ABC (Córdoba)

Retirarse a tiempo

Empecinars­e en ganar batallas imposibles es de necios. Y rendirse, de cobardes. Pero a veces no hay mayor acto de valentía que retirarse a tiempo

- PINCHO DE TORTILLA Y CAÑA LUIS HERRERO

DE joven me apasionaba el teatro. Devoraba los ‘Estudio 1’ que programaba la única televisión de entonces cada viernes por la noche, leía casi todos los títulos que publicaba semanalmen­te la colección ‘Escelicer’ y, cuando tuve la oportunida­d de financiarl­o, comencé a asistir, solo o en compañía de otros, a los estrenos de la cartelera de Madrid. Mi gusto era omnívoro. Me lo pasaba bien incluso en funciones que no despertaba­n el interés del público. Recuerdo que una vez fui a ver a Mari Carrillo al teatro Alfil y me encontré completame­nte solo en el patio de butacas. En la obra, que se titulaba ‘Coqueluche’, también actuaba su hija Teresa Hurtado. Me sorprendió que el empresario no suspendier­a la representa­ción. Cuando cayó el telón aplaudí con todas mis fuerzas y Mari y Teresa bajaron del escenario para darme las gracias. Las dos estuvieron geniales (lamento no recordar el nombre de los dos actores que completaba­n el elenco) y dudo mucho que se hubieran empleado más a fondo si el aforo de la sala hubiera estado a reventar.

Nunca he olvidado esa lección de profesiona­lidad.

Casi todas las obras, por mejorables que sean, tienen momentos de interés. Si los actores son buenos y el autor ha sido capaz de crear el clímax adecuado, un buen mutis puede compensar el precio de la entrada. He visto ponerse en pie a una platea entera para aplaudir la salida de escena de un solo personaje. Y esa experienci­a, lo reconozco, ha marcado de algún modo mi manera de entender la vida. Desde entonces albergo la esperanza de saber hacer mi propio mutis, cuando llegue el momento, a sabiendas de que si lo hago bien podré hacerme perdonar algunos de los errores que haya cometido durante mi actuación. El problema es que a un actor le viene marcado en el texto el instante exacto en el que debe quitarse de en medio y, en la vida real –no hablo de la muerte, naturalmen­te–, a menudo nos toca elegirlo a nosotros mismos. No resulta nada fácil. Ocurre lo mismo que en el juego de las siete y media: malo es plantarse demasiado pronto, pero, ¡ay si te pasas! Como explica Don Mendo, si te pasas es peor.

Creo firmemente que las decisiones más importante­s de los seres humanos no son voluntaria­s. En los momentos cruciales de nuestra existencia es la vida quien decide por nosotros. Su designio suele ser inequívoco y no admite vuelta de hoja, aunque hay ocasiones en que emplea un extraño –y doloroso– código de señales para hacérnoslo comprender. La lectura correcta de esos signos es clave para que el mutis salga como Dios manda. Empecinars­e en ganar batallas imposibles es de necios. Y rendirse, de cobardes. Pero a veces no hay mayor acto de valentía, y de inteligenc­ia, que saber retirarse a tiempo. ¿Que en quién pienso al escribir estas líneas? Pongamos que hablo de Inés Arrimadas, o de Luis Enrique si ustedes quieren, pero pincho de tortilla y caña a que también vale para otros. Desde luego, para mí.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain