PODEMOS Y CRISTINA KIRCHNER
En una acción sin precedentes, dos ministras del Gobierno arremeten contra el Poder Judicial de Argentina por haber condenado a Cristina Kirchner por corrupción
La Justicia argentina ha condenado a Cristina Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por fraude al Estado. En la vía judicial de ese país aún quedan dos instancias de apelación, pero el fallo tiene un enorme calado político porque Cristina Kirchner es la vicepresidenta en ejercicio de un país donde todo el mundo sabe que ella es la auténtica líder del oficialismo, por encima del presidente, Alberto Fernández. La primera reacción de la afectada ha sido anunciar que no se presentará a nuevas elecciones en diciembre de 2023 en un intento por evitar que se desaten las presiones públicas para que dimita con urgencia de la alta magistratura que ocupa.
Inmediatamente después de conocerse la sentencia, la vicepresidenta dedicó un discurso en ‘streaming’ a sus seguidores en el cual, con su melodramática actitud habitual, arremetió contra la «mafia judicial» y el «Estado paralelo» que, según ella, la ha sometido a proceso. Ya había atacado e intentado desacreditar a los fiscales que pidieron 12 años de cárcel para ella acusándoles de tener escrita de antemano su sentencia. Ahora lo ha hecho con el tribunal, al que caracterizó como un pelotón de fusilamiento en su alegato final. No han faltado las alusiones al intento de un desequilibrado de disparar contra ella, hecho ocurrido el 1 de septiembre pasado. «Me quieren presa o muerta», dijo.
El único partido político español que se ha significado en este asunto que divide profundamente a la sociedad argentina ha sido Unidas Podemos. Y lo ha hecho para alinearse con Kirchner a través de sendos mensajes de dos ministras del Gobierno de Pedro Sánchez, la de Igualdad, Irene Montero, y la de Asuntos Sociales, Ione Belarra. No sólo se trata de una injerencia desde el Ejecutivo español en la política de un país con el que tenemos relaciones diplomáticas y de amistad, sino de un inquietante alineamiento contra el Poder Judicial de ese país, al que se acusa de sostener una «persecución» contra Kirchner y de servir de «herramienta de los poderosos para frenar los avances democráticos». La idea, tantas veces esbozada por Kirchner y por los dirigentes de Podemos, es que el poder del voto en las democracias que desean implantar está muy por encima de las leyes y de las reglas de procedimiento, y facultan a los líderes a tomar cualquier atajo, incluso aquellos que les permiten enriquecerse personalmente.
Podemos persevera así en sus ataques a cualquier poder judicial, aunque eso le suponga alinearse con figuras marcadas por la corrupción, demostrando que esta sólo es anatema de la izquierda cuando la protagonizan sus rivales políticos. Cuando no es así, aplican un doble estándar lamentable que lleva a pensar que hay algo más que afinidad ideológica y política detrás del mismo. Hay peronismo puro y duro contra la justicia libre.