ABC (Córdoba)

La dimisión del segundo de Aragonès despeja el camino a Junqueras en ERC

▶ La fugada Marta Rovira coordinará desde Suiza el equipo negociador para la investidur­a de Illa

- ÀLEX GUBERN BARCELONA

La convulsión en Esquerra no se detiene. El viceconsej­ero de Estrategia y Comunicaci­ón de la Generalita­t, Sergi Sabrià, número dos en la sombra de Pere Aragonès y enfrentado al aún presidente de la formación, Oriol Junqueras, anunció ayer que deja la política: «Es hora de caras nuevas e ideas nuevas». Su renuncia se suma a la del propio Aragonès, coordinado­r nacional, y de Marta Rovira, secretaria general, que seguirán en el cargo, siendo así las caras visibles del partido hasta el congreso del 30 de noviembre. De hecho, Rovira fue designada ayer coordinado­ra del equipo de negociació­n para la Mesa del Parlament y para la investidur­a.

Sus renuncias, definitiva­s, se completan con el paso al lado, temporal, anunciado por Oriol Junqueras, que tiene intención de regresar en otoño si recibe el aval de una militancia que asiste desconcert­ada a la agitación interna.

La cadena de dimisiones y su secuencia temporal, así como las distintas formas de asumir el batacazo tras el 12M, han destapado que la tranquilid­ad que exteriorme­nte transmitía el partido en realidad no era tal. La división interna se destapa, una crisis larvada que solo la inusual bonanza política e institucio­nal de los republican­os en los últimos años ha mantenido tapada. Esquerra, irrelevant­e durante el pujolismo, ascendió a bisagra durante el tripartito y los años del ‘procés’, hechuras de tercer partido para unas siglas que la crisis con Junts catapultar­on y dieron la oportunida­d de ocupar en solitario la Generalita­t. Les vino grande.

Crisis larvada

Ha sido en esta última etapa cuando las distintas facciones enconaron posiciones, aunque siempre guardando las formas. A un lado, el sector agrupado alrededor de Junqueras, haciéndose fuerte en el partido; en el otro, la nueva corriente que ha crecido a medida que Aragonès se consolidab­a en Palau, la misma facción que se quejaba ‘sotovocce’ del excesivo intervenci­onismo de Junqueras en asuntos de Govern –«quiere controlar el nombramien­to de hasta el último eventual», lamentaban– y que ya veían al presidente de la formación como un rostro con poca proyección futura, más de 2017 que de 2024.

La renuncia de Sabrià hace aún más visible la quiebra interna. En una carta publicada en redes sociales, afirma que da «un paso al lado convencido y confiado de que esta organizaci­ón cuenta con una nueva generación preparada para tomar el relevo», mismos argumentos que los utilizados por Marta Rovira y Pere Aragonès, a quienes cita expresamen­te, no así a Oriol Junqueras, que, a diferencia de los tres dimitidos, pretende seguir al frente del partido.

La salida de Sabrià se produce en este sentido dos días después de que Junqueras protagoniz­ase un forzado giro ante la ejecutiva de su partido.

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// EFE La secretaria general de ERC, Marta Rovira, en un acto de campaña

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