.
Entonces el Papa decidió revisar sus constituciones, para que no se diluya el elemento espiritual de la Orden de Malta. Con el proceso –realizado con fuerte resistencia interna por parte de quienes temían que se lesionara la soberanía de la institución en favor de la Santa Sede– el Papa ha obtenido que sea posible que el Gran Maestre no sea de sangre azul y que haya mayor participación de las mujeres en las decisiones. En septiembre disolvió todos los altos cargos, y convocó un Capítulo general para enero en el que serán nombrados nuevos responsables. En la lista de instituciones intervenidas por problemas de gobierno está la rama de consagrados de Comunión y Liberación, llamados ‘Memores Domini’.
Auditorías para altos cargos
Francisco es también el primer Pontífice que realiza auditorías para definir el perfil de altos cargos vaticanos. Lo ha hecho al menos con tres dicasterios. La primera, en febrero de 2021, al jubilarse el cardenal Robert Sarah como prefecto de la congregación para el Culto Divino, condujo al nombramiento para este cargo del británico Arthur Roche. También después de que su enviado escuchara a todos los empleados de la congregación para el Clero –de la que depende lo relativo a los sacerdotes–, nombró prefecto al cardenal Lázaro You Heung-sik y eliminó departamentos.
En ese periodo encargó al cardenal de Chicago Blase Cupich que «visitara» el dicasterio para el Desarrollo humano integral. Para aclararse, Cupich precisó la ayuda de la rectora de la pontificia universidad Angelicum de Roma, sor Helen Alford, y del exmánager y consultor Pier Francesco Pinelli, que ahora está al frente de Caritas. Como resultado, el veterano prefecto Peter Turkson fue sustituido por el cardenal canadiense Michael Czerny y se redistribuyeron completamente las competencias internas.