Los técnicos analizan ya tres trayectos para el futuro gasoducto Barcelona-Marsella
Tardará siete años más en construirse que el denostado MidCat y multiplicará su coste
Estaba previsto para llevar gas a Francia y al resto de Europa pero, finalmente, solo transportará hidrógeno verde
Tendrá entre 400 y 500 kilómetros de longitud y discurrirá a unos 2.000 metros de profundidad bajo el Mediterráneo
Técnicos de los ministerios para la Transición Ecológica de España y de Francia están analizando ya tres posibles trazados para el futuro gasoducto o corredor verde entre Barcelona y Marsella, infraestructura que fue anunciada en octubre por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez; el primer ministro portugués, António Costa, y el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron.
Sobre la misma, se espera conocer mañana los detalles más importantes en el transcurso de la cumbre Euromediterránea que se celebrará en Alicante y a la que asistirán jefes de Estado y de Gobierno de Portugal, Francia, Italia, Grecia, Malta, Chipre, Eslovenia, Croacia y España.
A la espera de que se conozcan los datos más importantes, se puede adelantar que el gasoducto, denominado
BarMar y rebautizado pocos días después como H2MED, tendrá una longitud de entre 400 y 500 kilómetros, según el trazado que se elija finalmente. Por ello, la inversión prevista estará en el entorno de los 2.000 millones de euros. Durante una primera fase estaba previsto que llevara gas natural hacia Europa y, finalmente, solo transportará hidrógeno verde.
Su entrada en funcionamiento sería en 2030. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, apuntó hace unos días que se tardaría «entre cinco y siete años». La misma que dijo en agosto pasado que el denostado gasoducto MidCat podría estar acabado «en ocho meses».
Paralizada en 2019
Esta infraestructura, el MidCat, fue paralizada en 2019 por la CNMC con el beneplácito del PSOE y el aplauso de partidos de izquierda y ecologistas, entre otros motivos, por su nula rentabilidad económica futura, y adquirió una especial relevancia hace unos meses por las exigencias del canciller alemán Olaf Scholz para garantizarse el suministro de gas tras el corte de las importaciones desde Rusia.
Pero Macron siguió sin dar su brazo a torcer y forzó un nuevo trazado, en este caso entre Barcelona y Marsella. Además, condicionó su construcción a que la Unión Europea lo considere un proyecto de interés común (PIC) y asuma la mayor parte de los costes.
Un gol por la escuadra
Aunque Macron había metido un gol por toda la escuadra a Sánchez y a Costa, estos líderes vendieron la derrota como una victoria, a pesar de que el gasoducto H2MED tardará siete años más en entrar en funcionamiento que el MidCat y su coste multiplicará al del pequeño tramo que faltaba por construir entre Hostalrich (Gerona) y la frontera francesa. Esto quiere decir que si este invierno hubiera problemas de suministro de gas ruso a Alemania y a otros países europeos, no se podría utilizar el gasoducto Barcelona-Marsella, pues ni siquiera estará diseñado su trazado, el cual, ofrece numerosos problemas técnicos.
No obstante, no serán insalvables, dada la experiencia que tiene Enagás, el gestor de las infraestructuras gasistas en España, y otras empresas del sector que en los últimos años han construido los gasoductos del Magreb (bajo el estrecho de Gibraltar) y el Medgaz (210 kilómetros bajo el Mediterráneo a profundidades superiores a 2.000 metros). El primero llevaba gas natural desde los yacimientos argelinos de Hassi R’Mel hasta Tarifa (fue cerrado hace un año) y el segundo lo sigue transportando hasta Almería.
Al margen del trazado hay otra cuestión técnica que habrá que resolver en su momento, como son los ajustes que habrá que realizar en la infraestructura cuando a medio plazo deje de transportar gas natural para llevar hidrógeno verde.
Todos los expertos coinciden actualmente en que por el mismo tubo no puede ir gas natural e hidrógeno verde. Desde el Ministerio para la Transición Ecológica apuntan que los ajustes técnicos se centrarían en las instalaciones anexas, como las plantas compresoras, que requerirán una importante inversión para adaptarlas al hidrógeno verde.
Por otra parte, el nuevo gasoducto H2MED ha cambiado el paso a Enagás, ya que anunció hace solo cinco meses inversiones por encima de los 4.755 millones hasta 2030 para ampliar las conexiones gasistas de nuestro país. Entre ellas, contemplaba un gasoducto entre Barcelona y la ciudad italiana de Livorno. Sin embargo, esta infraestructura ha quedado convenientemente archivada tras la aparición del Barcelona-Marsella.
Puente naval con Italia
Mientras tanto, la única solución que existe para suministrar gas a Europa en caso de emergencia durante este invierno es el puente naval previsto entre Barcelona y La Spezia (Italia) para llevar gas licuado en pequeños barcos desde la Ciudad Condal hasta el mencionado puerto italiano. Este transporte aún tardará varias semanas en poder estar en servicio.
De momento, lo que sí que ha entrado en funcionamiento hace poco más de un mes es la ampliación del gasoducto Euskadour (País Vaco), que cruza los Pirineos. Junto con el de Larrau (Navarra), suman 8,5 bcm (miles de millones de metros cúbicos). Entre ambos no llegan a los 10 bcm que tiene el Medgaz, que lleva el gas hasta Almería.