ABC (Córdoba)

La parroquia de las Margaritas, sustento social y espiritual

Han transcurri­do 75 años desde que se construyó la iglesia en tiempos del obispo Fray Albino para prestar su servicio a los habitantes de tres poblados barrios, las Moreras, las Margaritas y la colonia de la Paz

- JULIA GARCÍA HIGUERAS CÓRDOBA

TE necesitamo­s en la parroquia de las Margaritas». Quien recibió ese encargo hace 24 años fue el sacerdote Antonio Caballero, actual párroco. Se lo decía el entonces obispo de Córdoba, Javier Martínez, que pensaba en él para estar junto al carismátic­o párroco Moisés Delgado cuando se marchaban los cuatro Misioneros del Espíritu Santo, en una época pujante.

Antonio Caballero ha estado a pie de barrio en este último cuarto de siglo que puede ayudar para comprender el gran puzzle de la historia de los 75 años del templo. Es natural de Villanueva del Duque, lleva toda la vida en Córdoba y confiesa que «al final tengo que dar gracias a Dios por venir aquí». De sus comienzos realza que «fue todo positivo y entonces y sigue siéndolo es una parroquia acogedora, con espíritu de Evangelio, de cercanía. Es como una gran familia, con espíritu de comunidad, sencilla, pero rica en valores como el servicio, la acogida. Una iglesia samaritana abierta a los hermanos a los que acompañamo­s en estos barrios de Córdoba».

Gran feligresía

Y dice gran familia porque su feligresía, de las más grandes de Córdoba,abarca a unas 17.000 personas de tres barrios (las Moreras, el más numeroso; las Margaritas y la barriada de la Paz), aunque los que se sienten parte activa son muchos menos. En este punto recuerda que ha habido tres turnos de primeras comuniones y confirmaci­ones de jóvenes y adultos. El grueso de feligreses tiene una edad media alta y también hay matrimonio­s que van con sus hijos.

Una época de gran pujanza se vivió en el pasado con don Moisés. Tuvo un proyecto pastoral y, lo que era poco frecuente, un consejo parroquial de pastoral y consejo de economía. Con el sistema integral de nueva evangeliza­ción había 20 pequeñas comunidade­s, de las que todavía quedan algunas. ¿Y qué se hacía y se sigue haciendo en ellas? Responde Antonio Caballero que se reúnen, hacen oración, comparten su vida y el Evangelio del domingo suelen leerlo y reflexiona­rlo. El nombre de la iglesia se puso en honor de Santa Margarita María Alacoque y de Santa Margarita, en un lugar con muchas huertas. Así lo propuso el obispo Fray Albino González.

Fue la primera parroquia que se construyó en Córdoba tras la Guerra Civil, en la carretera de Trassierra. El arquitecto que creó los planos del templo se sirvió del mismo modelo para la construcci­ón de otras parroquias de Córdoba, según especifica la Diócesis en la reseña sobre esta iglesia. Y cita como ‘hermanas suyas’ la de Cristo Rey, en El Tablero; Jesús Divino Obrero, en el Cerro; y San Vicente Ferrer, en el barrio de Cañero. En la década de los 60 el entonces obispo, Manuel

Fernández-Conde, consagró el altar del templo. El crecimient­o de la población motivó que por el entorno se terminaran de levantar también las parroquias de San Fernando, Nuestra Señora de la Consolació­n y Nuestra Señora de la Esperanza para dar atención a tal cantidad de vecinos, muy heterogéne­os tanto en edades como en el nivel socioeconó­mico.

La efemérides ha tenido su eco en el presente, con la asistencia del obispo, Demetrio Fernández, el 9 de marzo para celebrar allí la misa del 75 aniversari­o. Y también dos mesas redondas con nombres muy significat­ivos en la vida del templo, que registraro­n una alta participac­ión. Se echó la vista atrás al 19 de marzo de 1949, día de San José, la primera fecha crucial, la de la apertura de la misión de Jesús en los tres barrios humildes de las Margaritas, las Moreras y la colonia de la Paz.

En el pasado el templo estuvo presidido por un retablo que contenía dos cuadros del pintor cordobés Antonio del Castillo. Después se sustituyó por la imagen policromad­a de un Cristo obra del imaginero cordobés Miguel Arjona, que es el que continúa presidiend­o el altar mayor y lo bautizaron

en su día como el Cristo de la Esperanza. El primer párroco fue Ángel Gómez, y después le sucedieron más, pero el actual no lo duda: la tónica general fue siempre la de «sacerdotes preparados y muy integrados en el barrio». Antonio Caballero, que lleva ejerciendo el sacerdocio desde hace 44 años y ahora tiene 73 años de edad, asegura que la de las Margaritas siempre ha sido una iglesia «de puertas abiertas», y en todo este tiempo se ha topado con muchas personas serviciale­s.

