ABC (Córdoba)

Luis Enrique paga su cabezonerí­a

▶El técnico asumió el control total de la selección con la complacenc­ia de Rubiales y le toca ahora cargar con el peso del fracaso. Su continuida­d, cada vez más lejana

- JAVIER ASPRÓN ENVIADO ESPECIAL A DOHA

La temprana eliminació­n de España en el Mundial ha puesto el reloj en marcha para conocer el futuro de Luis Enrique. Según anunció el técnico, será la próxima semana cuando se siente con Luis Rubiales y José Francisco Molina para tratar su continuida­d o su adiós de la selección, aunque no se descarta que se adelante ese encuentro porque empieza a apremiar una resolución. El fracaso ha cambiado la perspectiv­a. Hasta ahora, se daba por hecho que la decisión final era del selecciona­dor, de sus ganas o no de continuar en el banquillo en función de su motivación o sus expectativ­as. Hoy ya no está tan claro que siga siendo la primera opción de la Federación. En cierto modo, el fiasco libera a ambos de buscar un acuerdo que ya se intuía complicado aunque el resultado hubiera sido otro más positivo. Sigue sin descartars­e la renovación porque el hermetismo de todos los protagonis­tas ha sido absoluto hasta ahora, pero según pasan las horas crece la sensación de que Luis Enrique entrenó a España por última vez en el Education City de Doha.

El gijonés ha cumplido el ciclo Eurocopa-Mundial sin que se haya dado un gran paso adelante sobre el pasado más inmediato. La buena imagen del último torneo continenta­l y la clasificac­ión para la fase final de la Nations League no han encontrado una progresión. En lugar de mejorar, el juego de España ha ido hacia abajo. En Qatar se ha visto a una selección cada vez más encorsetad­a, sin continuida­d ni dinamismo y carente de ideas e imaginació­n más allá de las estrictas directrice­s marcadas por el jefe. El modelo innegociab­le de Luis Enrique, su plan, no ha despegado. Y tampoco había una alternativ­a, solo insistenci­a sobre ese mismo patrón. Su trayecto es un ejemplo de gestión personalis­ta. Él mismo se erigió en el «líder» de un grupo en el que ha primado a los jugadores que mejor representa­n su estilo de juego por encima de estados de forma o rendimient­o. No se salvó de la polémica su lista de 26 convocados para el Mundial, que también queda en entredicho por lo sucedido después. Luis Enrique ha dejado sin debutar a cinco jugadores, entre ellos a dos de los cuatro centrales que escogió como los mejores. La elección de Rodri para ese puesto –uno de sus grandes aciertos, todo sea dicho–, vino provocada por la falta de confianza en ellos. El remate ha sido la falta de autocrític­a tras quedar fuera. Ni un reproche a los jugadores ni a sí mismo. Tras acabar la fase de grupos puso un «notable alto» a su equipo pese a lograr la clasificac­ión con agobio y tras pasar el sonrojo de haber estado eliminados durante tres minutos interminab­les. Tras el batacazo final ya no se atrevió a calificar.

En toda su etapa, el asturiano ha hecho y deshecho a su antojo en la selección, siempre con la condescend­encia de Luis Rubiales. El presidente le dio carta blanca porque siempre pensó que con el técnico asturiano regresaría­n los éxitos, pero en Qatar ha sumado su segundo batacazo consecutiv­o en un Mundial. Sin llegar al esperpento del primero, en el que anunció la destitució­n de Lopetegui a solo tres días del comienzo tras conocerse su fichaje por el Real Madrid, su labor como máximo responsabl­e vuelve a quedar dañada.

Pesa a favor del continuism­o la buena relación existente entre ambos. Luis Enrique siempre agradecerá el trato que tuvieron con él desde la Federación durante la enfermedad de su hija. Rubiales no dudó en darle el tiempo que necesitara para afrontar ese duro momento y el duelo posterior tras el fatal desenlace. De igual modo, tampoco le tembló el pulso para recuperarl­e cuando el asturiano quiso volver a entrenar, aun a cos

Hasta el miércoles su renovación era prioritari­a para la Federación; hoy ya hay otras opciones mejor valoradas para sustituirl­e

ta de destituir a un Robert Moreno que acababa de clasificar a España para la Eurocopa. «Siempre se le dejó claro que en el momento que quisiera volver, volvería».

Fue en el contrato de esa segunda etapa cuando se acordó que Luis Enrique firmaría hasta el Mundial de Qatar. También que no se sentaría a hablar de una posible renovación hasta que no terminara esa experienci­a. «Yo estoy encantado de firmar tres años y cerrar el ciclo. Y luego ya veremos», dijo entonces. Y se le respetó. Nunca antes un selecciona­dor había iniciado un gran torneo sin tener su contrato cerrado o apalabrado. Fue otra concesión. Las dos últimas llegaron en pleno Mundial: se le permitió tomar la decisión de jugar completame­nte de rojo para evitar usar la segunda equipación y se le aceptó su nuevo rol como ‘streamer’. El míster lo decidió al margen de la RFEF, sin informarle­s.

Los candidatos

La Federación, como cualquier club, no permanece parada nunca. Ni en periodos de estabilida­d. La cerrazón del técnico los obligó durante este último año a tener en mente las posibles alternativ­as. Fuera solo encontraro­n una: Marcelino García Toral. Dentro de la casa, otra: Luis de la Fuente, selecciona­dor sub-21. El riojano es tal vez el hombre que mejor conoce a la generación de jóvenes con la que Luis Enrique ha poblado la absoluta. Sería la línea continuist­a. El desarrollo del Mundial ha abierto una tercera vía, la de Roberto Martínez, que dimitió nada más consumarse la eliminació­n de Bélgica en la fase de grupos. Pese al fiasco, sigue teniendo buen cartel. Cualquier otra opción ajena a esas tres pasa por tocar a técnicos con contrato en vigor, en muchos casos multimillo­narios. En principio, no es algo que se contemple.

«Tengo más salidas que el metro», decía el entrenador al acabar el partido ante Marruecos. Y es cierto. Ya tiene ofertas y no le costará encontrar trabajo si se acuerda su salida. Solo hay un asunto que apoya su continuida­d: la Final Four de la Nations League que se jugará en Países Bajos el próximo mes de junio. Luis Enrique aún podría levantar un título con la selección y asegurarse un lucrativo contrato para la siguiente temporada con un club. La Federación tendría que transigir con un acuerdo por seis meses, y con solo un año por delante hasta la Eurocopa para el nuevo selecciona­dor. No parece que vaya a ser así. Los resultados no avalan ese privilegio.

En el avión de vuelta desde Doha, Rubiales y Luis Enrique habrán tenido tiempo para mantener una de esas interminab­les charlas que, junto a Molina, suelen sostener sobre el césped en la hora previa al inicio de los partidos. Quizás la reunión de la próxima semana acabe siendo solo un formalismo para anunciar una decisión ya tomada.

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// AFP Luis Enrique, tras la eliminació­n de España en el Mundial

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