El Vaticano dictaminará la veracidad de las apariciones para evitar fraudes de videntes
▶La Santa Sede quita la potestad a los obispos y elimina la necesidad de investigar la sobrenaturalidad del hecho, solo si va contra la doctrina
Hasta ahora, los obispos debían seguir un largo y complejo proceso para comprobar supuestas apariciones de la Virgen y fenómenos sobrenaturales. Esto favorecía a charlatanes e impostores, supuestos destinatarios de mensajes del Cielo, que se aprovechaban de la buena fe de creyentes para cometer auténticos fraudes. Para impedirlo, el Vaticano ha dictado nuevas normas.
El autor del nuevo reglamento, el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, explicó que la principal novedad es que los obispos no deberán comprobar «la sobrenaturalidad (de una aparición)», sino evaluar si presenta «problemas doctrinales o morales y si contribuye al bien de los católicos». «Sólo excepcionalmente, un Papa podrá solicitar a este dicasterio que investigue si procede directamente de Dios, pero no será lo habitual», añadió ayer durante la presentación del texto en el Vaticano.
En la práctica, el cambio consentirá a los obispos pronunciarse sobre estatuas de santos que empiezan a llorar, locuciones, visiones o incluso apariciones, antes de que sea demasiado tarde, pues sólo tendrán que establecer si «hasta ese momento se han detectado en esos fenómenos aspectos especialmente problemáticos o peligrosos». Eso evitará «grandes expectativas, ansiedades e incluso presiones al respecto» por parte de videntes y devotos.
Hasta ahora, cuando un obispo tenía que juzgar una aparición de la Virgen o de un santo debía decidir si «consta la sobrenaturalidad», «no consta la sobrenaturalidad» o «consta la no sobrenaturalidad» de esas apariciones.
A partir de ahora, el Vaticano les propone seis conclusiones. La más favorable es ‘Nihil obstat’, que significa que no ha encontrado pegas doctrinales o morales en el fenómeno; y la menos, la ‘Declaratio de non supernaturalitate’, cuando hay elementos objetivos que demuestran que es falso, pues el «presunto vidente confiesa que ha mentido», o «testigos creíbles aportan elementos que permiten descubrir la falsedad del fenómeno, la intención errónea o la mitomanía».
Entre ambos extremos, en función de la seriedad de los problemas, puede optar por un «Se debe tener en cuenta», que significa que «reconoce importantes signos positivos, pero también algunos elementos de confusión o posibles riesgos». Es el caso de videntes que reciben mensajes que precisan una clarificación doctrinal.
La tercera opción más aperturista es ‘Curatur’, cuando constata «una amplia difusión del fenómeno y presencia de frutos espirituales», pero «detecta varios o significativos elementos problemáticos» . Por eso, aunque evita prohibirlo para no «inquietar al Pueblo de Dios», invita a «no alentar este fenómeno».
La cuarta conclusión posible es poner el fenómeno ‘Sub mandato’, o sea, nombrar un representante que «intervenga directamente» para resolver las dificultades y salvar los elementos positivos. Sucede cuando alguien «busca sacar beneficio económico indebido a un fenómeno religioso positivo, desarrollando una actividad pastoral paralela sin aceptar las indicaciones del obispo».
El obispo puede también decidir «prohibir y obstruir» fenómenos que presentan «algunos elementos positivos, pero que acarrean problemas y riesgos que parecen graves». En todos los casos, la sentencia tendrá que ser refrendada por el Vaticano y podrá ser matizada a medida que se desarrollan los eventos místicos.
Al Vaticano le inquieta que, si un obispo reconoce oficialmente una aparición, algunos católicos piensen que están obligados a creer en ella. La religiosa Daniela del Gaudio, que preside el Observatorio Internacional de Apariciones Marianas y Fenómenos Místicos subrayó que el nuevo reglamento deja aún más claro que se trata de «revelaciones privadas, y no hay obligación de creerlas». Esta perspectiva evita también que los videntes «sean considerados santos sin ser canonizados». «Hay que recordar que son personas libres y débiles como todos y que pueden meter la pata», subrayó el cardenal.
Como efecto colateral, el cardenal Fernández confirmó que «con estas normas será más fácil llegar a una conclusión prudencial sobre Medjugorje, aunque ya veremos». Se refiere a las supuestas apariciones que comenzaron en 1981 en Bosnia y Herzegovina, y que teóricamente siguen produciéndose y atrayendo a millones de peregrinos, a pesar de que la Iglesia católica no las ha aprobado.
Refiriéndose a Medjugorje, avisó que un fenómeno puede ser considerado no peligroso en el origen y plantear problemas en su posterior desarrollo». Apuntó que, si se responde con un ‘Nihil obstat’, «al mismo tiempo se deberá aclarar que algunos detalles no deben tomarse en serio, porque si no recuerdo mal, creo que la Virgen allí también dio unas supuestas órdenes poniendo la hora, el lugar, lo que tenía que hacer el obispo».
Víctor M. Fernández: «Con estas normas será más fácil llegar a una conclusión prudencial sobre Medjugorje, ya veremos»