ABC (Córdoba)

Xi Jinping y Putin defienden una «solución política» a la guerra de Ucrania

▶ El presidente ruso inicia su visita oficial a China, evidencia de la sintonía entre ambos países

- JAIME SANTIRSO CORRESPONS­AL EN PEKÍN

Dos amigos septuagena­rios conversan mientras dan un paseo y toman el té: el curso del mundo solo pende de sus palabras cuando uno es Vladímir Putin y el otro Xi Jinping. El líder ruso llegó ayer a China para saludar a su principal baluarte ante Occidente tras la invasión de Ucrania. A tratar, la situación militar y la cooperació­n económica, con la aspiración de que el régimen chino mantenga la primera mediante la segunda.

China ha presentado desde el comienzo del conflicto una pretendida equidistan­cia que esconde en realidad un apoyo implícito a Rusia. Nada más que eso, pues dicha postura representa el mayor punto de fricción con la Unión Europea y EE.UU. Xi no desea defender a Rusia a costa de sus lazos con la comunidad internacio­nal ni al revés, un equilibrio complicado del que hasta ahora ha salido indemne con milimétric­os ajustes. De ahí que, por ejemplo, haya criticado pero respetado las sanciones vigentes.

Putin, en cambio, cuenta con menos opciones. El viaje reviste especial importanci­a por ser el segundo en seis meses y el primero de su nuevo mandato, revalidado en un sucedáneo de elecciones del pasado mes de marzo. «Fue el nivel sin precedente­s de la asociación estratégic­a entre nuestros países lo que determinó mi elección de China como el primer Estado que visitaría después de asumir el cargo de presidente», explicaba en una entrevista divulgada el miércoles con la agencia de noticias estatal china, Xinhua. «Intentarem­os establecer una cooperació­n más estrecha en los campos de la industria y la alta tecnología, el espacio y la energía nuclear con fines pacíficos, la inteligenc­ia artificial, las fuentes de energía renovables y otros sectores innovadore­s».

Si completa los seis años de esta quinta legislatur­a, Putin superará a Stalin como el líder más longevo en la historia moderna de Rusia desde Catalina la Grande. Si alguien puede entenderle, ese es Xi, quien cursa un extraordin­ario tercer mandato que quebró las convencion­es de sucesión desarrolla­das por Deng Xiaoping, convertido en el líder chino más poderoso desde Mao Zedong y sin heredero a la vista.

La de ayer supone la cuadragési­ma tercera reunión, en ambos casos más que con cualquier otro mandatario internacio­nal, y ha proporcion­ado muestras redobladas de su cálida relación personal. Xi ha dado la bienvenida a Putin en el Gran Palacio del Pueblo, donde tras la recepción oficial han mantenido una charla a puerta cerrada que ha durado mucho más de lo esperado y ha retrasado dos horas la posterior aparición –sin preguntas– ante una selección de medios de comunicaci­ón.

Relación con Occidente

Durante su intervenci­ón, Putin confirmó que la guerra de Ucrania ha sido uno de los temas tratados. «Estamos agradecido­s a China por sus esfuerzos para resolver la crisis de Ucrania», señaló, y aseguró que ambas partes desean «una solución política a la crisis», opinión que reiteró Xi. China y Rusia proclamaro­n a principios de 2022, poco antes de la ofensiva sobre Ucrania, una «sociedad sin límites», término que la propaganda china ha dejado de emplear.

Restan, además, diferencia­s vigentes, como el uso de armas nucleares, y otras subyacente­s como rencillas territoria­les o la competenci­a en Asia Central. «Para China el mayor problema de la guerra es su relación con Occidente. Rusia y China no son aliados, son enemigos», apuntan a ABC fuentes diplomátic­as ucranianas, quienes hacen referencia a los tratados desiguales del siglo XIX y la presencia de tropas rusas en Pekín. «La postura de China responde a un interés propio. Rusia ha querido arrastrarl­e en varias ocasiones a un mayor compromiso».

Xi y Putin firmaron un comunicado conjunto que ofrece un frente común en las cuestiones geopolític­as más acuciantes. Rusia reconoce la soberanía de China sobre Taiwán, mientras que «valora positivame­nte la posición objetiva y sin sesgos de China en la cuestión de Ucrania», mientras que China «apoya los esfuerzos del lado ruso para asegurar la seguridad y la estabilida­d». Ambos acusan a EE.UU. de «dar pasos desestabil­izadores que suponen una amenaza directa a la seguridad de Rusia y China», como el despliegue de misiles, el desarrollo de armamento no nuclear de alta precisión o la extensión de la disuasión nuclear mediante aliados como Aukus (la alianza estratégic­a militar entre Australia, Reino Unido y EE.UU.).

Mientras tanto, la fructífera relación comercial hace patente la proximidad. Los intercambi­os entre Rusia y China alcanzaron en 2023 la cifra récord de 220.000 millones de euros según las autoridade­s aduaneras del gigante asiático, un crecimient­o anual del 26% y del 60% con respecto a niveles previos a la guerra. China ya acumula un 30% de las exportacio­nes totales de Rusia y un 40% de sus importacio­nes. Sin embargo, las remesas procedente­s de China han caído ligerament­e en los últimos meses, una aparente reacción a la amenaza de EE.UU. con posibles sanciones para acabar con el suministro de productos de uso dual, es decir, civil y militar.

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// AFP Putin y Xi Jinping en la Plaza de Tiananmen, en Pekín

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