El martillo de Hereu
«Al que tiene un martillo, todo le parecen clavos». Este es el resumen de la ‘ley del martillo de oro’, ‘el martillo de Maslow’ o la ‘ley del instrumento’, un sesgo cognitivo que nos induce a resolver todos los problemas de la misma manera, en vez de buscar la herramienta más adecuada para cada caso. El concepto se atribuye a Abraham Kaplan y Abraham Maslow, estudiosos que coincidieron en enunciarlo entre los años 1964 y 1966. El primero de ellos, un filósofo, lo resumía así: «Lo he bautizado como la ley del instrumento y se puede formular así: si das a un niño pequeño un martillo, pensará que todo lo que se encuentre necesita un golpe».
Esto es lo que está ocurriendo con la consideración de ‘estratégicas’ que el Gobierno está atribuyendo con gran generosidad a cualquier empresa. Jordi Hereu, ministro de Industria, le adjudicó este adjetivo ayer a Talgo, el fabricante de material ferroviario que ha despertado el interés de Magyar Vagon, un conglomerado húngaro que está preparando una oferta pública de compra que la valoraría en 632 millones de euros (5 euros por acción cuando ayer cerró a 4,54 euros). El grupo húngaro está controlado por el empresario Andras Tombor y cuenta con el apoyo de un fondo soberano de su país.
Aún no se ha concretado el anuncio del Estado de que volverá al capital de Telefónica con la excusa de que es una «empresa estratégica» y ya se está preparando la siguiente tanda de designaciones. Talgo es precisamente el caso de una empresa nacida de la iniciativa privada que nunca ha sido del Estado. Éste ha sido uno de sus mejores clientes, pero la empresa, creada en 1942 por el empuje de Alejandro Goicoechea y José Luis Oriol ha sido privada toda su vida y desde 2010, además, está en Bolsa.
Es cierto que el mundo ha cambiado y que hoy los factores geopolíticos han vuelto a ser importantes en la vida de los países, pero el Gobierno no puede estar declarando estratégicas a todas las empresas de la economía española. Si nos ponemos a buscar argumentos, todo es estratégico, todo es existencial y todo influye en la salud pública. Pero declarar estratégica a una compañía tiene un efecto sobre su valoración, porque el mercado entiende que el Gobierno buscará cualquier excusa para hacer con ella lo que le venga en gana.