La caída de Simeone
▶El argentino no consigue terminar en el podio de la Liga por primera vez desde su llegada al banquillo del Atlético
La debacle del Atlético de Madrid ante Osasuna finiquitó las aspiraciones de los rojiblancos de aspirar a la tercera posición en la Liga, inalcanzable ya el Girona, que sí cumplió su parte, a falta de la intrascendente jornada final del próximo sábado. No es un hecho anecdótico, porque se trata de la primera vez que los colchoneros se quedan fuera del podio liguero en toda la era Simeone. Será, por tanto, la peor posición del Atlético desde que el argentino se hizo cargo del equipo y lo dirigió una temporada completa, la 2012-13.
Desde entonces, los rojiblancos han levantado el título en dos ocasiones (2013-14 y 2020-21), han salido subcampeones en otras dos (2017-18 y 2018-19) y han sido terceros en el resto, siete ocasiones en total. Esta vez será distinto. El Atlético salvó la Champions, pero fue incapaz de acercarse al rendimiento de los dos equipos con los que había compartido ese podio de forma ininterrumpida en los últimos doce años. El Real Madrid, campeón de Liga, aparece a 21 puntos de distancia a falta de esa última jornada, la diferencia más grande en diez años.
La cuarta plaza supone un pequeño varapalo económico, cifrado en unos 7 millones de euros. Pero no es la mayor preocupación de la grada, bastante más molesta con la imagen indolente mostrada en el último partido del curso en el Metropolitano. Hace tiempo que los objetivos del club, a los que siempre se adhiere Simeone, no van parejos al sentir del grueso de los aficionados, irritados con el conformismo al hacer los balances.
«Siempre hay una primera vez», dijo el domingo Simeone cuando le preguntaron por esa cuarta plaza que, a su modo tan particular, intentó justificar. «Siempre quiero lo mejor. Sería malo estar acá y querer salir cuarto, tercero, segundo... Entiendo el lugar que tenemos en la Liga española. Todos queremos salir campeón, pero no es fácil, claro que no es fácil. Competimos contra monstruos. Ahora, a seguir trabajando, cada uno desde su lugar y esperando que todos podamos hacer lo mejor para el colectivo. Eso nos ha permitido estar doce años seguidos en Champions».
No hay análisis posible que no señale como responsable de esa cuarta plaza al pobre rendimiento de los colchoneros a domicilio. Es la primera vez que Simeone llega a diez derrotas ligueras en un curso, y ocho de ellas se han producido fuera de casa. De hecho, de no ser por la solidez del equipo en el Metropolitano, cuestionada ahora después de la goleada ante Osasuna, el resultado global podría haber sido muchísimo peor. En la clasificación a domicilio el Atlético es sexto, por detrás también de la Real Sociedad y el Villarreal. En cambio, solo el Real Madrid ha conseguido una mayor productividad como local. «Sabemos que fuera de casa tenemos que mejorar, no hemos estado a la altura y no hay que esconderse», decía Koke, el capitán, tras la derrota del domingo, un discurso repetido durante toda la temporada, un propósito de enmienda recurrente, pero sin ningún resultado práctico.
De este cuarto puesto también se pueden trazar con facilidad sus coordenadas temporales. El Atlético comenzó la Liga con muy buenas sensaciones. A la victoria en el partido inaugural ante el Granada (3-1) le siguieron un empate sin goles ante el Betis en el Villamarín y la goleada escandalosa (0-7) al Rayo Vallecano. Luego, salvo algún tropezón (derrota ante el Valencia (3-0), siguió en esa línea hasta colocarse líder en las jornadas 10 y 11.
Un lastre muy pesado
A partir de ahí, tanto el juego como los resultados se vuelven irregulares. Al llegar el invierno los colchoneros se desinflan. Al empezar el nuevo año, jornada 19, caen hasta la quinta plaza tras perder en Girona (4-3). Ya solo volverán a ser terceros en una ocasión, después de encadenar dos triunfos ante el Valencia y el Rayo a finales de enero. La inconsistencia fuera de casa pesa como una losa. Luego, la primera derrota en casa, ante el Barcelona, les volvió a sacar de los puestos de Champions, aunque solo por una semana. Entonces ya quedó claro que incluso ese cuarto puesto debería lucharse hasta el final, como así fue.
El bajón a domicilio ha ido parejo a una debilidad defensiva pocas veces vista en los equipos de Simeone. Al récord negativo de las diez derrotas le acompaña otro: 43 goles en contra en 37 jornadas. Lo nunca visto. Nada que ver con, por ejemplo, los 18 goles en total que recibió Oblak en la temporada 2015-16. Aquel año el Atlético fue tercero, sí, pero con 88 puntos, a tres del Barcelona y a dos del Real Madrid. Otros tiempos.
El domingo fue día de despedidas en el Metropolitano. Hubo homenaje al ‘profe’ Ortega, que doce años después deja de ser el preparador físico del equipo, y Savic y Morata se acercaron al fondo sur al final del partido, un gesto que se interpreta también como el de su marcha. No serán los únicos. Alguno hasta celebró que fuera el último partido del Atlético con el escudo actual, confiando en que el regreso del histórico sirva de revulsivo, por encima incluso de los fichajes en los que ya trabajan en los despachos. El primer objetivo es la contratación de un delantero centro, un nueve de garantías que, además, ilusione a la afición. Para ocultar el fiasco, hubo quien se encargó de filtrar dos nombres: Dovbyk y Sorloth.