En la actualidad son varias realidades activas las que actúan: está la labor de Cáritas (que atiende a 70 familias, con la labor supervisad­a por un trabajador social). Se centran, ante todo, en la situación real de la familia y su acompañami­ento: les ayudan a comprarse unas gafas (en una óptica con un buen precio), a comprar un frigorífic­o, a arreglarse la boca. «Procuramos descubrir las carencias. Muchas veces tiene algo y detrás hay otra cosa: a una muchacha con veintitant­os años que no tiene buena dentadura en una entrevista de trabajo no la cogen y, sobre todo, cuando dice que vive en las Moreras; es así», ilustra el párroco. Cada caso se estudia de modo personaliz­ado. Y también tienen las catequesis tanto de niños como de jóve

El párroco cree que «sigue siendo una gran familia, una iglesia samaritana abierta a los hermanos que acompañamo­s»

nes, y dispone de un centenar de voluntario­s, de un grupo de liturgia y dos comunidade­s de religiosas.

El consejo pastoral reúne a un representa­nte de cada grupo con el párroco para programar, evaluar y «sacar adelante entre todos la parroquia. Desde hace unos años se habla de Iglesia Sinodal: caminar juntos, no es solamente el cura». Reconoce Caballero que muchos de sus colaborado­res son «para mí un ejemplo, un impulso y un acicate». Y en el lado de los sinsabores, que también los hay, reconoce que hay personas que «me han dado malos ratos» a veces.

Fuera del templo, desde el año 1999, a raíz del cincuenten­ario, funciona una sala de lectura en las Moreras, en un bajo cedido por la Agencia de Vivienda de la Junta de Andalucía, para incentivar la cultura por las tardes y una veintena de niños van a hacer las tareas. Tienen ordenadore­s, juegan,

hacen algunas excursione­s también. Y junto al templo sigue en pie el centro de promoción de la mujer (con propuestas que inciden en la formación, la alfabetiza­ción). Hacen teatro y talleres que redundan en el bienestar físico y psíquico de las mujeres, como Pilates. Este año acuden 70, la mayoría de Moreras. Explica que el problema de fondo es la falta de formación básica, ése es uno de los graves problemas de esta zona. Quien llega a la Universida­d, que los hay, no tiene problema, pero los que dejan el colegio «son carne de cañón», se lamenta, y precisan de una «base para defenderse en la vida». En otra etapa reciente contó con Pastoral penitencia­ria (que

acompañó a personas del barrio privadas de libertad), si bien entre sus feligreses conocen a familiares de personas que están en prisión y están al tanto de su realidad.

Otro campo de batalla que se atendió a lo largo de su historia fue la lacra de la droga, pues en el seno de la parroquia surgió Appadys, una asociación de prevención y ayuda a la drogadicci­ón, pero ya desapareci­ó. En la actualidad la parroquia colabora con el grupo que se ha creado en las Margaritas, Barrios Ignorados, una asociación de vecinos para preocupars­e de la formación, el trabajo, la educación de los niños y el absentismo.

Misión popular

Para llegar a todos y cada uno de sus feligreses, hace ocho años emprendier­on una misión popular con los Claretiano­s: visitaron cada casa, que son miles, y tuvieron reuniones en muchas de ellas. Eran las ‘asambleas de casas’.

Entre los hitos del pasado hay que mencionar, durante los primeros años, el colegio del Patronato San Alberto Magno, el dispensari­o, el cine parroquial, los clubes de jóvenes, un grupo artístico, la Asociación Cultural Margaritas, que tanto dinamismo sembraron en la zona. En tiempos del sacerdote Teodoro Sánchez Salto se imprimió mucha actividad.

Entre los años 1985 y 2000 la parroquia estuvo atendida por los Misioneros del Espíritu Santo. Ellos, junto con don Moisés evangeliza­ron en la zona con un proyecto pastoral integral, que abarcó «todas las facetas de la persona e intentando dar respuesta a los retos de nuestros barrios». Fue algo pionero y la parroquia tuvo «un momento florecient­e».

Como le sucede a las personas, estos muros sagrados han ido contando cumpleaños. Antes que el de 2024, en 1999 celebró el medio siglo de existencia con actividade­s religiosas y festivas: un triduo, una misa flamenca y la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores se alternó con charlas, actividade­s infantiles y el Día de la Solidarida­d, con un desayuno molinero, una novillada benéfica y pase de enganches y modelos de los modistos Victorio y Lucchino.

La sala de lectura en Moreras y el centro de la mujer junto al templo surgieron en 1999 y aún siguen funcionand­o

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// PARROQUIA Monseñor Fernández-Conde consagra el altar del templo, en los 60
 ?? ?? El párroco actual, Antonio Caballero,
El párroco actual, Antonio Caballero,
 ?? // ARCHIVO DE LA PARROQUIA ?? Aspecto de la calle y el templo, en 1952
// ARCHIVO DE LA PARROQUIA Aspecto de la calle y el templo, en 1952
 ?? // ÁNGEL RODRÍGUEZ ?? en los bancos de la iglesia
// ÁNGEL RODRÍGUEZ en los bancos de la iglesia
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El primer párroco, Ángel Gómez

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