Portugal halla el relevo a Cristiano
Gonçalo Ramos, que en el duelo de octavos ocupaba la plaza del delantero, ilusiona al país luso con su triplete
Hace solo unos días, en un partido intrascendente ante Corea del Sur para una Portugal ya clasificada para la fase eliminatoria de este Mundial, Cristiano Ronaldo mandó al carajo al seleccionador Santos al ser sustituido. Las cámaras, obviamente, atraparon la enésima ofrenda del delantero a su ego en un momento en el que su fútbol ya no es exuberante como antaño. Y, claro, las actitudes ‘yoistas’ propias de juveniles ya tienen consecuencias en un jugador de leyenda como él. Fernando Santos digirió el literal «jódete» con un juicio propio de Ten Hag: le dio un peto naranja al de Madeira, lo sentó en el banco en el cruce de octavos ante Suiza y apostó por el jovencísimo Gonçalo Ramos (Olhão, 2001), un delantero que en el inicio de campaña había sorprendido al país vecino con 14 goles en 21 partidos con el Benfica (9 en liga, cinco en Champions).
Aviso, correctivo o solución, la decisión de Santos descubrió el pasado martes al mundo a un nueve de otra época, un goleador que decantó el duelo ante Suiza para el lado luso con un triplete en una brillante actuación coral. El chico abrió el marcador con un zurdazo al palo corto que reventó la escuadra de un Yann Sommer que solo pudo seguir la bola con la mirada; hizo el 3-0 tras un gran centro raso de Dalot y un preciso desmarque al primer palo; asistió a Guerreiro en el cuarto y, ya con el partido completamente roto, firmó el quinto con una sutil picada al meta suizo en el mano a mano.
Los goles, incluso pudo marcar un par más ante el desastre defensivo helvético, fueron una evidencia lógica a la buena asociación con sus mediapuntas, porque tanto Joao Félix como Bruno Fernandes y Bernardo Silva encontraron en Ramos a un hombre capaz de recibir y descargar de espaldas, fijar a los centrales y correr al espacio en las transiciones ofensivas (un elemento menos visible con Cristiano, que hoy antepone el juego al pie). Además, en contraposición a épocas recientes, como en su victoria en la Eurocopa 2016, Portugal hizo un fútbol rápido, variable e imprevisible en campo contrario para meterse 16 años después en los cuartos de final de un Mundial. Ante la mayor concentración de talento de su historia reciente, el cielo es el límite para los del oeste de la Península Ibérica.
Tirar la puerta a goles
Hasta su destape el pasado martes, el papel de Gonçalo Ramos en este Mundial había sido residual (había jugado muy pocos minutos en las victorias ante Ghana y Uruguay) y nunca había sido titular en sus escasas cuatro internacionalidades. Sin embargo, en el corazón de su país, en la oceánica Lisboa,
no asombra su desempeño. Canterano del Benfica, este ariete de 21 años nacido y criado en el Algarve, llegó al primer equipo hace tres campañas, y tras un inicio a caballo entre el filial y la suplencia a Darwin Nuñez, en el último tercio de la temporada pasada se ganó un lugar en el once; es más, tras anotar en Anfield, se convirtió en el segundo jugador más joven en marcar con el club lisboeta en la fase final de la Champions League. Y en este curso, ya sin el uruguayo en el equipo y con su irrupción en el Mundial mediante, Ramos está tirando la puerta a goles.
«Cristiano Ronaldo es nuestro líder. Es mi referente y un ídolo para muchos de nosotros», declaró el joven cuando fue nombrado el hombre del partido ante Suiza. Sea como fuere, mientras el capitán luso, a semejanza de lo que cosechó recientemente en Mánchester, continúa echando piedras a una mochila de errores en un final de carrera que su trayectoria no merece, Portugal mira con optimismo a esta Copa del Mundo.
Marruecos espera en cuartos con la más fiable de las defensas vistas en el torneo y, ante ella, aún es una incógnita saber quién estará en la punta de ataque de Portugal. Tradición o revolución.