ABC (Córdoba)

Los nuevos narcos calientan El ‘polvorín’ de la Costa del Sol

Una generación de mafiosos internacio­nales llegada solo para hacer negocios, sin reglas, poco profesiona­lizados y con el gatillo fácil ha provocado nueve tiroteos desde febrero, cuatro heridos y un plan especial de la Policía Nacional contra el crimen org

- JUAN JOSÉ MADUEÑO MÁLAGA

La mafia en la Costa del Sol está cambiando. Los expertos señalan a una evolución hacia una degradació­n que sube la peligrosid­ad de las organizaci­ones, que se dedican sobre todo al narcotráfi­co. La Costa del Sol, con Marbella como punto de referencia, ya no es un refugio o una oportunida­d para controlar el hampa desde una atalaya de lujo para toda la familia. Ya no es un lugar seguro donde rentabiliz­ar negocios lícitos surgidos del dinero negro. Hubo décadas en las que el emplazamie­nto era el lugar de residencia de los grandes capos. Nombres ilustres del crimen organizado mundial cayeron en este litoral, como el capo georgiano Zakhar Kalashov o el ‘padrino irlandés’ Christophe­r Kinahan. Ambos detenidos. El segundo fugado de España, con una recompensa millonaria por su captura por parte de Estados Unidos y con un juicio pendiente en Málaga por falsedad documental.

Ellos ya no están. Sus reglas del juego tampoco. «Había una norma no escrita de estabilida­d, por ser donde residían. Nadie quiere disparos donde sus nietos van al colegio», explica a ABC una fuente de la lucha contra este tipo de mafias. Sin embargo, esos principios han cambiado. La presión sobre los grandes capos y las acciones policiales en el Campo de Gibraltar han ido eliminando códigos, olvidando mitos y creando formas de actuar más temerarias y, sobre todo, con violencia que no estaría justificad­a hace tan solo unos años para esos líderes. «Los tiroteos recientes a quien más afectan es a las grandes organizaci­ones. Rompen la calma, provocan más presión policial y eso complica los movimiento­s y sus negocios», afirma otra fuente conocedora de este tipo de organizaci­ones asentadas en la Costa del Sol.

La última oleada comenzó el pasado 10 de febrero. Dos grupos suecos trataron de ajustar cuentas a tiros en Nueva Andalucía (Marbella). Hubo un herido de bala. En dos semanas fueron detenidos los tres responsabl­es del asalto. Dos de ellos fueron a prisión. «Viene chusma. No son grandes mafias. Son narcos que llegan para buscar negocios, que traen enfrentami­entos de sus países, se cruzan aquí y se lían a tiros», añade otro de los agentes que investiga a este tipo de criminales.

Morralla

«Morralla» es como definen a esta nueva generación de narcos los agentes que los combaten. «Aprenden a ser mafiosos con series de televisión como Narcos, o jugando al GTA San Andreas. Creen que son impunes y disparan por cosas mínimas», explican los expertos consultado­s por ABC, que son miembros activos de grupos de investigac­ión como la Udyco de la Policía Nacional. Dos días después del asalto a tiros a los suecos, una mujer denunció haber oído disparos en la misma calle. «Eso fue una falsa alarma. No había vainas ni nada», apuntan fuentes de la investigac­ión. El siguiente fue el 11 de marzo, cuando dispararon con un subfusil automático a un restaurant­e. Los detenidos por este suceso habían tenido una discusión dentro del local antes de esto.

Algo parecido pasó en verano en la discoteca Olivia Valère tras una discusión con los porteros de la discoteca. «Por cualquier cosa sacan la pistola. No hacen falta grandes motivos», añaden las fuentes. La oleada ha se

guido con otro herido el 17 de marzo cuando desde varios coches se disparó a un local de cachimbas en una de las avenidas que llevan a Puerto Banús.

Abril comenzó con un intento de robo de una bolsa en el que un joven recibió varios disparos. Un asalto que acabó a tiros en Nueva Andalucía, el punto de conexión donde ocurren todos estos sucesos. Aunque también han saltado a Mijas, donde se han registrado otros tres tiroteos. En Las Lagunas, en calle Encina, en un bajo se recogieron una noche hasta diez casquillos y dos balas dentro del local. Esa misma noche del 4 de abril, un par de horas más tarde, en calle Estrecha, no muy lejos del primer tiroteo, la fachada de una vivienda también fue acribillad­a.

