BELLIDO Y HOUSE
El candidato del PP ya curó las cuentas municipales. Ahora hay que ver sus recetas para un Ayuntamiento falto de gestión
La elección de José María Bellido como candidato a la Alcaldía del PP estaba más cantada que el triunfo de Amaia de España en OT. Es el mejor cabeza de lista que tenían los populares gracias a su labor como edil de Hacienda (2011/2015) y portavoz municipal de esta formación (puesto que ocupa desde enero de 2016). Pese a su juventud, tiene el Ayuntamiento en la cabeza. Es por ello una rara avis en estos tiempos en los que prolifera la especie del político devorador de argumentarios que, como mucho y con suerte, domina el área que se le asigna.
Bellido fue artífice del saneamiento del Consistorio, sin privatizar ninguna empresa municipal. Tomó un Ayuntamiento que en 2011, según una auditoría interna, iba hacia el «colapso financiero» y lo dejó en 2015 en la senda de una mejoría de sus arcas, por la que hoy transita. Que el Consistorio tenga sus cuentas en orden es fundamental para que pueda ofrecer sus servicios y para que colabore al desarrollo económico de la ciudad. Por ejemplo, el cogobierno PSOE-IU pudo volver a pedir créditos a la banca para inversiones desde 2016 porque el PP devolvió los indicadores económicos de Capitulares al nivel en el que, por norma, podía de nuevo solicitar préstamos. Hace tres años, al PP le dio pereza explicar esto a la ciudadanía —no es fácil— y, por eso y otras cosas, así le fue. Bellido, en su primer acto como candidato, reivindicó su legado como concejal de Hacienda.
Pero necesitará mucho más que recordar esa gran batalla ganada y que presentar proyectos para frenar el deterioro de la marca nacional del PP y tener opciones de ser regidor. En los quince meses que quedan para ir a votar, tendrá que tirarse a la calle para darse a conocer y pelear las papeletas vía a vía, plaza a plaza.
Sabemos que tiene un máster en gestión municipal. Pero... ¿cómo se desenvolverá a pie de acera? Hoy no vale sólo con ser un buen gestor. La política, asustada, intenta conectar con una sociedad que exige a sus dirigentes soluciones, pero también más cercanía y empatía. Este alcaldable deberá demostrar si sabe besar niños o abrazar potenciales votantes —aquí tuvimos a la más grande en ese arte, doña Rosa Aguilar Rivero—. Y deberá enseñarnos qué cintura tiene, cuando vaya a vender una iniciativa de tropecientos mil euros, pero se levante un vecino y le pregunte cómo acabará con las cacas de perro en su barrio. Mi idolatrado doctor House preguntó: «¿Preferiría un médico que le coja la mano mientras se muere o uno que le ignore mientras mejora?».
La ciudadanía ya ha elegido: quieren políticos que les ayuden a sanar sus problemas mientras les toman del brazo. Bellido, que en lo personal es la antítesis del huraño médico televisivo, curó las cuentas municipales. Ahora, hay que ver qué medicinas receta para un Ayuntamiento enfermo, que, falto de gestión, no colabora como debería en mejorar la economía de la capital, y si sabe coger la mano de los cordobeses. Hoy, las dos cosas son muy importantes para ganar comicios.