La sequía da otra puntilla a la aceituna: el desplome del empleo
▶La escasa cosecha prevista por la falta de lluvia obliga a reducir a 10 peonadas las necesarias para el subsidio agrario ▶Las almazaras arrancan la campaña con menos plantilla y se espera perder más de un mes por la falta de actividad
La campaña de la aceituna supone una tabla de salvación para la gran mayoría de los municipios de la provincia. No en vano, dicha actividad está arraigada en 49 de los 77 municipios de Córdoba, generando cada año cuatro millones de jornales entre los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero. Ese empleo, como la lluvia, ha menguado hasta el punto de estar ante una de las peores campañas de aceituna en lo que se refiere a contrataciones, dando otra puntilla a una temporada lastrada por la sequía permanente y que se saldará, según todas las previsiones, como menor cosechas y rentabilidad. Y esa es una muy mala noticia para el mercado laboral en su conjunto y para la actividad económica de todo el ejercicio.
El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, apunta que todavía es pronto para evaluar el impacto que tendrá la caída de la producción en las contrataciones de los temporeros. «Ahora mismo no se está detectando mucho esa falta de contratos porque todo el mundo está en el campo sacando toda la aceituna que puede. Es difícil de evaluar ahora mismo el impacto que tendrá en los empleos».
Fernández de Mesa apuntó que «sí es cierto que en un campaña donde se espera perder entre un 35 y un 40 por ciento de la cosecha, en comparación con la temporada pasada, qué duda cabe que eso va a repercutir en la contratación de las personas».
Para el presidente de la patronal agraria cordobesa, «al haber menos aceituna que recoger hará falta menos mano de obra y bajarán las contrataciones». Y fue tajante en el marco temporal que viene: «Los tajos se van a acabar antes».
En cuanto a la duración de la actual campaña, el sector está pendiente del régimen de lluvias, que serán las que determinen su prolongación en el tiempo como consecuencia del estado de los caminos de acceso. «Ahora mismo las previsiones son de diez días de agua, estamos ya metidos en diciembre, la cosecha está avanzada en su empiece pero se está lejos de su mitad. Es difícil determinar cuando quedará concluida, todo va a depender de la meteorología», sentenció Fernández de Mesa.
A la caída de los jornales, que se espera sea una de las más altas de la década por la merma de los últimos años de falta de lluvia en las explotaciones olivareras, se suma también el desplome del trabajo asociado a la industria del olivar, como son las almazaras.
La presidenta de la Asociación Empresarial de Almazaras Industriales de Córdoba, Belén Luque, corroboró este hecho al afirmar que habrá menos empleo por culpa de la reducción de la cosecha y, por lo tanto, por estar en una de las campañas más cortas de los últimos tiempos. Al respecto,
Luque indicó que las almazaras de la provincia han empezado «con menos alegría», puesto que no están entrando suficientes toneladas de fruto para su molturación, por lo que se necesita menos personal. «Aunque vamos a intentar mantener el mayor empleo posible», afirmó.
Pero cuando llegue la campaña a su punto álgido, los empleos que se generen en las almazaras serán los mismos que en campañas anteriores pero con menor duración. Luque explicó que en este sector existe la figura del fijo discontinuo, que es la persona contratada para los meses de campaña y cuyo empleo se verá acortado por las circunstancias de la sequía. «Estos empleados son las personas que a lo mejor en vez de estar cuatro meses de trabajo estarán trabajando sólo tres. Esa es la diferencia con el resto de la plantilla que está todo el año en la almazara. Hablamos de un trabajo estacional, que será el gran perjudicado por la falta de cosecha», apuntó la dirigente de la asociación que aglutina a las almazaras industriales de Córdoba
Más negro aún ve el panorama el presidente de Almazaras de la Subbética
y de la Denominación de Origen Protegido Priego de Córdoba, Francisco Serrano.
A su juicio, la pérdida del empleo estacional y de la plantilla de apoyo durante la campaña puede superar los treinta días. Es decir, que las personas contratadas temporalmente den por finalizada su relación laboral antes de febrero, mes que tradicionalmente marca el fin de la campaña en la provincia y donde todavía hay una gran actividad en las almazaras.
«Hay muchas menos entradas y mucha menos actividad. Nosotros hemos empezado la campaña más cortos de personal que otros años. Estamos casi todos, pero no hay aceituna para trabajar durante todo el día, por lo que hay que parar al mediodía y apañarnos con el personal que tenemos».
«Este campaña no es que sea mala, sino lo siguiente, malísima en todos los sentidos», se lamentó Serrano. Porque a la caída de los empleos se suma la reducción de la cosecha, lo que supone menos ingresos para los olivareros, y «con unos rendimientos muy malos, peores que los del año pasado». Menos empleo, menos aceituna y aceite de peor calidad. Ese es el resumen que el presidente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Priego de Córdoba hace de la campaña.
Las previsiones de la patronal advierten de una reducción que puede llegar al 40 por ciento en el peor de los escenarios
Peonadas
El aforo de la Junta de Andalucía de la campaña del olivar 2022-2023 contempla una reducción en la producción de aceite de oliva de un 49 por ciento. En el caso de Córdoba, las previsiones indican que las almazaras producirán esta temporada s 158.000 toneladas de aceite de oliva. En la campaña anterior se produjeron 300.000 toneladas de oro líquido, lo que indica una bajada del 47 por ciento, en la línea con la media andaluza.
Pero siempre hay un resquicio para la esperanza. Y a eso se agarra el máximo responsable de Almazaras de las Subbéticas. «Ahora parece que va a llegar un temporal decente (en alusión a las previsiones de lluvia para los próximos días), lo que será fundamental para empezar a remontar y revertir la situación, porque si no llueve, si los olivos no cogen agua ahora, esto va a ser un caos, va a ser un desastre total», advirtió Serrano.
La caída de la cosecha de la aceituna obligó a tomar medidas contundentes incluso antes del inicio de la campaña. Así, el Gobierno central, en vista de los malos augurios por la sequía permanente y su consiguiente reducción de la actividad agraria, fijó para los trabajadores eventuales agrarios de Andalucía y Extremadura un nuevo tope para acceder al subsidio y a la renta agraria, a la que se podrá aspirar con sólo 10 jornadas trabajadas, en lugar de las 35 habituales.
Esta rebaja de las peonadas quedó plasmada en el Real Decreto-Ley 18/2022, de 18 de octubre. Esta medida esta vigente desde el pasado 1 de noviembre y hasta el próximo 30 de junio de 2023, ambos inclusive.
Los productores creen que una lluvia persistente en los próximos días puede contribuir a una mejora de los datos proyectados