Una nueva sede, un mismo espíritu de servicio
Los registradores de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles de España iniciamos mañana un nuevo camino inaugurando en Madrid, con la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI, una nueva sede nacional que aspira a seguir siendo una casa abierta a la sociedad. Una nueva sede moderna e innovadora e ideada con espíritu de servicio a los ciudadanos.
Hay quien dijo que la tradición es un reto para la innovación. Y es cierto. Al menos para los registradores de España. Tradición e innovación se fusionarán en Príncipe de Vergara 70, desde donde seguiremos prestando la función de control de legalidad en ámbitos clave de la economía española, como son el tráfico inmobiliario y el mercantil. Y ofreciendo el asesoramiento jurídico necesario para ayudar a la toma de decisiones que afectan al día a día de las personas. En definitiva, desarrollando un trabajo diario silencioso que contribuya a la seguridad jurídica, pieza esencial para el desarrollo económico de España.
El nuevo edificio, que ya sirvió durante la segunda mitad del siglo XX de sede de los Registros de la Propiedad de la capital y del Colegio de Registradores, es el reflejo de las aspiraciones de la institución registral. Manifiesta, con su imagen moderna, con los más altos estándares de sostenibilidad y seguridad y con la incorporación de la más alta tecnología, un compromiso con el futuro y, en definitiva, con la búsqueda de lo esencial en todo servicio público, ayudar a las personas.
La función registral ha evolucionado siguiendo las necesidades de la sociedad a la que servimos. Y los registradores no nos hemos limitado a cumplir con las funciones derivadas de la gestión de los Registros de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles. Con la vista puesta en la necesaria vocación de servicio público, desde el Colegio se han impulsado numerosos proyectos para facilitar la labor de Administraciones públicas, instituciones y ciudadanos.
Muestra de ello es el Portal Registral de Emergencias (PRE) desarrollado y puesto en marcha tras la erupción del volcán de La Palma, o el Centro Registral Antiblanqueo (CRAB) del Colegio de Registradores. El primero, a través del cruce de datos propios con información del sistema satelital Copernicus de la Unión Europea, ofrece estadísticas de fincas, edificios o construcciones dañadas, permitiendo comprobar el impacto global de una catástrofe natural. El segundo, colabora con autoridades judiciales, policiales y administrativas en la prevención del crimen organizado.
La nueva casa de los registradores es un alto en el camino, un momento especial para sentirnos orgullosos de un cuerpo que ejerce su profesión con humildad y profesionalidad. Es momento de mirar al futuro con confianza y fe en nosotros mismos y en la función que ejercemos. Un mismo espíritu de servicio a la sociedad desde una nueva sede.