«Granada debería postularse a ser sede de la Agencia Europea»
Los expertos en Inteligencia Artificial miran al futuro tras el fiasco de la sede española
«Nos ha faltado hacer lobby», destaca Javier Valls, experto en legalidad y ética por la CE y colaborador en la candidatura
El experto insiste en que «hay que evitar el pesimismo” y remarca que el potencial de Granada «sigue intacto»
«Ha faltado experiencia. Para conseguir metas grandes hay que saber mover todos los hilos y ha faltado picaresca»
Jarro de agua fría. Fiasco. Impugnación. Robo. Son algunas de las palabras que, todavía en caliente, se escuchan en el ámbito político granadino tras haber perdido la oportunidad de ser sede de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (Aesia). La elección de La Coruña por parte del Gobierno en detrimento de Granada sigue levantando ampollas, aunque las razones, que se sabía desde un primer momento iban a ser políticas, resulten obvias.
«Nos ha faltado hacer lobby. Si hiciéramos un símil futbolístico está claro: hemos ido a jugar bonito, pero en Champions había también que pegar patadas». Lo explica al otro lado del teléfono a preguntas de ABC Javier Valls, uno de los referentes en investigación en Inteligencia Artificial de la Universidad de Granada, uno de los baluartes de la que era la candidatura granadina.
Valls, nombrado experto en legalidad y ética por la Comisión Europea este mismo verano, es un peso pesado en el ámbito del Derecho y la IA en España. Ninguna universidad española puede presumir de tener un perfil de la relevancia del suyo entre sus filas. Frente a la ausencia de autocrítica desde las instituciones granadinas por la pérdida de la Agencia, Valls responde con sosiego.
En una dirección
«Ha faltado experiencia. Para conseguir metas grandes hay que saber mover todos los hilos y ha faltado picaresca. Hay que quedarse con lo positivo: quedar en la terna de las tres últimas deja claro que en Granada se están haciendo las cosas muy bien. Se ha involucrado la ciudadanía y ha sucedido algo que hasta ahora no sucedía: el Ayuntamiento ha mirado a la Universidad y, sobre todo, hacía mucho tiempo que toda la ciudad, todo su capital humano se movía en una sola dirección», resume el investigador.
Lo principal a evitar, insiste Valls, es el derrotismo y el pesimismo después del mazazo. «El ecosistema sigue existiendo. He visto un gran cambio. La llegada de multinacionales. TSystems, sin ir más lejos, ha duplicado su plantilla en Granada. El equipo que ha generado la candidatura, que ha sido ilusionante…», enumera el experto.
De cara al futuro, la veda abierta por el entusiasmo y el buen hacer en Granada en materia de Inteligencia Artificial, señala Valls, podría dar otras alegrías. «Está por debatirse cuál va a ser el papel de las agencias nacionales. No hay que perder de vista que esto es un proyecto europeo y que la legislación al respecto la marcará la UE», insiste. «Si teníamos tan buena candidatura, presentémonos a ser Agencia Europea de IA. Granada debería postularse a ser anfitrión de ese organismo», propone al respecto.
Otra opción está en que la Junta cree su propia Agencia, como ha ocurrido con la en la Comunidad Valenciana, donde Alicante, una de las principales contrincantes para hacerse con la AESIA, también se ha ido de vacío. «Queda por ver cuál es el papel de las comunidades autónomas en todo esto y ese también sería un camino».
Lo que está claro es que el capital humano y la llegada de empresas ha abierto un sendero que no tiene marcha atrás. Granada está a la vanguardia, siendo su universidad una de
las diez más importantes de Europa, la que más a nivel nacional, en materia de IA. «Desde el punto de vista de la ingeniería, humanista, de empresas…todo va a seguir».
Los puestos de trabajo que traería la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial, además, empiezan a estar en suspenso según el citado debate que se está llevando a cabo en el seno de la Comisión. «No iba a haber miles de empleos ni mucho menos. Estamos hablando de un órgano administrativo. El caso de León, por ejemplo, donde la Instituto Nacional de Ciberseguridad se vendió a bombo y platillo, solo da trabajo a 12 personas. Todo es muy relativo» resume Valls quitando peso a la decisión del Gobierno.