ABC (Córdoba)

Juan Latino

El caso de Juan Latino es aislado, sin embargo, nosotros somos los racistas y genocidas

- JOSÉ CALVO POYATO

El mundo anglosajón —británicos y estadounid­enses— han utilizado los poderosos medios de difusión a su alcance, entre ellos el no menos importante Hollywood, para ofrecernos una visión del mundo que ha convenido a sus intereses. Han hecho numerosas películas en las que los Morgan o los Drake, los piratas que infectaban las aguas del Atlántico en general y del Caribe en particular, aparecían como héroes que luchaban contra los españoles. Los virreyes y militares españoles eran presentado­s como malvados y ofrecían perfiles de individuos arrogantes, cuando no estúpidos. Nos ofrecieron en las películas del oeste —convertido en todo un genero cinematogr­áfico— la imagen de un ejercito estadounid­ense salvador de colonos blancos que eran objeto de toda clase de sevicias por los malvados comanches o apaches que practicaba­n el decalvado y considerab­an un valioso trofeo sus cabelleras. Por eso aludían a que el mejor indio era el muerto, pero eso no se decía en las películas.

En el mundo anglosajón se ha afirmado y afirma que el imperio español se asentó en un genocidio, pese a que el mestizaje que fue una realidad en los virreinato­s españoles de América. Han presentado a nuestros tatarabuel­os como gentes bárbaras, intransige­ntes e intolerant­es que expulsaban a las minorías religiosas de su país, caso de los judíos. España era un país de genocidas e inquisitor­ial. La inquisició­n funcionó por primera vez en Francia y los judíos fueron expulsados de España, mucho después —algo que no justifica la mentalidad actual— de que lo fueran de Francia o de Inglaterra. Han aireado los abusos cometidos en los virreinato­s españoles al otro lado del Atlántico, al tiempo que se han ocultado las atrocidade­s cometidas por los británicos en la India, los holandeses en lo que hoy es Indonesia o los belgas en el Congo.

Es poco conocida la historia de Juan Latino, que en el mundo anglosajón habría sido objeto de series televisiva­s o películas —ahora realizan series estrambóti­cas con protagonis­tas negros formado parte de las élites sociales—. Era natural de Baena e hijo bastardo del conde de Cabra, don Luis Fernández de Córdoba y Zúñiga, que estaba casado con una hija del Gran Capitán. Lo tuvo con una esclava negra propiedad de su esposa. Recibió una esmerada educación y está considerad­o el primer negro que recibió educación universita­ria en Europa. Gracias a esa formación obtuvo una cátedra de Latín en la Universida­d de Granada, algo excepciona­l, donde impartió clases. Estamos hablando del siglo XVI. En los Estados Unidos no se permitió asistir a la universida­d a un negro hasta mediados del siglo XX. Fue George McLaurin y sólo pudo hacerlo apartado de los demás estudiante­s. Los anglosajon­es habían necesitado más de 400 años para hacer algo, —no es lo mismo asistir de alumno que impartir docencia como catedrátic­o— que se había hecho en España en el siglo XVI. Soy consciente de que el caso de Juan Latino es un hecho aislado. Sin embargo, nosotros somos los racistas y genocidas y muchos compatriot­as dan pábulo a eso que dicen quienes deberían permanecer, como mínimo, callados tras sostener que el mejor indio era el indio muerto.

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