El Panatinaikos, escollo final del Real Madrid para ganar la Euroliga
Y un año después, el Real Madrid vuelve a llamar a la puerta de la Euroliga, decididos los blancos a sumar su segundo título continental consecutivo y el decimosegundo de su historia, que se dice pronto. Aunque el escenario es el mismo, las sensaciones son muy distintas. En 2023 en Kaunas, Lituania, los madridistas abrazaron el sufrimiento para hacerse indestructibles, batían a sus rivales en lo emocional para luego aporrearles sobre el parqué. Pero lo que Berlín dicta es que el Madrid es ahora imbatible porque su talento es inalcanzable.
Esta campaña, el destino ha arrojado todo tipo de desafíos a los de Chus Mateo, cada uno más difícil que el anterior, como dos partidos en Atenas en una misma semana o el ya legendario duelo de las cuatro prórrogas ante el Efes turco. Pero al final del conflicto, los blancos casi siempre eran los vencedores. Y es por eso que, casi por decisión divina, les espera en la final de hoy una última prueba de fuego salvaje, quizás el único equipo de toda Europa que está a la altura de los españoles en cuanto a historia y talento, el legendario Panathinaikos.
Los del norte de Atenas fueron una pesadilla en los primeros años del siglo XXI, cuando conquistaron cinco de sus seis Euroligas gracias, sobre todo, al liderazgo del chamán Zeljko Obradovic. Pero tras la marcha del técnico serbio en 2012, se perdieron y vieron cómo sus vecinos de El Pireo, el Olympiacos, se convertían poco a poco en el equipo de referencia de Grecia. Una caída en desgracia que duró hasta el pasado verano, en el que su propietario, el excéntrico y polémico Dimitros Giannakopoulos, millonario de la industria farmacéutica griega, decidió revolucionar el mercado de fichajes a base de talonario.
Fueron hasta once las incorporaciones que sellaron los verdes. Algunos nombres ilustres, como Juancho Hernangómez, Mathias Lessort o incluso Kostas Slouskas. Y para dirigir a tanto astro, se firmó al legendario Ergin Ataman, doble campeón el turco con el Efes (2021 y 2022) , enemigo público número uno del resto de equipos de la Euroliga y tan buen estratega como agitador.