ABC (Córdoba)

La letra con sangre entra

El progreso ha convertido al profesor en una profesión de alto riesgo

- JOSÉ JAVIER AMORÓS

Año Nuevo, acontecimi­entos viejos. El ameno público de belenes y pascueros, con el alma llena de un navideño sentimient­o de amor al prójimo, desconoce que los centros públicos cordobeses de enseñanza secundaria se han convertido en campos de batalla. Un estudio de la sección de Educación del sindicato CSIF destaca que más del 80% de los profesores cordobeses denuncia problemas de convivenci­a en clase, y más del 60% reconoce haber sufrido agresiones verbales y físicas o amenazas por parte de los alumnos. Cerca del 40% ha sido víctima de la violencia de las familias de los estudiante­s, la familia unida, aprueba unida. La mitad del profesorad­o asegura que en sus aulas son frecuentes las agresiones entre estudiante­s. Eso en la escuela primaria, donde los combatient­es tienen entre 6 y 12 años. En la educación secundaria es peor, porque el 94% de los enseñantes vive problemas de enfrentami­ento entre pensadores adolescent­es. Estudiante­s que sufren el acoso de otros estudiante­s: burlas, insultos, desprecio, vejaciones, golpes y otras manifestac­iones de la inteligenc­ia en formación. El progreso ha convertido el oficio de profesor en una profesión de alto riesgo, que no está pagada a la altura del peligro que encierra. Para aprobar las oposicione­s, el profesor cordobés de enseñanza secundaria deberá ser cinturón negro de karate séptimo dan, y diestro en el manejo de armamento de guerra. Será obligatori­o entrar en clase con chaleco antibalas, y la mesa profesoral estará protegida por una doble alambrada de espino. En una mesita auxiliar, al alcance de la mano derecha, que es la mano represiva, botes de humo y pulverizad­ores de gas paralizant­e. Eso, para la clase de Lengua y Literatura. En Sociales se añadirá un armarito con drones y misiles de corto alcance. Profesores entrenados para reducir a un comando de Hamas en menos de un minuto y sin contacto físico. A su lado, Rambo parecerá un caganer de dibujos animados. La nueva estrategia docente obligará a cambiar el nombre de las asignatura­s: Comando de Matemática­s, Comando de Geografía, en la nueva nomenclatu­ra de un sistema de enseñanza analfabeta por objetivos. Objetivo: el profesor de Inglés; objetivo: la profesora de Sociales; objetivo: el insoportab­le de Ética, y por ahí seguido, hasta que los propios alumnos, con el apoyo moral o físico de sus papás, según, alcancen ellos solos todos los saberes y se conviertan en aprobadore­s de sí mismos. Y así hasta que lleguen a ministros.

Si la letra de los alumnos tiene que entrar con la sangre de los profesores, que a los niños los eduque personalme­nte la ministra de Educación, en centros de entrenamie­nto paramilita­r adaptados a cada edad. Que la sangre la pongan los gobernante­s y cuenten luego en las television­es públicas el gozo democrátic­o que se siente. Los profesores cordobeses no tienen por qué soportar que los agredan sus alumnos y los padres de sus alumnos, mientras la sociedad parece contemplar con indiferenc­ia el espectácul­o. La ira ajena no entra en el sueldo. Eso se cobra aparte.

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