La puerta cerrada
QUE levante la mano quien no se acuerde de él o de ella. Del maestro o de la maestra que le cambiaron la vida, que le abrieron las puertas del mundo, que le regalaron el libro que aún conserva en la estantería de su casa como una reliquia de la infancia perdida. A ver quién los ha olvidado: el que te enseña a leer te está dando un pasaporte hacia tu futuro, el que tú tienes que escribir en los renglones generosos que él te marca. La educación nos hace libres, vale, y hasta puedes llegar a creerte que iguala al niño pobre con el niño rico. Es mentira, pero no se lo digáis a nadie. Hoy cuenta este periódico, unas páginas atrás, que Las Palmeras es uno de los sitios de Córdoba con más población joven, y el otro día daba la noticia de que la Junta de Andalucía se está planteando cerrar dos de los tres colegios de la zona por falta de alumnos, que no de niños, porque haberlos los hay. Lo que pasa es que no van a clase. La historia es la de siempre: el círculo vicioso de la miseria y de la falta de oportunidades. Hay resquicios de esperanza, con todo: la Universidad de Córdoba y La Caixa acaban de inaugurar un nuevo ciclo de integración académica de jóvenes del barrio en cuestión. Hará unos meses que charlé con unos de los beneficiarios de una edición anterior del programa: el chaval hablaba con tanto agradecimiento que llegó un momento en el que se le agotaron los adjetivos. El portátil que le habían prestado para que estudiara, el alumno voluntario que lo orientaba, el bono para el tren de cercanías y el pase para las instalaciones deportivas de la UCO lo habían transportado a otro planeta, a uno diferente al que se había criado y en el que los autobuses nunca habían llevado un guardia jurado, el taxista no se lo piensa dos veces antes de meterse y los mostradores de las farmacias no tienen cristales blindados. Hay una película de final del siglo pasado que retrata bien de qué estamos hablando: ‘Hoy empieza todo’, una francesa. Un profesor de un suburbio deprimido y azotado por la delincuencia, las adicciones y la pobreza se empeña a ayudar a una niña casi abandonada por su familia desestructurada y sólo encuentra incomprensión entre sus compañeros y los vecinos. Un colegio abierto salva vidas. Uno cerrado las condena a ahogarse en el pozo de la desdicha.