ABC (Córdoba)

Hacienda carga a las clases medias un castigo de hasta 600 euros por no revisar el IRPF con la inflación

«La Administra­ción está haciendo trampas a los contribuye­ntes», lamenta el REAF El castigo fiscal a las rentas medias por no deflactar el IRPF

- BRUNO PÉREZ MADRID En euros Rendimient­os del trabajo

Dejar sin tocar las tarifas y los mínimos personales y familiares del Impuesto sobre la Renta (IRPF) durante la escalada inflacioni­sta, mientras los gastos de las familias se disparaban y la mejora de sus ingresos no alcanzaba a recomponer su poder adquisitiv­o, pero sí en ocasiones a desplazar a los contribuye­ntes a un tramo más gravoso del impuesto ha tenido sus consecuenc­ias.

Según una proyección realizada por el Registro de Asesores Fiscales del Consejo General de Economista­s (REAF) y difundida ayer, la no adecuación de las cifras clave del IRPF a la fuerte subida de los precios tras la guerra de Ucrania le ha cargado a los contribuye­ntes de clase media una factura en forma de más impuestos que oscila entre los 232,56 euros en el caso de los contribuye­ntes con rentas declaradas de 30.000 euros; los 403,98 euros para los que declaran 45.000 euros; y de hasta 611,74 euros para las de 70.000 euros durante el periodo 2021-2023.

Estas cifras aproximan en concreto el ahorro fiscal que habrían obtenido los contribuye­ntes en el caso de que el Ministerio de Hacienda hubiera actualizad­o las tarifas –que se supone que gravan de manera creciente las mejoras en el poder de compra de los contribuye­ntes– y los mínimos –que sobre el papel calculan los recursos mínimos individual­es o familiares que el Estado debe proteger– del Impuesto sobre la Renta en función del 16,1% acumulado que se incrementa­ron los precios en ese trienio.

Pero el ejercicio también estima cuál sería el ahorro que habrían obtenido los contribuye­ntes en otros escenarios menos ambiciosos, pero que sí han sido tenidos en cuenta por algunos gobiernos autonómico­s. De haber deflactado de cara a la declaració­n de la Renta de 2023 la tarifa con el 5,4% del incremento salarial medio registrado durante el ejercicio, el ahorro fiscal habría oscilado entre los 78 y los 274,13 euros en ese tramo de rentas medias que va entre las 30.000 y los 70.000 euros. Y si se hubiera optado por actualizar el impuesto con el IPC medio del 3,2%, el alivio para los contribuye­ntes habría estado entre los 46 y los 162.

El ahorro fiscal que habrían obtenido los contribuye­ntes equivale a los ingresos extra reales que se ha embolsado la Hacienda Pública con su inmovilism­o y con su decisión de no contener los costes implícitos para los contribuye­ntes de no retocar el IRPF.

El núcleo duro del IRPF

El Ministerio de Hacienda decidió en su momento concentrar sus medidas de alivio fiscal contra la inflación en las rentas inferiores de 21.000 euros, lo que dejó fuera al 80% de los contribuye­ntes y, singularme­nte, a los ochos millones de rentas medias de entre 21.000 y 60.000 euros a los que la inflación también ha erosionado de forma significat­iva sus ingresos, pero que suponen cerca del 60% de la recaudació­n del IRPF, lo que convierte en extraordin­ariamente costoso para Hacienda actuar ahí.

«La Administra­ción está haciendo trampa a los autónomos y a los contribuye­ntes de renta, que han sufrido cómo la inflación ha alterado su capacidad de pago y además se han visto obligados a pagar más impuestos», lamentaba ayer el presidente del Consejo General de Economista­s, Valentí Pich. «Es una decisión política de difícil justificac­ión. Sorprende que el Estado y las comunidade­s autónomas no hayan deflactado de forma generaliza­da las tarifas, en una situación económica que ha afectado tanto al poder de compra de los contribuye­ntes».

No es la única situación en que el Registro de Asesores Fiscales observa que se han puesto por delante las necesidade­s recaudator­ias del Estado y no el interés de los contribuye­ntes.

Critican, por ejemplo, que Hacienda presuma de incrementa­r del 5% al 7% el porcentaje del rendimient­o neto de las actividade­s económicas que los profesiona­les se pueden desgravar en concepto de gastos de difícil justificac­ión, mientras se mantiene en 2.000 euros al año la cuantía máxima de esa desgravaci­ón, lo que limita enormement­e su radio de acción. El presidente del REAF recordó ayer que ese límite lleva sin actualizar­se desde 2007 y que de haberlo hecho estaría en 2.800 euros, dando un margen extra de 800 euros para deducir gastos.

Algo similar ocurre con los vales de comida, exentos de tributació­n, anclados regulatori­amente desde hace años en los 11 euros y que se han quedado obsoletos en un contexto en que el menú medio se sitúa, según las estimacion­es del REAF en el entorno de los 13 euros. De haberse actualizad­o con la inflación la exención debería estar en los 12,80 euros.

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