Rocha y ‘Querellator’ no paran
Miguel Galán tiene un prestigio justificado como querellante: en 2017, una denuncia suya permitió al CSD inhabilitar a Ángel Villar, tras años de guerra, por publicar su programa electoral antes de tiempo. Después de comprobar la estafa del rubialismo, Galán se convirtió en el mayor azote del hombre que cayó finalmente por el pico de Sídney. Estos últimos meses se ha dedicado a marcar a Pedro Rocha, el jefe interino ungido por Rubiales, y lo ha denunciado por excederse varias veces en sus funciones.
De su firma provienen las querellas que han aumentado recientemente el espesor del berenjenal jurídico-administrativo que caracteriza a la RFEF: ha llegado incluso a contravenir el deseo del Gobierno, forzando al Tribunal Administrativo del Deporte a imponer unas elecciones previas a las verdaderas que renovarán la Federación algún día.
Una vez solventado este laberinto electoral, Rocha dimitió ayer como presidente del fútbol extremeño para confirmar (mañana) su candidatura nacional y convocar por fin elecciones. Pero es posible que no pueda hacerlo: Galán va a denunciar al CSD que 41 de los 142 asambleístas de la RFEF han perdido esa condición, por lo que deben primero ser sustituidos. El trámite, inevitablemente enmarañado, podría durar meses y enviar todo pronóstico temporal al garete. Fuentes jurídicas solventes calculan que, en efecto, podrían desaparecer una veintena de asambleístas (entre ellos Luis Enrique y Jorge Vilda), aunque no 40.
Este domingo el director de ‘Marca’, Juan Ignacio Gallardo, publicó una columna dedicada a Galán, expresivamente titulada ‘Elecciones en la RFEF: es el momento de construir, avanzar y crecer (y dejar de poner palos en las ruedas)’. El aludido le respondió en X: «La ley es dura, pero es la ley». Los opositores a Rocha apoyan esta cruzada legalista mientras desde la Federación se preguntan «por qué no pone Galán todas las querellas de una vez» y deslizan que «busca retrasar plazos para desprestigiar a Rocha». ‘Querellator’, como se le conoce en muchos despachos, tiene razón literal: según el reglamento recientemente aprobado, «si un miembro electo de la Asamblea General o de la Comisión Delegada perdiera la condición por la que fue elegido, causará baja automáticamente». Precandidatos opositores opinan que la Asamblea encargada de elegir al nuevo presidente debe ser diferente a la actual. Mientras tanto, y hasta mañana, sólo Carlos Herrera y la política Eva Parera han dado el paso oficialmente.