ABC (Córdoba)

Todo al rojo

Si Oti dice que una película de Cannes es aberrante y vomitiva, cuento los días para que se estrene

- ROSA BELMONTE

HAY mucha sangre en ‘The Substance’, la última película de Demi Moore. A la directora francesa Coralie Fargeat le gusta el líquido elemento rojo. A Oti le parece una chorrada inmensa que compite por ser «la película más aberrante (o aberrada) y desagradab­le (o vomitiva)». Además, escribe: «Hay procesos, cambios y cosas que uno no tiene por qué ver si no es aficionado al cine gore o al sexualment­e guarrillo». También hay sangre, quizá menos, en ‘La mesita del comedor’ (2022), película española de Caye Casas que hemos podido ver por la recomendac­ión de Stephen King y porque Filmin, gracias a King, la ha incluido de manera rauda en su catálogo. La crítica de Oti desde Cannes a ‘The Substance’ me invita a verla. Lo de aberrante y vomitiva me llama, qué quieren. Tanto como una recomendac­ión de Stephen King, Claro, que también le gustaba ‘La casa de papel’. De Oti me fío más.

Rina Ginehart, la persona más rica del país, ha pedido que retiren su retrato de una exposición en la Galería Nacional de Australia. Los retratos, de varias personas relevantes, son horrorosos. La Reina de Inglaterra tiene cara y expresión de perro rabioso. Ginehart también está espantosa. Es como si la hubiera pintado un imitador zote de Lucien Freud. A Ginehart el artista, Vincent Namatjira, le ha puesto diez kilos más de papada. Namatjira espera que el público reflexione sobre sus intencione­s. ¿Joder?

Legendaria es la historia del retrato que Graham Sutherland hizo a Winston Churchill por su 80 cumpleaños (la historia se recordó en ‘The Crown’). Hemos visto el retrato porque hay una foto del día y porque se conservaro­n estudios y preparacio­nes. Pero el retrato desapareci­ó en la casa campestre de los Churchill. Cuando fue descubiert­o en Westminste­r Hall (el acto lo grababa la BBC) el disgusto del homenajead­o era evidente. Habló: «El retrato es un notable ejemplo de arte moderno». Hubo un silencio y luego un estruendo de risas. Churchill creía que parecía que estuviera «teniendo una deposición complicada». En 1977, tras la muerte de Clementine Churchill, el Parlamento reclamó el cuadro. Ya no existía.

Hemos vuelto a esa historia hace unos días con el retrato que a Carlos de Inglaterra le ha hecho Jonathan Leo. El Rey descubrió el cuadro y, estupefact­o, pidió al artista que se lo explicara. Tampoco es que supiera. Por lo visto, su rostro de preocupaci­ón tiene que ver con el cambio climático. El resto es sangre o algo así. Carlos de Inglaterra es como Sissy Spacek en ‘Carrie’. Este retrato también es atroz, pero comparado con el del australian­o, es Tiziano retratando a Carlos V en Mühlberg.

Aguilar y Cabrerizo rescatan en su biografía de María Dolores Pradera propósitos que le pidieron en la revista ‘Primer Plano’ a finales de los 50. El octavo era «Verme en el cine una vez al año, por lo menos, para saber cómo no soy».

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