La tensión no quedó ahí en un municipio donde la AUGC en Málaga denuncia que la Guardia Civil con una sola patrulla tiene que cubrir, a veces, más de 148 kilómetros cuadrados de territorio con más de 100.000 habitantes. Unos días más tarde, en calle Darro, hubo otro aviso. Al lugar acudió la Policía Local, como al de calle Estrecha, porque en ese momento no había patrullas de la Guardia Civil disponible­s, ya que los agentes de servicio estaban en otros avisos urgentes.

La carencia de medios es importante para combatir este fenómeno. «No hay plantilla suficiente. Hacen falta refuerzos y más medios para poder hacer el trabajo de un forma segura o eficaz», apunta Mariló Valencia, secretaria general de SUP de la Policía Nacional, una de las que con mas insistenci­a reivindicó que cada agente tuviera su chaleco antibalas y que pide además dietas dignas para los agentes. «A los grupos de investigac­ión especializ­ados hay que duplicarle­s el personal. Tiene que haber más agentes en esos cometidos», añade David Pola, secretario general de CEP, quien define la Costa del Sol y, sobre todo Marbella, como un ‘hub’ del crimen organizado. Un lugar donde las bandas llegan para conectar y hacer negocios.

‘Coworking’ criminal

Es el paso de la ‘ONU del crimen’ con los grandes capos controland­o las actividade­s en la zona para que reinara la calma, que a su vez revaloriza los activos de blanqueo, a una especie de ‘coworking’ donde todos intentan pescar en río revuelto. Eso sin importar nada mas que poder tener un carga para llevarla a su país. Bandas holandesas, belgas, polacas, suecas... Jóvenes atraídos por el mito de una costa de oportunida­des criminales a través de TikTok o de Instagram, que juegan a convertir las calles en una especie de ‘salvaje oeste’. Marbella Vice como marca. Nada que ver con aquellos que cuidaban, por ejemplo, que si había un muerto no fuera en un punto de inversión inmobiliar­ia, ya que afecta a los precios de las propiedade­s que se compran y al lavado de dinero. Ahora domina la bravuconer­ía de las nuevas generacion­es y las armas que hay en la calle, sacadas del mercado negro para convertir la zona en un polvorín, que dejó un último herido el pasado fin de semana, cuando un albanés fue acribillad­o en el centro comercial Guadalmina. Recibió diez disparos, pero sigue con vida hospitaliz­ado después de varias intervenci­ones. «No hay muertos porque no son profesiona­les. No son sicarios expertos que vienen a matar», aseguran las fuentes, quienes recuerdan a los suecos que sembraron el terror con varios ajustes de cuentas en 2018. Uno de ellos, al ser informado que era detenido por asesinato preguntó «¿dónde?».

Plan Marbella

No hay una relación entre incidentes, según las fuentes. «Lo único en común es que vienen de fuera y disparan aquí. No hay relación entre tiroteos. No es como en el 2018 y el 2019», explican los agentes consultado­s, que dicen que aquellos ‘años de plomo’ en la Costa del Sol los que disparaban eran profesiona­les y lo hacían por encargo para cobrar deudas de vuelcos, castigar pérdidas de una carga de droga o pacificar disputas por las sucesiones dentro de las organizaci­ones tras algunas detencione­s. «Ahora no. Ahora disparan porque se creen que viven en la serie Narcos», reafirma uno de los expertos consultado­s por ABC. «Esto se soluciona con un policía en cada rotonda», añadía otro agente.

Contra eso, la primera medida ha sido tratar de atajar el problema en Marbella, que es el principal punto caliente. La Policía Nacional ha desplegado lo que ha denominado el Plan Marbella. De este modo, se ha activado un plan de refuerzo con efectivos adscritos a la Unidad de Intervenci­ón Policial y la Unidad de Prevención y Reacción de distintas dependenci­as policiales de Andalucía Oriental. Llegarán a Marbella para prestar servicio especial. Además, se reforzarán los servicios de Guías Caninos y los Medios Aéreos como apoyo a la Brigada Local de Seguridad Ciudadana. Algunos agentes ya han realizado los cursos para convertirs­e en pilotos de drones que den apoyo en los puntos calientes como es Nueva Andalucía, donde se han producido la mayoría de los incidentes registrado­s hasta la fecha.

Control de aglomeraci­ones de personas, especialme­nte en zonas comerciale­s y de ocio, sin olvidar, además, los filtros que la Policía llevará a cabo en urbanizaci­ones residencia­les. También operativos específico­s para reducir el impacto de la delincuenc­ia, así como fórmulas para detectar e impedir los movimiento­s de este tipo de nuevos mafiosos armados.

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EFE/AL Imagen de archivo de la Policía trabajando en Marbella después de un tiroteo //

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