La UE acuerda reforzar el mercado único para competir con EE.UU.
Los 27 elogian el informe de Letta para eliminar trabas a la actividad productiva
Los 27 líderes de la Unión Europea han acordado avanzar hacia un «nuevo acuerdo de competitividad» para cerrar la brecha económica con sus rivales mundiales e invertir una preocupante tendencia de declive industrial. Los presidentes y jefes de Gobierno de la UE dedicaron ayer varias horas a debatir el informe que ha presentado el ex primer ministro italiano, Enrico Letta, y que recomienda completar el mercado único con la unión del mercado de capitales, para permitir la intervención de inversores no institucionales en el desarrollo de nuevas empresas en cualquier parte de Europa.
Tanto la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, como el del Consejo, Charles Michel, han asegurado que el desarrollo de estas ideas del informe de Letta ha sido encargado a la actual presidencia belga y a la que seguirá, la húngara, teniendo en cuenta que el desarrollo legislativo no se producirá hasta la próxima legislatura en el mejor de los casos.
El informe de Letta, que se refiere más concretamente al desarrollo del mercado interior, se considera complementario del que presentará en julio el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y que está dedicado sobre todo a la competitividad de la economía europea en relación al resto del mundo. Letta, sin embargo, se ha centrado en aspectos sobre los que los ministros de Economía europeos llevan décadas dando vueltas ya que se refiere a los campos como la energía, las telecomunicaciones o el sector bancario que se dejaron en su día expresamente fuera del mercado único por razones de interés nacional. Ahora se plantea que cada año hay unos 300.000 millones de euros de ahorradores europeos que van a financiar iniciativas empresariales en el exterior, sobre todo en Estados Unidos, porque no encuentran cauces seguros en el mercado europeo. Por ello, lo primero que se proponen es establecer un mecanismo de supervisión a escala europea para las grandes operaciones y una convergencia de las legislaciones nacionales en materia de quiebras. Y para completar el panorama se proponen también una armonización de las reglas del Impuesto de Sociedades, para equilibrar las operaciones transfronterizas. Letta añade también un elemento que representa un anatema en la práctica habitual de las instituciones europeas, tradicionalmente refractaria a aceptar las ayudas públicas (nacionales) a las empresas y lo que propone es autorizar entonces las subvenciones europeas, para contrarrestar las que ha aprobado Estados Unidos.
«Tenemos que movilizar más dinero, más herramientas para invertir en sectores estratégicos», dijo Michel. «Todos hemos comprendido que, por un lado, es importante crecer, pero cuidando de nuestras pymes y asegurándonos de que tenemos la mezcla adecuada, el equilibrio adecuado».
Estas ideas, que no son nuevas pero ahora podrían encontrar un terreno político más fértil que en ocasiones anteriores, son un intento de tratar de alcanzar cierta ventaja competitiva en la escena mundial.
Para Von der Leyen, la economía europea parte hacia este proceso desde «una base sólida. Ahora tenemos que transformar esto en un crecimiento sostenible a largo plazo», a base de intentar que los europeos no nos convirtamos en «meros consumidores de tecnologías y servicios digitales producidos en otros lugares». Además del desarrollo del mercado de capitales, la presidenta de la Comisión cree que sería necesario bajar el precio de la energía, mejorar las cualificaciones de los trabajadores europeos y en contra de muchas opiniones en casi todos los países, seguir con el desarrollo de acuerdos comerciales con todo el mundo.
El informe de Letta, de 147 páginas, alerta sobre una estructura obsoleta del mercado interior que se considera uno de los mayores éxitos de la construcción europea porque ha permitido la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, pero que fue diseñado hace cuarenta año. A juicio del ex primer ministro italiano, el mercado interior debe ampliarse a la energía, las telecomunicaciones y las finanzas, los tres sectores estratégicos, apodados como «los tres restos» que se consideraron demasiado estratégicos para extenderlos más allá de las fronteras nacionales y que es una decisión que ahora representa «un freno importante al crecimiento y la innovación».
«No hay tiempo que perder. La brecha entre la UE y EE.UU. en resultados económicos es cada vez mayor»
«Hay que integrar los mercados financieros, de telecomunicaciones y de energía. En los tres estamos perdiendo competitividad»
«Es necesaria una mayor armonización del marco fiscal para facilitar el crecimiento y la inversión privada»