Sobre romances inapropiados entre jugadoras
El fuego siempre abierto y cruzado en el tema de las relaciones sentimentales entre futbolistas, o entre ellas y miembros del cuerpo técnico, lo ha avivado esta semana Emma Hayes, DT del Chelsea y flamante seleccionadora estadounidense cuando acabe la temporada. Las relaciones sentimentales entre jugadoras o ‘staff’ de un mismo equipo «son inapropiadas», sentenció. Pocos días han bastado para que la entrenadora se arrepintiera de sus palabras. Pero el incendio ya estaba descontrolado con el peligro de que ardan quienes no lo merecen.
La realidad, entre los que conocemos la trastienda del fútbol femenino, es que esas relaciones existen y son normales y habituales, sobre todo entre jugadoras del mismo o distinto equipo, aunque también entre fisios, árbitras, preparadores... Se trata con absoluta naturalidad el hecho de que muchas jugadoras sean pareja y que incluso elijan sus destinos deportivos conjuntamente. Es lo que en el fútbol femenino se conoce como ‘fichajes en pack’.
La gestión del grupo en los vestuarios femeninos es un reto. Pero no menos que la gestión de paralelas situaciones en otros ámbitos profesionales. Lo que diferencia al fútbol de otros terrenos son las alineaciones. El caso más notorio lo viví cuando la delegada del equipo en el que desarrollaba mi labor como director deportivo mantenía una relación con una jugadora. El día a día era una locura: la delegada liaba todo tipo de tropelías para conseguir que su pareja jugara. Que si las otras entrenaban mal, que si salían, que si no se comportaban bien .... ¿Qué faltaba? Seriedad, responsabilidad y, sobre todo, profesionalidad. Y eso no se puede permitir. La situación llegó a tal punto que los padres de una jugadora del equipo pidieron una reunión con nosotros porque la situación era insostenible. La delegada no generaba un conflicto de intereses: generaba interés en el conflicto.
A pesar de lo difícil de gestionar grupos con estas características, hay otras situaciones mucho más problemáticas. ¿Qué hay de los romances entre entrenadores y directivos con jugadoras? ¿O los de empleados federativos con directivas de clubes? Eso podría rayar en abuso de poder. No son muchas, pero la realidad es que haberlas, haylas.