La Fundación Thyssen hace un canto a la paz con su tercera exposición en el C3A
▶La cita reúne a medio centenar de autores internacionales que reflexionan sobre la violencia y las consecuencias en el medio ambiente
LA nueva exposición de la Fundación TBA21 en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) se titula ‘Ecolegías de la paz’, pero, ¿qué es la paz? La pregunta se la hizo ayer en la inauguración Daniela Zyman, comisaria de la tercera de las muestras que la institución de Francesca Thyssen-Bornemisza hace en el edificio de los hexágonos de Córdoba.
No puede ser tan simple como la ausencia de guerra, entendida como el enfrentamiento armado entre dos ejércitos o facciones. Hay cosas que no son guerra, pero tampoco se pueden considerar paz, porque hay ocupaciones, estados de emergencia y sitio, bloqueos y crisis humanitaria. «La paz debe estar en una escala diferente», dijo.
Sus palabras son el contexto para entender la muestra, que tiene más de cincuenta obras de grandes artistas internacionales en busca del concepto de ‘paz justa’ y de desvincular la paz de la guerra. Como pasa en todas las muestras de TBA21, no existen la convencionalidad ni lo previsible.
Hay una parte de la exposición que habla de la guerra, pero entendida en la repercusión que tiene en la población civil. Es lo que busca Fiona Banner con los aviones que están suspendidos sobre el espectador, y que parecen evocar un bombardeo.
Globalización
Cristina Lucas toma los callejeros de varias ciudades que los han sufrido y realiza un monotipo textil bordado a máquina que quiere resumir también cómo lo que hacen los aviones sobre las ciudades tienen un gran impacto en quienes ni siquiera participan directamente del conflicto.
La misma autora española presentará en el exterior tres lonas sobre los bombardeos de la Guerra Civil, la invasión de Ucrania y el conflicto de Gaza, además de esculturas asociadas a la globalización y al comercio actual. La muestra es fruto de la colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba. Lawrence Abu Hamdan propone ‘400.000 millones de dólares al año’, y es una reflexión sobre el conflicto entre Israel y Líbano, su país, mientras que Ryan Gander sorprende con su reflexión sobre el AK-47.
Pero la paz es algo más que la ausencia de guerra, insistió Daniela Zyman, que se fue al quinto mandamiento, ‘no matarás’, para preguntarse dónde está el límite. «¿Puede llegar más allá de los seres humanos? A lo mejor no podemos separarlo de otros seres vivos no humanos», manifestó.
Es decir, según ella tendría que extenderse a los animales y a un concepto mucho más amplio del medio ambiente. Es algo en lo que insisten todas las exposiciones de la fundación de Francesca Thyssen, y de eso también hablan sus artistas. Por ejemplo, Vivian Suter pinta sobre lienzo, pero sobre lienzo sin bastidor, y lo hace con los colores de la tierra de Centroamérica devastada por huracanes y tormentas tropicales, en algo parecido a la una impresión natural. Cristina Garrido toma fotografías de París para mostrarlas como un pantone.
Fotografía y vídeo
Álvaro Urbano quiere recrear un encuentro imposible entre el mexicano Luis Barra y Federico García Lorca, y lo hace recreando una higuera y las frutas de un granado, siempre en sentido simbólico. Lucas Arruda mezcla paisajes de tono impresionista.
La fotografía en que se muestra el medio ambiente y se reflexiona sobre los efectos de la acción del hombre tiene una gran peso en la exposición, pero sorprenderá al espectador la propuesta de Candice Beitz, titulada ‘Legend’ y dedicada a Bob Marley. Tiene 30 pantallas y a lo largo de todo su metraje se alternan en cada uno de los monitores personas distintas que cantan canciones del autor jamaicano. Para Daniela Zyman, nadie mejor que Bob Marley podía encarnar el canto a la paz. Suzanne Treister propone un ‘proyecto de tierras raras’ con un mandala en que recrea un mapa medieval.
La coleccionista Francesca Thyssen, promotora de la fundación que expone en el C3A, recordó cómo su generación nació justo después de la II Guerra Mundial y dieron la paz por hecha, y ahora, cuando se multiplican los conflictos en el mundo, la muestra se alza como un himno por la paz mundial.
Con la voz quebrada por la emoción y sin poder evitar las lágrimas, mostró su voluntad de «no aceptar» lo que ahora sucede en el mundo con los brazos cruzados y de trabajar con el mensaje de los artistas cuyas obras forman parte de la muestra, que une la necesidad de evitar la violencia con la protección del medio ambiente.