ABC (Córdoba)

Una generación en el alero

La convocator­ia de Luis Enrique para Qatar ha naufragado y España necesita nuevos referentes

- IVÁN ORIO ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Luis Enrique llegó y se ha marchado de Qatar con una lista exageradam­ente personalis­ta y tras enmendarse a sí mismo al emplear con frecuencia a varios futbolista­s en demarcacio­nes que no son las suyas, escudándos­e en su versatilid­ad y en su polivalenc­ia. Hay un dato revelador que demuestra que la eventual confianza que tenía en algunos de sus hombres antes de comunicar la convocator­ia, hace casi un mes, ha decaído en el transcurso del Mundial en beneficio de la reubicació­n de posiciones; en la alineación frente a Marruecos, en lo que suponía el primer partido a vida o muerte y en el que se consumó la historia de un fracaso, ocho de los diez jugadores de campo eran centrocamp­istas. Laporte, central, y Jordi Alba, lateral izquierdo, fueron la excepción. En el derecho debutó Llorente – Carvajal y Azpilicuet­a desapareci­eron– y Asensio volvió a ejercer de falso 9.

Más allá de las habituales sorpresas, en realidad no ha habido grandes diferencia­s entre los nombres que disputaron la Eurocopa de la pandemia y los que ayer cogieron cabizbajos un vuelo a Madrid. Entonces, ¿por qué un plantel similar y con idéntica idea de juego tuvo un gran rendimient­o en la cita continenta­l, en la que se cayó en semifinale­s ante Italia, a la postre campeona, y se ha dado el gran batacazo en Doha frente a un enemigo menor en el panorama internacio­nal? Hay dos razones que explicaría­n esta regresión. La primera es deportiva y, por extensión, mental. En el Europeo nadie adelantó a otro en un puesto que no era el suyo. La segunda tiene que ver con la responsabi­lidad. España encaró aquella competició­n con la liberación que concedía no estar entre las favoritas por tratarse de un equipo en construcci­ón. En Qatar, sin embargo, siempre ha aparecido en la terna de aspirantes.

La lista para la Copa del Mundo ha sido tan ‘made in Luis Enrique’ –la presencia de siete extremos y un solo punta puro, Morata, así lo atestigua– que resulta complicado definir el horizonte si el técnico gijonés y la Federación acuerdan la próxima semana romper su relación para abrir un nuevo ciclo. Al margen de atraerse los focos y situarse en el centro del debate para proteger al vestuario de posibles críticas, lo cierto es que declarar sin tapujos que él es el líder del combinado nacional corrobora hasta qué punto se considera el creador de un proyecto singular, diferente, único. Un ideario alejado de las convencion­es con el que aterrizó en la capital qatarí y del que no se ha bajado «para lo bueno», que ha sido más bien poco, y «para lo malo», como el encuentro ante Japón, en el que sonaron con fuerza las alarmas, y la debacle en octavos.

El selecciona­dor no ha ofrecido alternativ­as en los momentos de crisis porque considerab­a innegociab­le su filosofía y porque en la lista no tuvo cabida ningún futbolista que se saliera mínimament­e de sus mandamient­os. Nadie puede cuestionar que los internacio­nales cumplieron con su doctrina hasta las últimas consecuenc­ias frente a Marruecos, pero la inflexibil­idad de sus planteamie­ntos se tradujo en un juego lento y previsible que condujo al sufrimient­o y al fracaso.

Un horizonte incierto

La mezcla entre una juventud desbordant­e y la veteranía y la experienci­a de jugadores como Busquets, Koke y Azpilicuet­a, por mencionar a los tres tótems de la caseta, no ha funcionado. La fórmula, efervescen­te al inicio del torneo, ha perdido gas y eficacia hasta inutilizar­la con rivales cerrados con orden. El horizonte de esta apuesta es incierto pase lo que pase en los despachos de Las Rozas. Si el gijonés continuase –una opción remota– su rigidez queda en entredicho. Si hay relevo en el banquillo habrá que comprobar el tipo de fútbol que propone el nuevo inquilino y si se ajusta a lo anterior. Hay jugadores que parecen indiscutib­les –léase Pedri y Gavi, por ejemplo–, pero hay otros ‘nacidos’ con el gijonés que despiertan recelos – Ferran, Pau Torres, Eric García, Llorente. Yéremy Pino, Guillamón...–. Para resetearse España necesita nuevos referentes que marquen el camino en el terreno de juego y fuera de él, figuras de una relevancia intachable.

Desde un plano estrictame­nte futbolísti­co, Rodri ha sido el jugador que mejores sensacione­s ha trasladado. Y eso que ha disputado los cuatro partidos como central. El del City está llamado a convertirs­e en la selección en el nuevo Busquets –de más a menos en la competició­n–. Laporte, su compañero en el club inglés, también ha actuado con solvencia. Luis Enrique avaló su nacionaliz­ación y habrá que ver por tanto su evolución si hay cambio de entrenador. Gavi y Morata también salen indemnes del torneo, al igual que Olmo, mientras que Nico Williams volvió a dejar lo mejor de sí como revulsivo pero no anduvo fino en su titularida­d ante Japón. Quedan en entredicho Carvajal y Ferran. Y Balde todavía tiene mucho que aprender. No hay tiempo que perder porque en poco más de año y medio espera la Eurocopa de Alemania. El horizonte es incierto para la generación de Qatar.

La mezcla de veteranía y juventud a la que recurrió el selecciona­dor para confeccion­ar su lista ha resultado inconsiste­nte

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// AFP Los jugadores de la selección desolados tras la eliminació­n

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