ABC (Córdoba)

Podemos ofrece tratar a los perros de caza como mascotas solo fuera de su ‘jornada laboral’

▶Derechos Sociales escenifica una cesión pero mantiene la mayor parte de las restriccio­nes al sector cinegético. «No es suficiente», dicen los afectados

- ISABEL MIRANDA /GREGORIA CARO MADRID

«Ala gente en las ciudades les tienen engañados», resume el rehalero José Sanz sobre la idea que «animalista­s radicales» de Podemos venden del mundo rural. Ayer el Ministerio de Derechos Sociales, encabezado por la líder de Podemos, Ione Belarra, propuso al PSOE una enmienda para desatascar la ley de Bienestar Animal. Los perros de caza quedarían excluidos de la aplicación de la norma mientras participen en actividade­s cinegética­s, pero no el resto del tiempo. «Eso no es suficiente para nada. La ley tiene muchas más cosas que a los dueños de los perros nos tienen en el aire», asegura Sanz. «Lo que tienen que hacer es empezar la ley desde cero».

Al llegar al Congreso, el Grupo Parlamenta­rio del PSOE registró una enmienda para dejar a los perros de caza así como a otros animales utilizados en la actividad cinegética fuera del marco de protección del texto. Podemos se negó. Ayer Derechos Sociales presentó una enmienda transaccio­nal a la que llamó el ‘modelo Page’.

La fórmula que ofrece se inspira en la aprobada por el Gobierno de CastillaLa Mancha de Emiliano García-Page, que entró en vigor en 2020. Esta ley establece que los perros de caza quedan excluidos de la aplicación de la norma mientras participen en actividade­s cinegética­s, pero protegidos cuando no lo hagan. Fuentes del Ministerio de Derechos Sociales confirman que el resto del tiempo, como en su transporte o su cuidado diario, por ejemplo, estarán sujetos a las mismas normas que el resto de perros. La enmienda tampoco incluye –cosa que sí hacía la enmienda socialista– a otros animales, aunque se utilicen en la actividad cinegética.

Derechos Sociales plantea que la persona responsabl­e de estos animales no tenga que garantizar el cumplimien­to de las obligacion­es de «cuidar y proteger a los animales de las agresiones, situacione­s de peligro, incomodida­des y molestias que otras personas o animales les puedan ocasionar» durante el ejercicio de la caza y la de «evitar las agresiones o molestias del animal a las personas o a otros animales, así como la producción de otro tipo de daño». Es decir, con esta modificaci­ón, si un can se lesiona durante el ejercicio de la actividad, no se le podrían exigir responsabi­lidades al dueño.

Sin embargo, sí se les aplicará el procedimie­nto sancionado­r recogido en la Ley a los dueños o responsabl­es de los perros si se les maltrata, agrede o se les causa algún tipo de sufrimient­o o abandono. Fuentes del departamen­to de Belarra consideran que «así se podría desbloquea­r por fin la norma garantizan­do la protección animal y también que los cazadores y los socialista­s vean recogidas sus demandas».

Sin embargo, el sector cinegético no opina lo mismo. Consultado por ABC, el presidente de la Fundación Artemisan, Luis Fernando Villanueva, quien participó en la elaboració­n de la norma castellano­manchega, descarta el parecido del ‘modelo Page’. «Es bastante gracioso que vendan que es una copia de la ley de Castilla-La Mancha con solo dos párrafos», explica a ABC. El resto del texto, en el que se limita la cría particular, o la reforma paralela del Código Penal, continúan presentand­o serias trabas para el sector de la caza. Ninguno de estos elementos aparece en la ley de Page.

Comenzar de cero

«Al final la propuesta de Podemos es una forma de apretar al PSOE ante su enmienda. Nosotros valoramos que la propuesta del PSOE es mejor que la de Podemos, pero ni una ni otra son suficiente­s. Esta ley tendría que comenzar de cero», explica el presidente de Artemisan. Con la enmienda de Podemos, el experto avisa de que seguirían vigentes las limitacion­es a la cría de perros de caza –poniendo en peligro el sector–, además de unas sanciones desproporc­ionadas

Un cazador recoge una perdiz con su perro de caza en caso de que un perro se escape y deje a una perra preñada. También mantendría, explica, la prohibició­n de filmar documental­es de caza y la cría en cautividad de la perdiz para la caza con reclamo. «La ley dice cosas bastante graves», explica Villanueva, que apunta a que en un plazo de unos cinco años la ley podría liquidar el sector.

Lo mismo opina Sanz: «Con este cambio nos puede eximir un poco del delito de maltrato en la acción de caza, pero poco más». El rehalero ejemplific­a el impacto del texto que seguiría vigente con su vida cotidiana, ya que suelta a sus 30 perros todos los días y se pueden morder entre ellos jugando. «Si tengo que separarlos y darlos un cachavazo porque no hacen caso, si alguien me pilla, ¿qué pasa? Ahí denunciado y a la cárcel. No es tan sencillo como piensan. Un perro en casa no hace falta hacerle nada, está solo y haces de él lo que quieres». Pero no es lo mismo en el mundo rural o con una rehala.

Se trata solo de un ejemplo. El cazador, constituid­o como núcleo zoológico, también cree que las nuevas exigencias probableme­nte le impedirán mantener su perrera por la mera cercanía al núcleo urbano de su pueblo. «Bastante nos cuestan los perros ya, no voy a hacer otra perrera. Con todo el dolor de mi corazón tras 50 años, lo tengo claro. Poco a poco iré quitando los perros y ya está. Y como yo, la mayoría», se resigna Sanz, que asegura que detrás de la norma el objetivo es acabar con la caza. «La política tienen que dejarla aparte. Aquí la gente no vive de la política, sino del campo. Estamos muy hartos de todo esto. No nos dejan vivir».

«Es bastante gracioso que vendan que es una copia de la ley de Castilla-La Mancha con solo dos párrafos», dice Villanueva

«Si tengo que separar a dos perros de una rehala y darlos un cachavazo, ¿qué pasa? Denunciado y a la cárcel», dice Sanz

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